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"You are as cute as a porcelain doll"
˚₊‧꒰ა 𓂋 ໒꒱ ‧₊˚
Cada vez que Kinito notaba la presencia del enfermero su ritmo cardíaco se aceleraba, su respiracion se agitaba y el ardor de sus mejillas solo empeoraban.
No podía sacarse de la cabeza lo tierno que le parecía Sobber, sobre todo esos ojos rojos que lo volvía loco.
Quería... no, deseaba ser su novio y sentir sus suaves labios presionados contra los suyos, rozar sus manos en su piel tan frágil como el pétalo de una flor.
Lo amaba tanto pero era difícil confesar su amor al enfermero. Si tan solo tuviera la valentía...
[...]
Gota por gota caía en el fregadero y ruidos de objetos siendo tirados contra el piso se escuchaban en la cocina.
Sobber estaba en un estado paranoico buscando desesperadamente el frasco de pastillas.
Escuchaba susurros y presenciaba un olor putrefacto que le daba náuseas.
- por favor, por favor...- Sentía que su corazón iba a salirse de su pecho en cualquier momento e intentaba recordar a donde lo puso.
Sentía que se iba a asfixiar por el olor tan nauseabundo hasta que por fin pudo encontrar la caja donde contenía aquel frasco.
Sin pensarlo dos veces volcó las pastillas contra su boca sin importarle si caía en una enorme cantidad y rapidamente puso su cabeza adentró del fregadero.
Abrio la llave para que salga el agua y empezo a beberlo para tragar las pastillas que tenía en su boca.
Luego la cerró sacando su cabeza del fregadero y comenzó a soltar jadeos tras jadeos, sostuvo el frasco de pastillas en su mano apoyada en la parte de su corazón.
Se sentía bastante débil y lentamente se dejó caer hasta estar sentado en el piso con su espalda apoyada en el respaldo de la cocina.
Aún podía escuchar los susurros y oler ese olor pero de a poco ya se estaba regularizando.
Soltó un sollozo entrecortado mientras cerraba forzadamente sus ojos e intentó enfocarse en su respiracion pero sentía que iba a quedarse sin aire en cualquier momento.
Nadie estaba para ayudarlo, solo estaba él, su frasco de pastillas y objetos tirados a su alrededor.
Si tan solo tuviera la valentía de pedir ayuda ya no estaría en estás condiciones tan deplorables pero no podía, aún seguía con la pregunta del:
