Paraguas.

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"silencioso" es una historia sin muchos diálogos, profundizada en el amor no correspondido y el ardor de un amante bajo las sombras.

No tiene un propósito directo del amor idóneo de parejas.

No tiene el encanto de dos seres enamorados entre .

No tiene la belleza que buscas en un final feliz.


Narrada únicamente por Kellin.



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Lo buscaba, por dónde sea que fuera, lo seguía porque me importaba, y mucho. Era la persona más importante en mi vida, y la hacía dichosa, malditamente dichosa. Aún recuerdo la primera vez que le vi. Él era de las personas más reservadas que haya conocido, de hecho, siempre lo fue. Caminaba bajo la lluvia un día como hoy, viernes, llevaba la capucha, la cabeza gacha y las manos en los bolsillos de la chaqueta. No traía paraguas, pero yo sí, tal vez si lo hubiera traído jamás le hubiera conocido. Me le acerqué rápido, adaptándome a sus pisadas y extendiendo el paraguas sobre nosotros. Se detuvo, mirándome desde los pies hasta llegar a encontrarse con mis ojos, le sonreí. Él alzó las cejas -Gracias -murmuró. Por un instante sentí que todo se detenía, su voz estaba ácida y salía a rastras ¿por qué forzarse a hablar? Sonreí para mí, me gustaba su voz, una de las primeras cosas que me gustaron, tampoco sabía que era una de las cosas que más quisiera escuchar después. Llamadas anónimas de mi parte a su móvil, escuchar sus alós a través del teléfono, siempre por la noche. Sus labios, siempre con un tono suave, invitándome a probarlos, pero absteniéndome por el miedo. Sus ojos oscuros, fríos y distantes, montando una muralla a todo lo que anhelaba, lo que deseo y quiero tener, consolar y atesorar. Tan solo ese pequeño encuentro me hizo una de las personas más obsesivas por su ser. Quería saber mucho de él, qué le gustaba, qué hacía, qué le disgustaba, qué le entretenía, lo qué le aburría, lo qué sentía, lo qué disfrutaba de la vida o qué quería ser a futuro. Era inevitable no mirarlo los días siguientes, entender qué hacía en esos lugares por la tarde, en invierno y siempre igual, sin paraguas ni nada impermeable, pero, después del primer contacto, jamás volví a acercármele, me parecía una persona muy inquietante y me ponía nervioso de solo pensar en cómo tener una conversación normal y hasta ser simples amigos. Pero no podía, cada intento salía algo mal y regresaba frustrado a casa. La última vez que quise intentarlo, una chica se adelantó a mi encuentro y realizó el mismo acto; con un paraguas más amplio, les protegió y siguieron el camino, pasando de mí sin siquiera notarlo. Eso causo dolor en mi pecho y me resigné a esto, a un amor anónimo, realizando las llamadas, aquel chico había incluso algunas veces llamado de vuelta, yo contestaba y escuchaba sus palabras y palabrotas por no contestar, solo temía que me bloqueara, pero aún no pasa, y lo disfruto mucho. A veces me planteo el problema, no por busca de solución, sino que pienso en que para cualquiera, soy un acosador obsesivo, pero mi caso es diferente, yo no me involucro directamente en su vida ni influyo indirectamente, él pasa de mi existencia como las hormigas que pisa los sábados en aquel parque. Sé que no debería, sé que no es correcto estar bajo sus sombras, pero esto que siento no es fácil de quitarlo, y sí, lo alimento a base de esto. Quizá soy un loco amor obsesivo, o un frágil sentimiento aún no correspondido. Traté muchas veces de hacerle un retrato, aún no lo logró, nunca le he tomado una foto, no lo he agregado en redes sociales -porque no lo encuentro- ¿cómo se llama? Nunca pensé en buscar aquello. Se siente raro y extraño, pero es simplemente un chico que me gusta, uno que no tiene nombre y permanece cerrado en mi pecho.

Silencioso || Kellic ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora