Capitulo 57

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Trabajo y Familia
Frederick

El sonido del despertador me sacó de un sueño profundo. El sol apenas asomaba en el horizonte, lanzando un leve resplandor a través de las cortinas. Me quedé mirando el techo, sintiendo el peso del día que comenzaba. Era una sensación habitual para mí, esa mezcla de responsabilidad y compromiso que había guiado cada uno de mis pasos durante años. Sin embargo, últimamente, ese compromiso se veía entremezclada con algo más, algo más profundo y significativo: la familia que había construido junto a Mackenzie.

Me levanté con cuidado para no despertar a Mackenzie, quien aún dormía plácidamente con April en sus brazos. Emily, William y James probablemente seguían durmiendo en sus habitaciones. Emily solía despertarse temprano, pero últimamente se había aferrado más a Mackenzie y a la rutina matutina de amamantar a April. Sabía que, por mucho que me esforzara en darle atención, había ciertas cosas que solo Mackenzie podía proporcionarle, y esa cercanía con su hermana pequeña era una de ellas.

Me vestí rápidamente, poniéndome un traje oscuro que había seleccionado la noche anterior. Tenía una reunión importante en la oficina, un proyecto crucial que estaba en marcha, y debía estar en mi mejor forma. Sin embargo, mientras me ajustaba la corbata, no pude evitar pensar en cómo había cambiado mi vida. Antes, mi rutina matutina era mecánica, sin interrupciones, dedicada exclusivamente al trabajo. Pero ahora, cada mañana comenzaba con una mezcla de ternura y caos, con las risas y llantos de mis hijos resonando por la casa.

Bajé las escaleras en silencio, con la intención de preparar un café rápido antes de salir. Pero cuando llegué a la cocina, me encontré con una pequeña sorpresa. James estaba sentado en la mesa, aún en pijama, con los ojos medio cerrados y su peluche favorito en las manos.

—Papá, ¿por qué te vas tan temprano? —preguntó, frotándose los ojos con sus pequeños puños.

Me acerqué y le acaricié el cabello despeinado.

—Tengo que ir a la oficina, campeón. Hay mucho trabajo por hacer.

James frunció el ceño, claramente descontento con la respuesta. Sabía que no le gustaba la idea de que me fuera antes de que se despertaran todos, pero también comprendía que era necesario. Aun así, ver esa expresión en su rostro me hizo sentir un leve peso en el pecho.

—¿Cuándo vas a volver? —insistió, mirándome con esos ojos grandes y curiosos que siempre lograban desarmarme.

Sonreí y me incliné para estar a su altura.

—Estaré de vuelta antes de la cena, ¿de acuerdo? Y cuando llegue, podremos jugar juntos o leer un cuento. ¿Qué te parece?

James pareció considerarlo por un momento antes de asentir, aunque su expresión seguía siendo seria.

—Está bien. Pero prométeme que no te tardarás mucho.

—Te lo prometo, hijo.

Le di un beso en la frente antes de dirigirme a la puerta, recogiendo mi maletín en el camino. Sabía que cada vez que salía de casa, dejaba un pedazo de mi corazón aquí, con mi familia. El trabajo era importante, sí, pero ahora comprendía que lo hacía no solo por mí, sino por ellos, para asegurarles un futuro estable y lleno de oportunidades.

El trayecto a la oficina fue rápido, pero mi mente seguía en casa. A veces me preguntaba si alguna vez encontraría el equilibrio perfecto entre mi vida laboral y mi vida familiar. Ambos eran aspectos cruciales de mi existencia, pero equilibrarlos era una tarea titánica, especialmente ahora que Mackenzie y yo habíamos construido una vida juntos, con todos los retos y alegrías que eso implicaba.

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