« 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 ─ 𝟬𝟮 »

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Ni siquiera se dió cuenta de cuando se terminó durmiendo, o si fué gracias al neerlandés, hasta que se despertó por la falta de movimiento, ambos brazos los tenía entumecidos por la posición incómoda en la que viajó, sin señalar lo húmedo que estaban el vendaje de la boda y ojos, tenía tantas ganas de ir y darse una ducha. Al estar despierto, escuchó un par de voces desconocidas en la lejanía, fué allí cuando aceptó su nueva realidad. Estaba con la mafia.

─ ¡Debiste detenerlo, Daniel! ¿Cómo se te ocurre? ─ la voz de una mujer llegó hasta él; se le notaba su gran molestia: ─ El hombre podrá ser de la CIA, pero no tiene que ver con esta situación. ─

─ ¿¡Y cómo lo sabes, Kelly!? ¿¡Acaso lo conoces!? ─ la respuesta del hombre llegó cómo una arma punzo-cortante.

─ Con sólo ver su reacción se sabe. Le arrancaron a su marido. ¡Su vida! ─

─ Mejor cállense los dos si no quieren tener problemas. Aunque 'el don' esté de buenas aún los podría acabar. ─ la voz de un nuevo hombre se presentó.

Nadie dijo más. Sergio se comenzaba a estresar por no poder salir de allí, y todavía peor que no podía saber que castas eran ellos, a veces realmente si odiaba ser un maldito beta. El sonido de unas botas golpear las piedras del camino llegaron hasta dónde estaba, la puerta de su lado se abrió con un fuerte ruido, esperó que dijeran algo, pero nada pasó. Con sólo un tirón de su brazo izquierdo salió del vehículo para caer directo al suelo de piedras.

─ No te recomiendo tratarlo mal, Dan, te golpearía si lastimas a su puta. ─ la primera voz de hombre exclamó algo cerca, Sergio quiso preguntar lo que significaba eso último, parecía ser en neerlandés: ─ Debo admitir que tiene un buen gusto 'el don', es precioso. ─

─ Mantente alejado, Fernando, si aún tienes aprecio por tu vida. ─

Estando de pie, avanzaron por todo el camino rocoso, el aire paso de ser tan caluroso a más fresco, "calefacción" se anotó mentalmente el mexicano, unos pasos más y terminó de rodillas en un piso más liso, parecía estar dentro del cuartel. Los pasos alejándose hicieron que se pusiera nervioso, no lo podían dejar allí abandonado, aunque si se lo pensaba, era mejor que ver al rubio.

─ Retirate. ─ "y allí estaba" pensó ante la sombría voz ya conocida, esperó su siguiente acción, la cual no tardó; con más fuerza de la necesaria, tiró desde su espalda para pararse: ─ ¿Todo bien con ellos? ¿Te hicieron algo malo? ─

"Idiota, tengo la puta venda" pensó el mayor bufando, cerró con fuerza sus ojos ante la repentina luz, también se le fue retirada la cinta de la boca, por lo que ahora era libre para verlo. Dos ojos profundamente azules captaron toda su atención, Dios, eran bellos. Y hubiese seguido admirando, pero las memorias pasadas quemaban su ser. Dando un paso hacía atrás, analizó a profundidad al hombre, el gran león holandés era un niñato de unos 26 o 27 años cómo máximo, no se veía tan desquiciado cómo les habían dicho.

─ ¿Por qué estoy aquí? ─ ignoró lo del inicio para saciar todas sus preguntas.

─ Deberíamos sentarnos, el viaje fué algo incómodo. ─ Max avanzó hasta los sofas de un costado sonriéndole.

─ No. Quiero respuestas. No intentes hacerte el bueno, mataste a Nico. ─ a sólo mencionarlo, la voz se le quebró.

─ Nico. Nico. Dios, ese hombre era un idiota. ─ expuso en alto, Sergio ahora estaba enfurecido, ¿Cómo se atrevía?: ─ Lo encontramos hace 2 días, ¿Sabes dónde? Durmiendo con su amante. ─

─ Eso no es cierto. Estábamos casados. ¡Él era mi omega! ─

─ Eres un beta, Sergio. Su amante era un alfa. Estaba por marcarlo. ─

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⏰ Última actualización: 2 hours ago ⏰

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𝐋𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐁𝐔𝐑𝐍 | omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora