Prólogo

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31 de Octubre del 2025.

Nada. No había encontrado nada de comida en el basurero. Suspiré y di un pequeño para bajar de los tablones de madera que había puesto para poder alcanzar a ver el interior del basurero. Escuché un mullido. Un gato negro de ojos verdes me miraba fijamente detrás de unas bolsas de basura. Lo miré fijamente como él hacía conmigo. No pude sonreírle, no podía. Lo llamé con un pequeño silbido, se acercó a mí rápidamente y comenzó a caminar a mi lado cuando emprendí viaje hacía el bar que estaba a unas calles de ahí.

-¿Nueva mascota?.- Alex me miró sin dejar de secar la copa en sus manos. El bar estaba casi vacío, la mayoría de las personas ahí eran hombres mayores de cuarenta y tantos de años y desaliñados, eran conocidos. Me conocían porque vivía en ese bar junto con Alex, era el hogar de él pero me quedaba con él por no tener un hogar y ser su mejor amiga.

-Lo llamaré...Shadow.- me senté en la barra y él me dio una copa con Whisky.

-Brindo por Shadow, quien se ha unido a esta familia disfuncional y llena de problemas.- habló torpemente el borracho que estaba durmiendo en la silla a mi lado.

-¿Te dejó otra vez tu esposa, Peter?.-

-Ya voy por la esposa número doce en veinte años.-

-Por lo menos has tenido esposa. Ella lleva toda la vida soltera.- se rió Alex acomodando algunas botellas de alcohol en los estantes detrás de la barra.

-Mejor soltera que mal acompañada, Niña.- me susurró Peter en el oído con una sonrisa antes de levantarse de la silla y caminar torpemente hacia la salida. Le sonreí antes de verlo salir y caminar hacia el callejón de enfrente.

-¿No debería quedarse aquí?.- miré a Alex, quien seguía mirando el camino por donde se fue Peter.

-Estará bien, tranquila.-

[...]

Me desperté por el sonido de las sirenas de la policía y de la ambulancia. Estaba lloviendo. Posiblemente sea un choque.

Alex entró a mi habitación y me miró seriamente. -¿Qué ocurrió?.- susurré. Ya conocía esa mirada.

-Encontraron el cuerpo de Peter mutilado y destripado en el callejón.- susurró sin dejar de verme.

Mi respiración se detuvo por un breve instante antes de soltar un suspiro silencioso y cerrar mis ojos. -Te dije que debía quedarse aquí.- susurré. Suspiró y salió de la habitación para luego cerrar la puerta.

Sucesos extraños han estado ocurriendo. Personas desaparecen, algunas aparecen muertas de una manera horripilante y otras no aparecen. ¿Lo raro? Conocía a todas esas personas y eran mis amigas. Sabía que tenía que ver conmigo, de alguna forma, por eso quiero irme del bar para que Alex no muera como esas personas.

Cuando Alex se fue a dormir, me levanté en silencio y guardé mis cosas en una mochila desgastada antes de salir del bar. Caminé hacia la parada de autobuses más lejana, me senté y suspiré con cansancio viendo el amanecer. No había dejado de llover por lo que mi ropa ahora estaba empapada.

Mi mirada se desvió del cielo hacia una camioneta negra que se estaba estacionando a unos metros de mi. Miré fijamente los espejos polarizados, sabía que me miraban. La puerta de atrás se abrió y de ahí salieron dos hombres.

-¿Eres Isabella D'angelo?.- preguntaron los dos hombres de negro que estaban frente a mi.

-Saben que sí, por eso me siguen.-

El Infierno PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora