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Hace 10 años atrás

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Hace 10 años atrás...

Era un cálido día de primavera cuando un pequeño niño de ojos de venado, con sus cuatro años y medio, se encontraba jugando en el parque cerca de su casa. Su madre lo había llevado a correr y gastar algo de energía, como hacía casi todos los días, mientras él se divertía lanzando una pelota contra el tronco de un árbol. Los rayos del sol acariciaban su piel, y el suave viento mecía su cabello, pero en ese momento, el mundo de Jungkook solo giraba alrededor de esa pelota.

De repente, un destello de color rosa pasó corriendo frente a él. Era una niña pequeña, no mucho mayor que él, con dos colitas que brincaban al ritmo de sus pasos. Llevaba un vestido rosado que le llegaba justo por debajo de las rodillas, y aunque corría con determinación, sus movimientos eran torpes, como si aún estuviera acostumbrándose a su propio cuerpo. Aquel niño castaño se quedó mirándola por unos segundos, curioso.

La niña corría tras un globo que se le había escapado de las manos, el cual flotaba cada vez más alto, fuera de su alcance. Su rostro mostraba una mezcla de desesperación y frustración. Jungkook no lo pensó dos veces; dejó su pelota a un lado y corrió hacia el árbol más cercano, subiendo con agilidad hasta una rama baja. Desde allí, estiró la mano hacia el globo que se había enredado entre las hojas.

—¡Aquí tienes! —gritó, bajando del árbol con el globo en la mano.

Jihyo, que hasta entonces no había notado a Jungkook, lo miró con ojos grandes y sorprendidos. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, mirándose mutuamente, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. Finalmente, él le extendió el globo y sonrió tímidamente.

—Ten. No lo dejes ir otra vez.

La pequeña de dos coletas tomó el globo, sus dedos pequeños rozando los de él, y su expresión cambió por completo. Sonrió, una sonrisa amplia y sincera, mostrando sus dientes chuecos.

—Gracias —dijo suavemente, pero con la calidez que solo los niños de esa edad pueden expresar.

—Gracias —dijo suavemente, pero con la calidez que solo los niños de esa edad pueden expresar

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Actualmente

Jungkook abrió los ojos de golpe, su respiración agitada, como si acabara de despertar de una pesadilla. Todo a su alrededor parecía borroso, y sus sentidos aún no lograban orientarse del todo. En su mente, había sido solo un sueño, una confusa secuencia de imágenes y sensaciones que se desvanecían lentamente. Intentó moverse, pero un peso invisible lo mantenía inmóvil, atrapado en la cama. El sonido de una máquina marcando su ritmo cardíaco fue lo primero que le indicó que no estaba en su habitación, ni en ningún lugar que reconociera.

No tenía idea de que había pasado casi una semana en coma, 5 días para ser exactos.

El murmullo de voces más allá de la puerta se hizo evidente cuando algunos médicos entraron con rapidez, sus rostros cargados de una mezcla de alivio y sorpresa. Las luces blancas del hospital le dolían en los ojos, y su cuerpo, débil, apenas respondía a su intento de incorporarse. Jungkook intentó procesar lo que sucedía, pero las preguntas comenzaban a acumularse sin respuesta en su mente.

La verdad era que, mientras él había dormido, el mundo no se había detenido. Los médicos habían trabajado sin descanso para estabilizarlo, y sus amigos y familiares habían esperado al borde de la desesperación. Pero Jungkook no sabía nada de eso. Para él, solo habían sido unos segundos de oscuridad.

Jungkook parpadeó varias veces, aún confuso, pero la preocupación rápidamente reemplazó cualquier otro pensamiento. Su mirada recorrió la habitación con desesperación, buscando a Jihyo. Tenía que estar allí, en algún lugar, esperándolo como siempre lo hacía. Sin embargo, su búsqueda fue en vano. Ningún rastro de ella, ni su rostro familiar ni su sonrisa tranquilizadora. Solo el frío vacío de la habitación hospitalaria lo rodeaba.

Los médicos continuaron revisándolo, ajustando los monitores y tomando notas, asegurándose de que su estado fuera estable. Él apenas les prestaba atención, su mente aturdida por una única pregunta: ¿Dónde estaba Jihyo? El silencio se rompió cuando finalmente se atrevió a preguntar, su voz temblorosa, llena de ansiedad.

—¿Dónde está Jihyo? —soltó de golpe, casi sin aliento—. ¿Está bien?

Los doctores intercambiaron miradas, como si dudaran por un momento qué responder. Finalmente, uno de ellos se acercó, con una expresión tranquilizadora pero cautelosa.

—Ella está bien —dijo el médico, escogiendo sus palabras con cuidado—, pero aún no ha despertado desde el... accidente.

El corazón de Jungkook dio un vuelco, su mente procesando esas últimas palabras. Accidente. Las imágenes fragmentadas comenzaron a reaparecer en su memoria. Él sabía perfectamente que lo ocurrido no había sido un accidente.

Sus pensamientos se desvanecieron una vez que una idea se presentó en su mente.

— ¿Puedo ir a ver a Jihyo? — le preguntó al personal de salud con emoción esperando que la respuesta de éstos fuera positiva, pero para su mala suerte, la única opción que le dieron fue esperar a que vinieran sus padres a verlo ya que estaban preocupados por él desde ese tal "accidente", por lo que lo único que podía hacer era quedarse allí hasta que le afirmaran que Jihyo se encontraba en circunstancias de recibir visitas y él de poder levantarse de la camilla.

Nota autora

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Nota autora

Hola a todos! Esta es mi nueva historia, llevaba 4 años sin escribir, así que espero no fallar les y que les guste esta historia, también, si me quieren hacer alguna sugerencia de cualquier tipo, ésta será bienvenida ෆ
Espero que estén muy bien y me despido de ustedes დ

𝗢𝗡𝗟𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora