PARTE 3

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La habitación se llenó de un silencio sepulcral, solo interrumpido por el sonido de la respiración irregular de Jennie. Lisa, con el corazón desgarrado, se aferró a su mano, sintiendo la frialdad que poco a poco la invadía. La sonrisa de Jennie, esa que iluminaba su vida, se había apagado, dejando un vacío insondable en su alma.

-Jennie, por favor, no me dejes-susurró Lisa, con la voz llena de desesperación-. Te necesito, te necesitamos.

Las lágrimas brotaron de sus ojos, empapando la mano de Jennie. No podía creer que la vida les estuviera arrebatando a su amada, a su compañera, a la madre de su hija.

-Jennie, ¿me escuchas? ¿Puedes oírme?- preguntó Lisa, con la voz temblorosa.

Jennie abrió los ojos, con un brillo tenue que se apagó rápidamente. Su mirada se posó en Lisa, llena de amor y tristeza.

-Lili, te amo-susurró Jennie, con la voz apenas audible-. Te amo a ti y a nuestra pequeña. Cuídala, Lisa. Por favor, cuida de Jane.

Lisa, con la garganta seca, asintió con la cabeza-. Jennie, no te preocupes. Jane estará bien. La cuidaré como siempre lo hemos hecho, ¿okay?. Te amo, Jennie. Te amo más que a nada en el mundo.

Jennie, con una sonrisa débil, cerró los ojos. Su mano, fría y rígida, se soltó de la de Lisa. Un silencio profundo se apoderó de la habitación, un silencio que reflejaba la inmensa tristeza que las envolvía.

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El funeral de Jennie fue un día de luto y dolor. Las amigas de Jennie, Jisoo y Rosé, y demás se encontraban junto a Lisa, ofreciéndole su apoyo y consuelo. Jane, con su inocencia, no entendía la tristeza que la rodeaba, pero sentía la ausencia de su madre, la falta de sus abrazos y sus besos.

-Mami, ¿dónde está mamá Jennie?-preguntó Jane, con la voz llena de tristeza.

-Jennie está en un lugar mejor, mi amor. Está en el cielo, con los ángeles-respondió Lisa, con la voz entrecortada y el rostro lleno de lágrimas.

-¿Y cuándo va a volver a casa?-preguntó Jane, con la mirada llena de confusión e inocencia.

-Mamá no va a volver a casa, mi amor. Pero siempre estará con nosotras en nuestros corazones-respondió Lisa, mirando los ojos gatunos de su pequeña hija.

-Mamá, te quiero mucho-dijo Jane, mientras daba un beso en la foto de Jennie.

Los días que siguieron fueron un torbellino de emociones. Lisa, con el corazón roto, se aferraba a los recuerdos de Jennie, a sus risas, a sus abrazos, a sus sueños. Jane, con su inocencia, la llenaba de fuerza, de esperanza, de amor.

-Mami, ¿vamos a jugar al escondite?- preguntó Jane un día, con una sonrisa radiante.

-Sí, mi amor. Vamos a jugar al escondite.

Jane, con una sonrisa traviesa, corrió a esconderse detrás del sofá.

Lisa, con una sonrisa forzada, la siguió. Mientras la buscaba, no podía dejar de pensar en Jennie. Su ausencia era un vacío insondable, un dolor que la consumía.

Pero debía seguir, por Jennie y por Jane. Y por el bien de ella.

-Mami, te encontré-dijo Jane, con una sonrisa triunfante.

-Te encontré, mi amor. Te amo pequeña.

-Y yo a ti, mami-habló Jane, con una sonrisa inocente mientras abrazaba a su mami Lisa.

El tiempo pasaba, y Lisa se aferraba a la vida, a su hija, a los recuerdos de Jennie. Jane, con su inocencia, la llenaba de alegría, de color, de amor.

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⏰ Última actualización: Nov 22 ⏰

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Dos Corazones, un Destino - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora