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Prólogo

Kaya Du'Coeur

—Kaya, ¿qué ocurrió? ¿De quién es la sangre? —murmuró la oficial Richard, intentando captar mi atención.

Podía ver por el rabillo del ojo al oficial Moretti y a Richard a mi lado. Moretti sostenía una libreta, listo para anotar cualquier cosa que dijera.

Mi respiración era errática; sentía que mi corazón en cualquier momento saldría disparado de mi pecho por la fuerza de sus latidos. Tragué saliva, intentando calmar el temblor de mis manos, pero fue inútil.

La oficial Richard se arrodilló frente a mí, tratando de llegar a mi altura. Su mano tocó suavemente mi rodilla, en un intento de consolarme.

Lentamente llevé mis piernas hacia mi pecho, protegiéndome de su contacto. Mi cuerpo se encogió, mis pies descalzos se arrastraron por el suelo frío, dejando un rastro de sangre en el piso, como un recordatorio imborrable de lo que había ocurrido.

—Kaya, ¿qué fue lo que pasó? —preguntó con voz suave, pero insistente.

Una lágrima escapó de mis ojos, y poco después otras la siguieron, deslizando por mis mejillas fuertemente. Cerré los ojos, desesperada por no recordar... no quería recordar...

Él.

¿Por qué lo había hecho? ¿Qué había visto? ¿Cómo había sido capaz? Creía que él no era esa clase de persona... él...

—Kaya, dime qué... —la oficial Richard se interrumpió de pronto cuando el oficial Moretti le puso una mano en el hombro.

—Todavía está en shock. Nos lo dirá cuando se sienta mejor —murmuró Moretti, en un tono firme.

Lo miré de reojo cuando extendió un vaso de café hacia mí, intentando darme un poco de consuelo.

—Tome, beba. Le hará bien. Además...

—Él… —susurré de repente, interrumpiéndolo.

Mi respiración se volvió pesada, como si me faltara el aire. Sentía una presión en el pecho, y mis manos temblaban.

—¿Él quién? —preguntó Richard, en voz baja, casi suplicante.

—Rose… —intervino Moretti de nuevo, con tono de advertencia.

—Él… él… él… —las palabras se atascaban en mi garganta. Era como si una barrera invisible las bloqueara, impidiéndome decir lo que había visto.

—Kaya, ¿qué viste? —la voz de Richard era un susurro cargado de preocupación.

—Yo… —intenté responder, pero la palabra murió en mis labios.

—¿Kaya?

Levanté la vista hacia ellos, tratando de articular una respuesta, cuando mis ojos captaron algo detrás de los oficiales. Ambos giraron la cabeza en la misma dirección, siguiendo mi mirada. A través del vidrio transparente de la oficina, los tres lo vimos.

Yo lo vi.

Demetri.

Iba esposado, con dos oficiales a cada lado, sujetándolo de ambos brazos. Su ropa, cubierta de manchas oscuras, mostraba rastros de sangre seca, y también había rastros en su rostro. Su cabello castaño claro, casi rubio, estaba alborotado y su mirada era fría, penetrante. Y entonces, cruzó una mirada conmigo y esbozó esa sonrisa. Esa sonrisa sádica y siniestra que tanto conocía.

Aparté la vista de inmediato y la dirigí al suelo, a mis piernas manchadas y a las huellas de sangre en mis manos.

Los oficiales volvieron su atención hacia mí cuando Demetri pasó acompañado, y ambos suspiraron, pesadamente.

—Kaya, ¿qué ocurrió con uno de los Volturi? —la pregunta de Moretti rompió el silencio, con una mezcla de incredulidad y temor.

Lentamente levanté la mirada hacia ellos, mis labios temblaban, pero aun así fui clara en mi respuesta.

—Es un monstruo.

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Nota: Lo prometido es deuda.

¡Aaaaahhhhh! Estoy emocionada por ver qué sale; siento que será mucho mejor que PD, especialmente porque Kaya es humana. En el prólogo no aclaré que la historia ocurre en alguna parte de Italia, así que los oficiales, por lo tanto, son italianos. Sé que debería escribirlo en italiano, pero no quería que lo primero que publicara fuera en otro idioma. Aclararé esto en el primer capítulo y seguiré haciéndolo a medida que publique.

¡Nos leemos pronto!