—Sí, Margarita me llamo, Margarita como la princesa de Inglaterra, Margarita de Austria, como el trago que el que lo invitó lo puso en honor a una Margarita. Bueno, en fin, margaritas hay en todos lados.— conté con una sonrisa.
El extra me miró un poco desconcertado, pero seguí como si nada.
—Incluso en Corea, donde viví muchos años. ¿Sabés cómo se dice Margarita en coreano? Deiji kkock.
De repente, una chica que supongo era famosa y notoriamente egocéntrica, me interrumpió con un gesto exasperado.
—Eh, perdón. ¿Alguien va a hacer callar a esa cotorra? —dijo en voz alta, dirigiéndose al equipo con fastidio.
El director, al escuchar esto, gritó de frustración.
—¡Corten! ¡Corten!
La chica puso los ojos en blanco y agregó con tono irritado:
—¡Por favor, qué insoportable!
El director del comercial, tratando de contener su irritación, se acercó a mí y me miró con los ojos bien abiertos.
—Tres veces te dijimos, no podés estar hablando. Sos extra, extra quiere decir persona que no habla.
Arqueé las cejas, claramente indignada.
—Bueno, pero ¿me van a tener acá muda como un maniquen?
El director suspiró y señaló a otro extra para que me mostrara cómo debía actuar.
—Sí, hacés que te reís, pero no te reís. Hacés que hablás, pero no emitís sonidos. Mirá, mostralé —dijo, dirigiéndose al extra.
Observé al otro extra imitar un gesto exagerado de risas y charlas mudas, y no pude evitar reírme abiertamente.
—Con todo respeto, pero la verdad me parece un desperdicio que me traigan acá para hacer esta paparruchada, con lo que actúo, con lo que canto...
El director, ya cansado, hizo un gesto a otro miembro del equipo.
—Sáquenla.
Pero no iba a dejarlo así de fácil. Di un paso al frente, decidida, y le sonreí al director con una chispa en los ojos.
—Que no, usted no me escuchó cantar. Escuche, le levanto la publicidad que viene medio bajonarda, escuche.
Esto va a funcionar.
~🌼~
No funcionó.
Y además no me pagaron el dinero.
Desde que me despidieron del restaurante, mi vida ha sido un carrusel de trabajos temporales. Ahora me paso el día saltando de una publicidad a otra, grabando clips musicales aquí y allá, pero nada de eso me da la estabilidad que necesito. La señora de la renta ya me está mirando con esos ojos que dicen "me debes dinero", y la amenaza de que Pipe y yo seamos echados del departamento pesa sobre mí como una losa. No puedo evitar sentir que la vida se está burlando de mí.
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Margarita ~ marrey
Teen FictionUna noche oscura puede cambiar la percepción de cómo vemos nuestra propia historia.