2-Sentimientos encontrados

2 0 0
                                    


—Listo señorita, sígame, no falta mucho para que despegamos.

La seguí y se detuvo enfrente de un asiento vacío junto a un chico que miraba por la ventana. Parecía concentrado en sus pensamientos, pero al notar nuestra presencia, levantó la mirada y me sonrió amablemente.

—Aquí está su nuevo asiento, señorita —dijo la asistente de vuelo, señalando el lugar.

—Muchas gracias —le respondí aliviada, y me acomodé en el asiento junto al chico.

—Hola —me saludó el joven con una sonrisa cálida—. Soy Minho.

—Hola, soy Hana —le respondí, sintiendo un poco de nerviosismo, pero también curiosidad.

Nos quedamos en silencio por un momento, ambos inmersos en nuestros propios pensamientos. Pero a medida que el vuelo avanzaba, comenzamos a charlar. Minho resultó ser un joven encantador, con una pasión por la música similar a la mía. Nos reímos, compartimos historias y, de alguna manera, el tiempo pasó volando.

—¿Y qué te lleva a Nueva York? —le pregunté, curiosa.

—Voy a asistir a un taller de composición musical —me explicó Minho, sus ojos brillaban de entusiasmo—. Es una gran oportunidad para mejorar mis habilidades y conocer a otros músicos.

—¡Qué interesante! Yo también tengo algo relacionado con la música —le dije, sin querer revelar demasiado.

—¿Ah, sí? —dijo él, interesado—. ¿Eres cantante?

—No exactamente. Soy influencer y me gusta mucho la música. Voy a Nueva York para grabar un video musical con un amigo que es cantante —le conté, sonriendo, aunque no entendía por qué lo había llamado "amigo".

—Eso suena increíble —dijo Minho—. Espero poder escuchar esa canción algún día.

Mientras hablábamos, no podía evitar sentir una creciente conexión con Minho. Era extraño y confuso, ya que mi corazón también pertenecía a Jake. Aun así, no podía ignorar lo bien que me sentía hablando con Minho.

Después de unas horas, las luces del avión se suavizaron y muchos pasajeros comenzaron a dormir. Yo me sentía un poco inquieta, así que decidí levantarme y estirar las piernas. Minho también se levantó y caminamos juntos por el pasillo del avión.

Nos detuvimos cerca de la parte trasera del avión, donde había menos gente. Me apoyé contra la pared y Minho se paró a mi lado, ambos mirando por una pequeña ventana hacia el cielo oscuro y estrellado.

—Es bonito, ¿verdad? —dijo Minho, rompiendo el silencio.

—Sí, lo es —le respondí, sintiendo una mezcla de paz y confusión.

Minho me miró con una expresión que parecía querer decir algo más, pero antes de que pudiera hablar, la asistente de vuelo se acercó.

—Perdón por interrumpir, pero vamos a servir las bebidas en breve. ¿Les gustaría regresar a sus asientos? —nos dijo amablemente.

—Claro, gracias —respondimos ambos al unísono y regresamos a nuestros asientos.

El resto del vuelo pasó en un susurro de conversaciones y risas suaves. Finalmente, el avión comenzó a descender y las luces de Nueva York se hicieron visibles a través de la ventana. Mi corazón latía con fuerza mientras pensaba en el reencuentro con Jake, pero también en el inesperado encuentro con Minho...

                               •••

Cuando el avión aterrizó y los pasajeros comenzaron a desembarcar, Minho y yo intercambiamos números de teléfono.

—Tal vez nos veamos en Nueva York —me dijo, sonriendo.

—Sí, tal vez —le respondí, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Mientras caminaba hacia la salida del aeropuerto, mi teléfono vibró con un mensaje de Jake:

—Estoy esperándote en la salida, amor. No puedo esperar a verte.

Sonreí, pero no pude evitar echar una última mirada a Minho, que también se alejaba en dirección opuesta. Aún no entendía por qué le había dicho a Minho que Jake era solo un amigo. ¿Era solo una reacción nerviosa, o había algo más detrás de mis palabras?

Entre canciones y vuelos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora