Buscando un recuerdo entre aquellos años del pasado, solo podía encontrar un camino oscuro, donde el mundo lo consumía en una miseria interminable. Las personas eran diferentes al resto, fuera de lo normal, una especie de laberinto habitado por bestias que querían lastimarlo.
Desde su nacimiento fue un niño aislado, repudiado por muchos que preferían ignorarlo, en una residencia donde las nubes se transformaron en su sombra cuando se recostaba en el suelo, buscando estrellas que pudieran ser compañía. O tal vez una que cumpliese deseos. Sus manos jugaban con el césped y el viento sacudía su cabello, tranquilo; hasta que su cuerpo fuera levantado con brusquedad.
Y es que cuando pequeño, sus hermanos siempre lo buscaban para jugar, una acción muy inocente, hasta que llegaba el final de esas tardes. Quizás a Do-hyun no le agradó el perder y lo acusaba con su madre o tal vez lo obsesionada que estaba Eun-ha por mandar, gritando sin control para que lo castigaran.
Las muchas noches sin comer, los días sin dormir por el frío de estar en aquella choza abandonada o quizás las semana de dolor al recibir palizas, solo hicieron que fuera perdiendo las fuerzas para agradarle a su familia, porque fueron años después que comprendió.
Ellos nunca lo amarían.
Lo que fue alguna vez fue esperanza, hoy se convertía en una simple pesadilla, porque nada ha cambiado desde entonces. Y las bestias que aún arañan su espalda, esperando por derramar su sangre, hoy... estaban frente a él, más hambrientas que nunca.
Sus padres no le dirigían en ningún momento la mirada, en realidad, ni siquiera se habían percatado de su presencia. Y eso lo ayudó a escuchar las cálidas palabras de su padre a su hermana y las risas cómplices que está se daba con su madre, mientras compartían susurros. Varios minutos después, decidió acercarse.
Fue temprano por la mañana que fue notificado por una sirvienta para presentarse con sus padres a medio día, en la residencia principal.
Una llamada peculiar, ya que ellos realmente lo evitaban a toda costa, y nunca le pedirían hablar, sea cualquiera la razón o causa.Fue cuando estaba a unos pocos pasos de distancia, que su madre le... sonrió.
—¡Has llegado al fin! Ya iba a buscarte, tenemos una grandiosa noticia para ti. Ven aquí, acércate rápido.—Ofreciéndole una mano, tocó esta de una forma que nunca antes había hecho, le estaba regalando gentileza por primera vez en la vida mientras lo atraía a su lado.
—¿Q-Qué ocurre madre? —Sus dedos se sintieron calentar, al igual que sus mejillas que le daban un aspecto más suave.
De la nada, fue sentado en uno de los bancos en el jardín delantero y una mano se posó en su delicado hombro, acercándolo al rostro de su madre.
Su respiración estaba acelerada al igual que el viento, este soplaba con fuerza y las nubes se acercaban entre sí, amenizando con cambiar.
—Tenemos que hablarte sobre algo Jeongin, y creo que podrás entender esta complicada situación —Un aura melancólica lo hicieron sentir algo extrañado, nunca había visto a su madre afligida, sumándole el raro presentimiento que le daba su actuar. Estaba muy incómodo. —Sabes que hace años el gran Emperador de este país perdió a su hijo, fue una trágica desaparición en la última guerra la cual se transformó en una desgracia para el país, siendo su único hijo un niño cuando todo ocurrió.
>Desde entonces la reina no pudo tener más bebés, una clase de tristeza la hizo incapaz de concebir —Hizo una pausa. —Ella murió anoche y el Emperador hizo un anuncio esta mañana.<
Sus palabras en realidad no tenían mucho sentido para el, y la forma en la que todos actuaban a su alrededor era tensa. Como su padre, quien parecía perdido mientras tomaba la mano de Eun-ha, solo se limitaba a asentir.
-¿Podrían explicarme a qué te refieres?¿Y que tengo que ver yo-...
—Queremos que ayudes a tu hermana, ella es joven y aún no aprende a manejar el arte, es una responsabilidad que en este momento no puede tomar, y es muy débil de corazón, se enfermaría demasiado. Eres la única esperanza para ella y tú por otro lado serías muy feliz. —Un silencio y una mirada penetrante lo asustaron.
—M-Madre a qué te-...
-Tú eres el mejor para ocupar su lugar, Jeongin.
Los latidos en su corazón eran bruscos, se sentía enfermo y herido; el laberinto lo encerró sin ninguna escapatoria.
La puerta principal fue abierta con brusquedad por un sirviente, trayendo entre sus manos un pergamino. Y sin poder evitarlo, los ojos de Jeongin se fueron llenando de lágrimas.
Y su vida, la única que podía controlar en ese momento... fue vendida. Como un capítulo descartado, fue quitado y luego quemado por aquellos que nunca lo mirarían como una persona, porque la idea parecía casi ofensiva e irreal.
Y claro que lo sabía, ese pergamino solo podría significar una sola cosa. Sin querer, su mirada se topó con la de Eun-ha, quien tenía una mano cubriendo el fantasma de una sonrisa. Porque a pesar de todo, tenerlo con vida era una moneda a cambio para todos sus dilemas, porque siempre sería ese niño que castigaban sin motivo, el que callaba y lloraba en silencio, sin consuelo a la hora de jugar.
La puerta se cerró y el pergamino fue desenvuelto, revelando sus conjeturas hechas.
Yang Jeongin, segundo hijo de la familia Yang, el cerdo de entretención para cada uno de ellos, era uno de los candidatos para presentarse en el palacio y poder ser elegido por el Emperador, para ser parte de su harem y obligado a entregar un heredero legítimo a la corona.
———————————————————————-Me da penita que lo traten tan mal 😞
¿Qué le pareció el capítulo? 🦦
¿Qué clase de género literario les gusta?
ESTÁS LEYENDO
Los herederos (Hyunin)
FanfictionYang Jeongin odia a su familia. Su familia lo odia a él. Es mi primera historia publicada, ¡Ojalá muchos puedan darle una oportunidad y leerla! Fanfic en constante arreglo.