El Don

Naya

Cuando me desperté me caí de la cama.Gruñí aún en el suelo frío de mi cuarto, pero al subir la cabeza vi que no estaba en mi cuarto. Me levanté despacio y vi que estaba en la casa de mi abuela. "¡Porras!" pensé tocándome la cabeza y dirigiéndome a la cocina a coger un vaso de agua. Llamé a mi abuela que no me respondió porque estaba haciéndose un bolso con una tela muy linda. Cuando me fui a sentar, llamaron al teléfono del piso. Vagamente y arrastrando los pies, cogí el cacharro:

-¿Si?-pregunté con pocas ganas.

-Naya ¿Te vas a bajar?-dijo una voz familiar.

-¿Con quién hablo?-

-Soy Clau-

-Oh, Clau...si vale-

-Ok-

-Ok-

-Ok-

-Que sí-repliqué colgando molesta.

En ese momento aparece mi abuela con la leche y una tostada de nocilla. Me la deja en la mesa de cristal del salón y se marcha mientras le doy las gracias en mi mente ya que cuando intento decírselo en voz alta, se va enseguida del salón. Me la bebí tranquilamente, estaba deliciosa como siempre, pero cuando fui a coger la tostada Linda, la muñeca de un juego llamado "¿Me quieres o no me quieres?" me asustó en vano.

Linda tiene el pelo rubio,ojos azules, piel rosada, un vestido de tirantes rojo y blanco y su ropa interior rosa, lo supe porque cuando me asustó se le bajaron, cosa que a mi, me hizo gracia la primera vez. Ella es de un juego que me inventé en donde tienes que cogerla y decir "Muñequita, Muñequita ¿Me quieres o no me quieres?" si ella no levantaba los brazos cuando se lo preguntabas significaba que "no te quería", pero si los levantaba te "quería" y tenías que estar con ella una noche...sin morir, aunque ese juego no se volvió a jugar porque todo el mundo moría, nadie sobrevivía, nadie menos yo.

-Buen intento Linda-le susurré mordiendo relajadamente la tostada.

-¿Por qué no te asustaste?-preguntó bajando y subiendo sus brazos de muñeca.

-Porque ví por el rabillo del ojo como te levantabas y te escondías en el sillón-

-¡Maldita sea, ya es la décima vez que pasa!-refunfuñaba subiéndose las bragas.

-Así, ya que estas aquí ¿Podrias llamar a Nieve y a Joker?-

-¿Por qué?-

-Los necesito esta noche para contarles historias de terror a los chavales-reí maliciosamente.

-Jeje me dan pena-

-¿Por?-pregunté sorprendida

-Cuando me utilizaste para contarles mi historia estaban muy asustados, sobretodo la chica pequeña llamada Sara-

-Sólo fingían-

-¿Segura?-

-¡Claro!-entonces aparece a mi lado Sofía que tenía sangre por todo su vestido blanco que no era de ella-¡Hombre Sofía, cuánto tiempo!-

Ella asintió sin mirarme porque tiempo atrás se lo había pedido. Sofía tenía una máscara de hockey que se la clavó con clavos su malvado padre a la cara para que ningún chico se le acercara y bueno, ella se vengó matándolo (suspiro) Ay, la juventud.

-Hey Sofi ¿Quieres que le cuente a los chicos tu historia?-ella asintió enérgica a punto de girarse-Guay, si quieres puedes traer a tu hermana con su muñeca y se sienta con ellos-sin más se levantó a buscarla.

-¿Como nos puedes ver?- preguntó Jaimito traspasando el sofá y sentándose donde estaba Sofia antes.

-Una palabra: imaginación-me levanté, me puse el bañador y justo cuando abrí la puerta, mi abuela me preguntó curiosa.