II

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— ¡Charles,  te estamos esperando para desayunar!

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— ¡Charles,  te estamos esperando para desayunar!

El grito entrepitoso de Sergio hizo que el monegasco saltará en su almohada del tremendo susto. Con los ojos entrecerrados y con el señor fruncido respondió con un somnoliento "ya voy".

Se sentó en la cama y se estiro, miró al lado y pensó encontrarse con Carlos gomoso lo era habitual, pero como lo noto, su pareja no estaba en ninguna parte. Sólo una pizca de angustia se le hizo presente en su pecho, realmente estaba acostumbrado en despertar con su novio ya que Charles solía ser despertado por los besos traviesos en su cuello.

Suspiro y salto de l cama para irse a desayunar con sus amigos, lo único que deseaba era que no lo estuvieran esperando, seria penoso que por su culpa no estuvieran comiendo.

Al llegar, saludo con un ruidoso "Buenos dias", las miradas de sus compañeros estaban en el y su adorable apariencia; el cabello desordenado y los ojos hinchados.  Se sentó en el puesto que estaba desocupado y les dio una mirada a todos.

— ¿Que pasa? ¿Tengo algo en la cara?

— No tienes nada Charles, solo tienes cara de no haber dormido bien – Dijo Max divertido – ¿peleaste con Carlos?

— ... No, creo que la almohada no estaba tan cómoda – responde el menor evitando la mirada de los miembros ante su mentira y prestando atención en su plato de desayuno.

— que raro, es que suelen despertarse y ambos vienen juntos a desayunar – esta vez fue George el que se metió – ¿no es así Carlos?

— no es nada Georgie,  por esta vez quise despertarme primero y dejar que Charles durmiera un rato más.

Charles no había notado que su compañero estaba al lado suyo, lo había ignorado de tal manera que ni se digno a buscarlo con la mirada.

El menor sudo frío y dio un pequeño salto cuando noto que sorpresivamente la mano de Carlos hizo contacto con su muslo derecho.

Mierda, pensó inquieto y miró a Sainz, le hizo señas con sus ojos tratando que entendiera que dejara de lado ese maldito juego. El mayor sonrió de lado y se acercó a su oreja.

— El juego comienza aquí bebé – Susurró.

El monegasco abrió sus ojos y sintiendo como el calor se almacenaba en sus mejillas.  Negó levemente e ignoro lo que le dijo su novio, en lo que se debía concentrar ahora era en su desayuno, nada más.

— Uuh, que se están diciendo cochinos – Dijo Yuki con tono humorístico y una sonrisa. Todos los pilotos de la parrilla tenían el conocimiento de la relación entre Carlos y Charles, por esta razón ambos eran reprendido por no controlar sus impulsos de calentura o por no controlar esos pequeños golpes que se propinan. Según Lewis son las hormonas.

— N-nada, Carlos me dijo que..

— Le dije que luego se debía bañar porque anoche no alcanzó hacerlo, ¿no es así Charles? Estabas muy cansado..

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Pequeño juego - CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora