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Presente

Silvia se acomodó en la cama de Issac, manteniendo su taza junto a ella. Estaban en el que fue un cuarto de invitados, le traía muy pocos recuerdos, la mayoría de ellos eran cuando jugaba a las escondidas, o trataba de encontrar regalos de Navidad. Podría soportarlo.

Issac le sonrió. Ella le sonrió de vuelta.

-¿Qué te hizo acercarte a hablarme hoy día?- Le preguntó el chico.

-El destino.

-¿Destino?

-Destino.- Dijo ella soltando una risita. -O aburrimiento.

-Creo que eso es más probable, y menos romántico.

-¿Crees que soy romántica?

Issac mordió su labio. Silvia sonrió. Estaba ahí, si tan solo quisiera estar ahí.

-Eres misteriosa. Creo que podrías serlo.

-¿Y tú puedes?

Issac se sonrojó. Silvia se acercó al borde de la cama para estar más cerca de él.

-Veamos.- Dijo ella.

Planeaba en inclinarse para besarlo. No lo hizo. No podía.

Se dejó caer al suelo.

-Lo siento.

-Está bien.- Issac estaba en el suelo junto a ella, sus brazos la envolvían. Silvia necesitaba tiempo para analizar, pensar las cosas. Los brazos de Issac no eran nada parecidos a los brazos de él. Nada jamás podría serlo.

¿Era esa una lágrima en su mejilla?

Se sentía disgustada por la presencia de Issac, no lo quería volver a ver. Nadie lo podría reemplazar. Y aún así, aquí estaban. El presionándola contra su cuerpo, abrazándola. Su tibio cuerpo contra el suyo, el olor a detergente de su camisa mezclado con el perfume de su cuello. Sería muy aliviador abrazarlo de vuelta. Se obligó a hacerlo. Y aún así no podía. Estaba encadenada a los recuerdos.

21 Brook Street. (Traducción) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora