Extrañaba los atardeceres tranquilos en el muelle de Loto, como esos tonos cálidos que iban desde los rojos más ardientes hasta los rosados más pálidos que pintaban todo el paisaje con colores que solo podrías ver en tus sueños. En compañía de sus hermanos marciales Jiang Cheng y Yanli, todos vestidos con tonos violetas. Los colores que acompañaban una paz que hace mucho tiempo fue arrebatada de Wei Wuxian.
Ese momento de tranquilidad antes de empezar sus emocionantes noches llenas de cacerías.
Ahora ya nada era igual, el atardecer se veía en tonos más apagados a causa de la contaminación en el aire, además de bajar la temperatura y hacerle sentir más frío del que siente desde que perdió su núcleo, sin mencionar que los gritos causados por los espíritus de los túmulos funerarios sólo comenzaban a aumentar.-¡Wei Wuxian! No me digas que de nuevo te estás deprimiendo aquí solo, te he dicho miles de veces que si te sientes melancólico lo peor que puedes hacer es aislarte de nosotros, eso solo empeora tus problemas y lo sabes. Además tu "hermoso" premio de guerra pregunta por tu melancólico trasero- Wen Qing había estado buscando a Wei Wuxian. En realidad ella sabía dónde se había metido desde el mediodía, solo estaban dándole un poco de espacio, pero demasiado espacio solo significaban más oportunidades de su mente y los espíritus para arrastrarlo a su infierno personal.
-Aiya, Wen Qing te he dicho que no es mi premio de guerra, considerando que eso le quitaría su posición como un ser humano. Además Lan Zhan tiene nombre ¿Sabes?- Wei Wuxian no se sentía de un humor juguetón últimamente considerando que sus prioridades estaban en otros lugares, como en el hambre o cómo conseguir más comida (aunque esos dos, gracias a Lan Zhan, últimamente habían estado cubiertos, pero eso no duraría por siempre) o en cómo no dejarse llevar por los túmulos.
-Bueno tu Lan Zhan está preocupado por ti, así que será mejor que te apresures y vayas a consolarlo, ya tengo suficientes problemas con escucharlos suspirar el uno por el otro- Wen Qing finalmente lo dejo a solas mientras se iba murmurando acerca de la inconsciencia de algunas personas y como todos debían sufrir por su culpa.
Muy bien, era momento de comenzar a bajar antes de que el atardecer se fuera por completo y lo dejará a oscuras no quería terminar rodando accidentalmente por la ladera de la montaña (de nuevo), era mejor evitar darle a Wen Qing una excusa para que lo apuñale con sus temibles agujas .
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Al doblar la esquina para lograr ver su pequeño asentamiento, puedo observar a Hanguang-Jun, parece ser que Lan Zhan aún no había podido convencer a A-Yuan de que no iba a desaparecer mágicamente y por eso últimamente lo estaba llevando de la mano a todas partes, pero claro A-Yuan aún es muy pequeño y debe tomar sus siestas por ello en este momento lo llevaba con una tela amarrado a su espalda, tal y como había visto a algunas mujeres llevar a sus bebés en el mercado.
Ya le había dicho que no es buena idea mimar tanto a A-Yuan pero Lan Zhan ponía esos ojos tristes junto al pequeño y le fue imposible ponerles un alto, además que daño podría hacerle a un joven como Hanguang-Jun cargar un peso tan ligero como el de A-Yuan. Los demás tampoco apoyaban su moción de evitar que A-Yuan ande como un patito encima de Lan Zhan, al menos así A-Yuan se mantenía mucho más limpio y estaba aprendiendo buenos modales.
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Lan Zhan había sido arrojado a sus puertas hace algunas semanas, en un burdo y extraño intento de apaciguar la ira del malvado patriarca Yiling.
En un inicio llevaba estas vaporosas telas que no dejaban nada a la imaginación, repleto de aceites y joyas que delineaban su cuerpo, esa era en definitiva la clase de ropa que vestían las cortesanas, además de unas cadenas que impedían a Lan Zhan el uso de su energía espiritual.
Fue una travesía para Wei Ying llevarlo arriba sin invadir la intimidad de Lan Zhan además de evitar a los Wen, para después encargarle a Wen Ning que comprara un poco de ropa para Hanguang-Jun, con una de las joyas que llevaba encima.
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Día 2: Atardecer
FanfictionEl Yílíng Lǎozǔ se siente muy melancólico en lo alto de los túmulos funerarios, hasta que mira a su lado y ve la luz en la oscuridad.