Palabras dulces y sofisticadas salen de tu boca, pero muy dentro esconden cuchillas filosas que se clavan sin piedad en mi pecho. Sin remordimiento, de manera limpia y certera. No dudan ni titubean y yo, aunque desangrada me encuentro, no te guardo rencor y mucho menos alberga el miedo, pues tu fuiste mi mas dulce y puro tormento.
