Parte sin título 2

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Me despierto y ruedo perezosamente en la cama para sentir que aplasto algo, abro los ojos rápidamente y, un momento, esta no es mi pieza, me giro para buscar que fue lo que aplaste antes que el pánico se cierna sobre mí y empiece a actuar como una verdadera loca, ¡o dioses mi cabeza! No puedo creerlo.

Hola preciosa, he tenido que salir de improviso esta mañana,  hay de todo en el dpto. Sírvete a tu antojo...

Besos

¡Oh Dioses del cielo, tierra, agua, fuego, aire! No puede ser, esto no puede ser, ¿qué mierda hice anoche? No, no, no puede ser, anoche era la despedida de soltera de mi tía y la bienvenida a la soltería mía, no puedo creer que me enrolle con un tipo, en mi primera noche de soltera, ¡ay no!

Comienzo a respirar aceleradamente, tengo que salir de aquí de inmediato, busco con la vista mi ropa, no la encuentro, entonces bajo la mirada para ver mi atuendo, y ¡no puede ser!, es una camisa de hombre, me queda un poco grande, siempre me ha gustado como queda la ropa de hombre en una mujer ¡Thea! Me reto mentalmente, si, verdad, tengo que tomar mi ropa y largarme, me levanto apresuradamente y me dirijo al baño me aseo lo más rápido posible y salgo por la otra puerta que tiene la habitación para encontrarme con una sala de estar que en este momento está patas para arriba, ¡No puede ser! Mi brasier está colgando en la esquina del plasma, no me doy tiempo para pensar en cómo llego hasta ese lugar tomo toda mi ropa que esta esparcida por ahí, y encuentro mi bolso, saco el celular rápidamente, tengo 50 llamadas perdidas y más de mil mensajes por whatsapp no lo puedo creer, aparto todas las noticias de la pantalla y me decido por buscar el número de la única persona que no me criticara y vendrá de inmediato a buscarme, además tiene auto, mi mejor amigo Carlos.

-joder, joder contesta...- le hablo al teléfono- pero mira qué hora es y no contestas, que buen amigo, yo también te quiero, en las buenas y en la malas... cuando te necesito Nun....

-¿Thea?- pregunta la voz adormilada de Carlos al otro lado de la línea interrumpiendo mi ataque verbal- ¿Qué pasa?

-pues veras, anoche era la despedida de Natacha- le digo intentando respirar con normalidad- y ahora me encuentro en un departamento que no conozco no sé dónde estoy, tengo muchas notificaciones que responder y estoy entrando en pánico.

-tranquila, tranquila, haber Thea- me dice Carlos con esa voz que siempre logra que entre en si- ¿estas vestida? bueno si no lo estas voy a querer detalles, pero ahora si no estás vestida te vistes rápido sale del departamento e indícame el nombre de la calle para buscarte por google maps...

-ya estoy vestida, y no tendrás detalles porque... a deja recordar, cierto, ¡no recuerdo NADA!- le digo histérica, mientras tomo mi bolso y me levanto del cómodo sofá- por favor dime que ya estás en tu auto esperando mis indicaciones.

-por supuesto, estoy en puros bóxer y un camisa a medio abrochar- me dice, y no sé por qué le creo, no tiene motivos para mentirme.

-que bien porque ya sé dónde estoy, y no me lo vas a creer- le digo viendo la calle y girándome a ver el departamento- recuerdas cuando dijimos que si llegábamos a hacernos ricos con nuestra red de prostitución nos...

-compraríamos el ático del edificio mas grande la ciudad, ¡no me digas que te has enrollado con un millonario! ¡Thea! Esas cosas son lo primero que se dice- me interrumpe mi amigo gritándome como una loca por celular- voy para allá, créeme, esta me la pagas.

Y me corto, la línea se queda en silencio, y yo me quedo en la orilla de la calle con ese vestido negro que resalta mis curvas a la perfección a las once de la mañana, lo peor es que no tengo ningún abrigo y me estoy muriendo de frio, me giro buscando algún negocio donde vendan un rico café, o no, mejor no importa si es bueno o malo, lo que importa es que me haga entrar en calor, y ¡Bingo! Encontré una cafetería a la vuelta de la esquina, me dirijo hacia la cafetería rápidamente y entro sin mirar a algún lado.

-hola me das un café doble bien cargado- le digo la chica que me viene a atender, ella me mira como esperando algo más, me giro mirando para todos lados y ahí lo veo, ¡o dioses! Por fin me han ayudado- y quiero esas donuts que están en el mostrador las seis más grandes que tengas- le digo con una gran sonrisa, así mantendré callado a Carlos por unos momentos.

-mmm, ¿no quieres el periódico o alguna revista?- me ofrece amablemente, pero siento que me intenta decir otra cosa, me la quedo mirando intentando averiguar que podría ser, y la verdad no soy buena en esto, niego con la cabeza, recordando que Carlos ama leer,  bien, sonrió otra distracción- todas las que puedas traerme que estén fechadas para hoy.

La chica me sonríe y se va, yo solo me digno a mirar por la ventana, hasta que veo el auto de mi mejor amigo aparcando fuera del gigantesco edificio, mira para todos lados y niega con la cabeza, creo que por la emoción olvido que solo estaba con bóxer y su camisa a medio abrochar, comienzo a reír como loca, él se gira y entra al auto nuevamente y no sé qué estará haciendo dentro, tal vez poniéndose unos pantalones, mi celular comienza a sonar y contesto sin mirar quien es.

-¿sí?- digo aun con una sonrisa en el rostro.

-¿Cómo te atreves a bromear de esa manera conmigo?- me grita Carlos del otro lado de la línea- ¡he bajado buscarte pero aquí no hay nadie!...- se queda un momento en silencio- ¡THEA! Esta me la pagas, ¡baje en puros bóxer!

-Carlos, respira- le digo intentando aguantar la risa, estoy en la cafetería de la esquina me estaba muriendo de frio, ponte unos pantalones y ven te tengo unas ricas donuts para ti- le digo dulcemente.

-espero que sean rellenas en chocolate- dice para luego cortarme.

Niego con la cabeza y sigo mirando por la ventana hasta que siento a alguien aclarándose la garganta, me giro y me topo con un adonis, con cara muy familiar.

-tu...- le digo entrecerrando los ojos para poder recordar quien es- eres...- ahora me dio alzherimer.

- soy Rodrigo- me dice el mirándome con un sonrisa- ¿no te acuerdas...

- ¡no puedo creerlo! ¡Tu! Eres el jugador de futbol preferido de Carlos- le digo feliz- por favor ¿puedes tomar asiento?

-por supuesto – dice el mirándome fijamente con duda en sus ojos.

-mira no sé por qué te contare esto pero, anoche tuve una... como decirlo... una noche loca, y mi amigo Carlos es el único que pudo venir a mi rescate, la verdad esto sonara feo pero desperté en una habitación que no es la mía con una hoja a mi lado diciéndome que me...

-ahí estas, maldita afortunada- dice Carlos negando con la cabeza abrochándose la camisa, sin notar aun a su ídolo que está sentado frente a mí y de espaldas a él, yo miro a Carlos y luego a Rodrigo pidiéndole disculpa con la mirada, él está como en un trance, creo que no debí contarle nada... no sé por qué se lo conté.

-carlós mira...- le digo apuntando a Rodrigo.

-hola- dice mirándolo con unos ojos gigantes y luego girándose hacia mí- ahora me cuentas todo lo que tengas de contar, maldita zorra, yo también quiero a un millonario que me deje dormir en ese maldito edificio- dice rencorosamente, yo me quedo con la boca abierta mirándolo.

-pero que cosas dices Carlos, ¿Qué pasa si era un viejo rancio? O peor aún ¿un pervertido que me trajo rastras y se aprovechó de mi inocencia?- le digo entrando en pánico- o... o...

-o el tipo que está sentado frente a ti- me dice Rodrigo mirándome entre molesto y divertido.


una noche... solo eso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora