Prólogo

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Wanderer no sabía en dónde se encontraba. Lo último que recordaba era haber aceptado un trago de un chico de su clase y nada más. Se encontraba mareado y no podía mantenerse de pie sin tambalearse.

—Joder —se acariciaba su propia cabeza en un pobre intento de ignorar el dolor, lo cual era imposible. Observó a su alrededor, no había nadie con él en la cama ni en la propia habitación. Tenía toda su ropa puesta. Suspiró aliviado. —¿Dónde carajos estoy?

Empezó a ponerse los zapatos, y aunque su cuerpo le pedía a gritos que siguiera en la cama o que le dieran un vaso de agua, prefirió ignorar todo y salir rápidamente de aquella casa la cual no reconocía. Y estaba a punto de hacerlo, hasta que la persona que parecía ser el dueño entró de golpe con una bandeja de comida.

—Despertaste —Wanderer aclaró su visión, y pudo notar el cabello verdoso y los ojos de color dorados del muchacho. Y claro, ese tatuaje que le cubría casi todo el brazo era imposible no reconocerlo. —Aether pensaba que ya habías muerto. —Xiao se acercó y dejó la bandeja con comida en la mesita de noche. —¿Te encuentras bien?

—¿Te parece que sí? ¿Cómo, cuándo y en qué momento llegué aquí? —El peli morado estaba irritado, claramente. Xiao echó la culpa a la resaca.

—Tan amable como siempre.

—Responde.

—El cómo llegaste aquí, ni idea, Aether te recibió diciendo que otro chico te había traído hasta aquí. Lo de cuándo, a las cuatro de la mañana. Muy lindo de tu parte. —Xiao cruzó sus brazos y siguió.— Lo último es lo mismo que lo anterior.

—Un chico.

—Sí.

—¿Y quién era?

—¿Y yo qué voy a saber? Mi pobre novio estaba todo adormilado cuando te tiró, drogado por cierto, a la cama a las cuatro de la mañana.

—¡¿Drogado?! —De repente su cabeza hizo click. La bebida que le había dado su compañero de clase tenía algo. Y lo peor es que no sabía quién era la persona que lo trajo hasta la casa de sus amigos. —Ese maldito. Me las va a pagar. —Wanderer se apresuró a salir de la habitación, acto que lo llevó a chocar contra Aether que estaba buscando a Xiao.

—Auch... Ya despertó la bella durmiente.

—¿Te encuentras bien? —Xiao se apresuró a acercarse a su pareja y asegurarse. Aether asintió.

—Perdona, Aether. Pero aprovechando que estás, ¿Quién fué la persona que me trajo hasta su casa? —Aether se quedó pensando.

Ese mismo día, a las cuatro y media de la noche.

Aether se encontraba durmiendo tranquilo junto a Xiao, pero luego de estar escuchando el timbre de la casa hasta en su propio sueño, despertó de mala gana y se dirigió hasta la puerta. Quitó el pequeño seguro pero no la cadena, y trató de observar de quién se trataba a altas horas de la noche.

Entre la oscuridad, lo único que pudo notar fue a su amigo, Wanderer, que parecía hecho mierda siendo cargado por un tipo el cual este no conocía.

—Disculpa por la hora —se apresuró a decir aquel muchacho —, ¿Pero este chico es amigo tuyo?

Aether asintió, nervioso, sin poder observar bien el rostro del otro.

—Genial. Verás, él era el último que quedaba en toda la fiesta que se hizo hoy, y no podía dejarlo tirado ahí. —Empezó a explicar, puesto que notó el nerviosismo del rubio. —Busqué entre sus cosas y había una nota con esta dirección que decía algo de amigos más cercanos.

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