Para Megumi, ignorar a su vecino Itadori era un reto cada vez mayor. Desde que el chico de la fraternidad se había mudado al departamento de enfrente, la tranquilidad que antes disfrutaba se había vuelto una batalla constante entre su instinto de ignorarlo y la atracción que inevitablemente sentía. Itadori era despreocupado y ruidoso, el tipo de persona que Megumi evitaba a toda costa, el tipo de persona que él detestaba.
Pero cuando el sol empezaba a caer, Itadori encendía la luz de su habitación y dejaba la ventana abierta, sin molestarse en cerrar las cortinas. Megumi no podía evitar sentir que aquel despliegue de confianza era una provocación, una falta de respeto a su espacio personal. Sin embargo, había algo en la despreocupación con la que Itadori se movía que hacía que Megumi apenas pudiera apartar la mirada.
Desde la penumbra de su habitación, a escondidas, Megumi observaba cómo Itadori se quitaba la camisa con total naturalidad, revelando su torso esculpido y esos brazos trabajados, el resultado de algún deporte que, seguramente, era típico en la fraternidad de la que tanto presumía. El chico solía pasar el rato caminando de un lado a otro, a veces sin camiseta o simplemente en calzoncillos, como si la ventana no fuera un escenario que daba justo hacia el dormitorio de Megumi.
Al principio, Megumi había intentado ignorarlo, convencido de que no tenía sentido prestarle atención a un vecino tan arrogante y frívolo. Pero cada noche, cuando la luz de la habitación de Itadori se encendía, sentía un magnetismo inevitable. En esos momentos, odiaba que su propio cuerpo lo traicionara, que su corazón latiera un poco más rápido al ver esa figura tan libre y segura al otro lado de la ventana.
Se decía que solo era una atracción física, una reacción humana normal. Pero cada vez que lo veía, sentía que se desmoronaba un poco esa imagen de rechazo que había construido alrededor de Itadori. Después de todo, no era más que un vecino despreocupado... ¿o había algo más detrás de esos destellos de piel que parecían dirigidos solo a él?
Sin querer, Megumi se encontraba cada vez más atrapado, sintiéndose frustrado y atraído al mismo tiempo. Sabía que debería cerrar su propia cortina, poner fin a ese incómodo espectáculo. Pero cada noche, en el silencio de su habitación, se daba cuenta de que prefería dejarla abierta, esperando, casi sin querer admitirlo, que Itadori lo notara.
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𝖻𝖺𝖻𝗒, i'm 𝗀𝗈𝗈𝖽 𝖿𝗈𝗋 𝗒𝗈𝗎.
Fanfictionte haré bien cariño ,solo dame un momento y lo verás, te haré sentir genial está noche. ☆: contenido sexual.