𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈𝐗

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El Expreso de Hogwarts avanzaba a través de la campiña inglesa, su silbato resonando por el aire mientras se adentraba en el territorio mágico que rodeaba el castillo

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El Expreso de Hogwarts avanzaba a través de la campiña inglesa, su silbato resonando por el aire mientras se adentraba en el territorio mágico que rodeaba el castillo. Celeste se sentó junto a la ventana, observando cómo el paisaje se deslizaba rápidamente, aunque su mente estaba atrapada en pensamientos oscuros y melancólicos. A su lado, su amiga Marilyn intentaba animarla, pero cada intento parecía en vano.

—Vamos, Celeste —dijo Marilyn, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y energía contagiosa—. No puede ser tan malo. Estás de vuelta en Hogwarts, y ya sabes lo que significa eso: nuevas aventuras, nuevos desafíos. Además, te han nombrado prefecta.

Eso era cierto. Celeste había sido seleccionada como prefecta de la casa de Ravenclaw, junto a Anthony Goldstein. Aquello la motivó bastante, pues siempre le encantó la idea de poder ser la guía de su casa.

Pero desde que Celeste entró en la estación King's Cross, no vio a Theodore por ningún lado, entonces se preocupó bastante. El chico le había asegurado que se verían el uno de septiembre, y no estaba allí.

El estómago de Celeste se revolvió en su interior, dándole un leve dolor y ardor estomacal. Las nauseas se hicieron presentes en su garganta. La pelirroja suspiró y apretó los labios, asintiendo despacio. De pronto, la puerta se abrió de golpe, mostrando a un rubio no muy alto.

—Celeste Woodruff, ¿verdad? —preguntó—. Debes venir a la reunión de prefectos.

La chica asintió y le dedicó una mirada a su amiga, después, ambos prefectos de la casa de las águilas salieron del compartimento y se metieron en otro más amplio. Allí se encontraba Hermione Granger y Ron Weasley, Ernie Macmillan, Hannah Abbott y Pansy. Celeste saludó a la Slytherin con una mano, agitándola, cual gesto fue devuelto de la misma manera.

Draco ni siquiera se presentó a la reunión.

Slughorn les dio una insignia brillante a cada prefecto de su casa y estuvieron charlando sobre sus obligaciones un cuarto de hora. Después, el Expreso de Hogwarts llegó a su destino y todos los estudiantes bajaron, todos menos Draco, que le dijo a Pansy que debía de hacer algo primero.

Una vez que todos bajaron del tren, Celeste se encontró con Pansy, Draco y Blaise para montar en la barca que cruzaría el Lago Negro, y así poder llegar a Hogwarts.

—¿Sabéis qué ha pasado con Theo? —preguntó Celeste con timidez.

Las miradas de Draco y Blaise se conectaron mutuamente, pensando en qué debían decir.

Draco, con su característico aire de desdén, se cruzó de brazos y miró a Celeste con un leve destello de desinterés en sus ojos.

—No es mi lugar decirte más detalles —comenzó, su tono despectivo—, pero lo que sé es que el Señor Tenebroso lo reunió para una misión importante.

Celeste sintió cómo el corazón se le encogía. La preocupación se apoderó de ella, mezclándose con la inquietud que había sentido desde que se enteró de que Theodore no estaba en la estación.

DUBBY | THEODORE NOTTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora