𝕰𝖑 𝖘𝖎𝖈𝖆𝖗𝖎𝖔

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

El teniente Prowl se conecta con un gemido.

Le duele las hojas de las puertas. Eso es lo primero que nota, el entumecimiento estático que se extiende entre ellos, y deja sus ópticos fuera de línea para evitar el dolor de cabeza que sabe que debe estar gestándose.

Ha pasado mucho tiempo desde que había tomado mucho, tanto que ni siquiera recurda haber ido al bar. Sus giroscopios también están dando información errónea: le dicen que está sentado, erguido, pero eso no puede ser correcto. Intenta levantar la mano, tocarse el chevron en un intento de aliviar un poco el dolor...

Su mano no se mueve.

Escoria.

Siente un miedo repentino y punzante en le pecho, y Prowl no duda: busca en su código, activa los protocolos de combate que purgarán sus sistemas de cualquier droga que le hayan administrado, reiniciará su procesasor y pondrán en funcionamiento los sistemas tácticos. Duele, siempre duele, pero no es la primera vez que un sospechoso lo tiene en la mira.

Si Primus quiere, no será la última.

Está atado a una silla, esposado en las muñecas y los tobillos, y con una cuerda alrededor del pecho que lo mantiene erguido. Sus puertas todavía solo transmite estática; ahora, más alerta, puede sentir los deflectores de estática sujetos a sus bases, interrumpiendo los datos que recopilan antes de que puedan procesarse. Está hecho de manera profecional y es un alivio que sus puertas no estén dañadas, pero significa que sin conectar sus ópticas, está casi completamente ciego a la habitación que lo rodea; todo lo que capta sus audifonos es el zumbido de la maquinaria y el débil silbido del vapor.

Sus captores ya saben que está consciente: ya lo han visto intentar moverse y el protocolo del combate es todo menos silencioso. Lo están esperando, probablemente como una táctica de intimidación. Feldspar, objetivo de su investigación actual y muy probablemente el que ordenó su captura, es un robot rico que puede permitirse contratar profesionales. Si tiene suerte, tienen órdenes de asustarlo para que no participe en el caso. Sí no...

Prowl desvía el pensamiento al final de su cola, y pone en línea sus ópticas.

La habitación es grande y oscura. Hay un tenue resplandor narajan de una consola a su derecha, una especie de almacén industrial, muy probablemente, e incluso mientras registra su ATS, está reduciendo su ubicación a un puñado de puntos dentro de la ciudad, sincronizando el cronómetro para eliminar algunos más que no habrían sido accesibles en el tiempo que sus captores lo han tenido, dejándolo con tres posibles ubicaciones. Prowl también lo desvía al final de su cola: una comprobación rápida es suficiente para saber que sus comunicaciones están fuera de línea, e incluso si no lo estuvieran, no hay ningún mech en la fuerza policial que vaya a buscarlo antes de que los agentes de Feldspar terminen con él.

Agentes que... no son inmediatamente evidentes. Prowl reinicia sus ópticas y cambia la visión para condiciones de poca luz (los retrasos en la visión nocturna completa son paralizantes en una pelea), pero no hay nadie dentro de su línea de visión y Prowl siente que su ansiedad aumenta aún más. Están jugando con él.

Prowl no está de humor para que jueguen con él.

-¿Ni siquiera pudiste encontrar una fundición para interrogarme?-. Mantiene su tono casual, su voz no impresiona. Nunca ha sido muy bueno con la charla, no como algunos de los otros oficiales con los que entrenó, pero el ATS suprime sus emociones en el mejor de los casos, y al menos por ahora, eso es una ventaja. -Los hombres de Chrysoberyl hicieron un trebajo mucho mejor al preparar el escenario cuando me capturaron. ¿Feldspar no te paga lo sufiente para hacer un buen trabajo de esto, o debería hacerle saber que sus asesinos están siendo negligentes con su trabajo?-.