3er CAPITULO: A la mañana siguiente.

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POV ISA.

La resaca me había dejado un espantoso dolor generalizado, no podía poner atención a mi cabeza porque entonces era mi estomago es que me reclamaba y, como si fuera poco, el resto de mi cuerpo emitía pequeños gemidos a nivel muscular. No iba a mencionar mis partes privadas en esta ecuación, porque entonces el dolor mutaba en algo más emocional.

Recordar la noche pasada me llenaba de una profunda vergüenza, me sentía decepcionada de mí misma. Cómo había decidido que serían las cosas, desde el despecho, la necesidad y la validación.

Si hubiese sido por mí, no volvería a mirar la cara de Mike otra vez. Es el mejor amigo de mi hermano, el chico por el que había tenido un fuerte crush durante la mayor parte de mi vida, y a la primera oportunidad real que parecía tener con él decidía echarlo todo a perder.

No era cierto eso de que el alcohol te daba confianza o valor, solo te hacía estúpido e impulsivo, tanto como para manosear sin consentimiento a un guapo sujeto que me conocía desde niña.

Mi viaje de vuelta a la urbe había sido un purgatorio de todo lo que había hecho mal y cómo había sido capaz de mandar mi vida por el escusado en una sola noche, entendía que estaba dramatizando un poco, pero es que así es como sentía todo.

Yo ya no era una adolescente hormonal, se suponía que era una joven adulta cool, una que entendía y respetaba los límites del otro, una que no rogaba ni actuaba de forma irracional. Ahora era una estudiante universitaria que se tomaba la vida en serio. No esta chica atarantada e impaciente que le mostré a Mike, exigente y más segura de lo realmente debería.

Estaba mortificada, pero nada se comparaba al sentimiento de "trágame tierra" que experimenté cuando llegué a la terminal y estaba esperándome ese supuesto ex con el que había acabado.

Que, en realidad, me había puesto un hermoso par de cuernos con una chica x que conoció en la fiesta de un amigo de facultad, razón real de nuestra ruptura y sí, puede que estuviera bastante despechada cuando me lance a los brazos de Mike y que esa fuera también una de las razones de mi arrepentimiento.

Ahora que sabía lo quera ser deseada y tocada por el chico de mis sueños, me hubiera gustado darle un contexto diferente. Sobre todo, porque nunca imaginé que pudiera corresponderme, aunque también entendía que solo se trataba de un impulso sexual ¿Y qué esperaba después de ese manoseo inadvertido?

—Eh, cariño. —Me llamó mi ex, apenas bajé del bus, con un mareo que ni yo aguantaba.

Vino hacia mí y quiso tomar mi bolso.

Acepté su ayuda, únicamente porque la resaca me predisponía a ser una dama en apuros, y también por culpa, al fin y al cabo, yo había cobrado estos cuernos con la misma moneda, quizás una más valiosa en vista de que él se tentó con una extraña y yo cumplí mis fantasías.

—Podrías haberme dicho que tenías la intención de venir por mí. —Le reproché, habíamos sido pareja y seguía pensando en nosotros como amigos y compañeros, pero era momento de poner un límite y respetarlo, por la salud emocional de ambos.

—¿Me lo habrías permitido? —Preguntó con una sonrisita culposa, era demasiado lindo para su propio bien.

—No, Mel, te habría dicho que lo mejor en este momento es tomarnos en serio nuestras decisiones. Y tú me pediste un tiempo, porque otra chica te movió el piso de una manera en la que no creías que fuera correcto al estar conmigo. Yo te agradecí, lloré y acepté esa decisión porque pienso igual que tú.

Un desagradable retorcijón se apoderó de mi estómago, sentí que podría vomitar y me detuve por un momento, pero esas no habían sido nauseas, había sido la culpa al entender que mis propias palabras se aplicaban a mí.

LA HERMANA PROHIBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora