Final

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Cuando el primer rayo de sol iluminó el bosque, TaeHyung comenzó su caminata hacia el portal. En sus manos sostenía una caja de cristal llena de un brillo dorado, la energía del sol que había capturado especialmente para YoonGi. Era un día de primavera y todo a su alrededor rebosaba vida y color. Los cerezos florecidos llenaban el aire con su fragancia delicada y, en cada rincón del paisaje, mariposas de intensos colores revoloteaban entre las flores que brotaban por todas partes. Los árboles se alzaban orgullosos y verdes, mecidos por una suave brisa que cargaba los aromas frescos y dulces de la estación. A lo lejos, podía escuchar el canto melodioso de los pájaros, como si le acompañaran en su recorrido.

Cada paso que daba lo alejaba un poco más de aquella vibrante atmósfera. A medida que se acercaba al portal, la luz del sol comenzó a desvanecerse, y una penumbra se extendió ante él, como si el día mismo retrocediera. El aire se volvió más denso y el murmullo del bosque fue reemplazado por un inquietante silencio. Era como si la primavera misma dejara de existir a partir de aquel punto, y TaeHyung supo que estaba cada vez más cerca del destino sombrío que lo aguardaba. Pronto, accedió al portal y con un suspiro profundo, cruzó este adentrándose en un mundo que parecía congelado en el tiempo. Frente a él se alzaba el castillo, oscuro y solitario, bajo un cielo nocturno en el que una luna llena brillaba con un resplandor fantasmagórico. Alrededor del castillo, los árboles muertos extendían sus ramas retorcidas hacia el cielo, como manos implorantes. Los graznidos de cuervos resonaban en la distancia, acentuando la atmósfera de inquietud y misterio.

Cada visita al castillo lo recibía con el mismo paisaje, y aunque ya habían pasado más de cuatro siglos, TaeHyung no podía evitar estremecerse al ver esa oscuridad de la que anteriormente hacía parte. Allí, el tiempo parecía estar detenido en una noche eterna. Con una mezcla de melancolía y determinación, TaeHyung se acercó a las enormes puertas de madera tallada que resguardaban el castillo. Se detuvo, observando las marcas que el tiempo había dejado en la madera: grietas profundas y líneas desgastadas que contaban historias antiguas de este refugio solitario.

TaeHyung golpeó suavemente la puerta, dejando que el sonido reverberara en el vacío. Después de unos segundos, recitó el hechizo que siempre usaba para abrirla, susurrando las palabras antiguas que activaban los sellos mágicos. La puerta se abrió lentamente con un crujido profundo y resonante, revelando el interior del castillo.

Una vez dentro, el contraste era aún más evidente. El lugar estaba tan bien conservado como siempre, gracias a los esfuerzos de TaeHyung, iluminado por los candelabros encendidos que colgaban del techo. Con los años, TaeHyung había dedicado tiempo a restaurar el castillo, cuidando de que el lugar que YoonGi habitaba no cayera en ruinas y fuera agradable para que pudiera vivir cómodamente en él. Aunque sabía que aquel era un encierro eterno, no soportaba verlo atrapado en un sitio desolado. Así que había trabajado en cada detalle, embelleciendo las estancias, reemplazando muebles y cortinas, devolviéndole una dignidad elegante al castillo.

Avanzó por el amplio salón y fue entonces cuando notó algo extraño. En el suelo, esparcidos de manera cuidadosa, había pétalos de rosas frescas, creando un camino que conducía hasta el centro de la sala. TaeHyung frunció el ceño, extrañado ante esa inesperada decoración. Pero antes de poder reflexionar al respecto, escuchó pasos suaves acercándose. Al levantar la vista, vio a YoonGi flotando hacia él, envuelto en aquella aura sombría que aún conservaba desde el día en que absorbió la Fuente. En sus labios se dibujó una sonrisa familiar, una mezcla de bienvenida y satisfacción, mientras se acercaba a TaeHyung.

—Bienvenido, TaeHyung —Dijo YoonGi con suavidad, inclinándose para darle un pequeño beso. TaeHyung respondió al gesto, sintiendo una extraña calidez cada vez que sus labios se encontraban, como si aquella oscuridad que envolvía a YoonGi se disipara, aunque fuera solo por un instante.

Sangre y Sombra || YoonTae (especial Halloween 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora