En cuestión de segundos, sucedían demasiadas cosas, y no lograba procesarlo todo con claridad. Mi mente estaba hecha un caos.
Los gritos de auxilio que me rodeaban comenzaban a irritarme, aunque, en teoría, debería ser uno de los que gritara por ayu...
Nota: Todo lo escrito está fuera de la realidad, solo busco divertirme sin el propósito de dañar la imagen de los chicos,espero sepan diferenciar la realidad de lo ficticio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
P R O L O G O
En cuestión de segundos, sucedían demasiadas cosas, y no lograba procesarlo todo con claridad. Mi mente estaba hecha un caos.
Alrededor, había numerosos hombres vestidos de negro, como si estuviéramos en una de esas películas de acción que mi hermana ve incansablemente. Sí, esas en las que los protagonistas son espías que luchan épicamente por el bien. Sin embargo, lo que tenía ante mí distaba mucho de parecerse a algo honorable o heroico. Estos hombres no proyectaban ninguna imagen de "buenas personas". Al contrario, sus rostros estaban marcados por cicatrices y expresiones que decían "te acercas, y mueres". Portaban armas en sus manos y disparaban a cualquiera que se cruzara en su camino. Indudablemente, inspiraban temor; pero, al mismo tiempo, había algo en la experiencia que resultaba inolvidable. ¿O quizás sería mejor olvidarla? No lo sabía con certeza.
Los gritos de auxilio que me rodeaban comenzaban a irritarme, aunque, en teoría, debería ser uno de los que gritara por ayuda. Pero no podía hacerlo, no solo por lo espectacular de la escena ante mis ojos, sino también por el temor de que el hombre detrás de mí apretara el gatillo del arma que apuntaba directamente a mi cabeza.
—¿Q- quién eres? —pregunté, tratando de sonar valiente, aunque en mi interior estaba aterrorizado. Sin embargo, no obtuve ninguna respuesta—. Eh, tranquilicémonos un poco, ¿sí? Todo se puede resolver sin recurrir a la violencia.
—Cállate. —Fue una orden, y la obedecí instintivamente.
—E-en serio, no ganarás nada matándome, te lo juro. Solo soy alguien sin importancia.
Mi voz vacilaba, y aunque intentaba sonar convincente, el miedo a morir a manos de un criminal desconocido era secundario. Lo que realmente me aterraba era una sensación en mi interior. Mi cuerpo comenzaba a arder, un calor creciente invadía cada fibra, y sentía cómo mis feromonas se desprendían, buscando rodear a un alfa.
Al alfa que permanecía apuntándome.
Sí, definitivamente estaba perdiendo la cabeza por sentirme atraído hacia ese alfa. Solo espero no hacer alguna locura.