Como no veía una oportunidad de quedar a solas con mi cuñada, tuve que hacer uso de una pequeña estratagema. Le dije a Renata que debía salir de la ciudad durante un fin de semana por motivos de trabajo. E hice que Sandra dijese a su hermana Kelly que se iría nuevamente de parranda con un amigo. A las hermanas menores les llamaba la atención que su hermana mayor, tan cucufata y conservadora has entondes, saliera tantos fines de semana seguidos.
"Parece que estás recuperando el tiempo perdido", le dijo Renata matándose de risa.
Yo partí primero en la mañana del sábado y me alojé en un hotel recién inaugurado en el otro extremo de la ciudad. Sandra llegó poco antes del almuerzo. En su mente, ella no estaba reuniéndose conmigo sino con el instructor del gimnasio. Un tipo musculoso que había estrenado su culito y le había enseñado mucho, mientras que el otro hombre le había obligado a tragarse su semen. Todo había sido posible a la orden posthipnótica de nunca decir no cuando estuviese teniendo sexo e indicarle que disfrutaría de todas las exigencias eróticas de sus parejas. No había sido fácil pero el hábil Héctor había logrado convencerla de que eso era bueno para su salud.
Estar a solas con mi adorada cuñada y lista para empezar un fin de semana de sexo salvaje me puso a mil. Ella llegó puntualmente, vestida muy discretamente. Su rostro denotaba que no estaba completamente consciente, ya que en el camino le había llamado al teléfono móvil para definir unos pequeños detalles luego de decirle la frase gatillo.
Almorzamos algo ligero y luego pasamos a la cama. Empezamos besándonos mutuamente como si no hubiera un mañana. Sus labios eran carnosos y sabrosos. Ya le había manoseado docenas de veces las tetas pero nunca había probado esos labios divinos. Mi pene goteaba y pronto quedamos desnudos. Yo le arranché la ropa mientras la seguía besando con fruición. Ella colaborada algo mecánicamente al inicio pero luego puso más pasión de su parte.
La penetré de golpe, sin contemplaciones. Ella lo disfrutaba muchísimo. En su rostro se notaba que había despertado a la apasionada mujer que no había disfrutado del sexo durante años. Lo primero que hice luego de clavarla en varias poses fue usar sus senos para masturbarme. Era una "paja cubana" con la que había soñado muchas veces. Eyaculé pronto y tuve el infinito placer de verla como se embardurnaba los senos y se chupaba los dedos con deleite. Era evidente que sus dos entrenadores previos la habían dejado buenas instrucciones en su mente.
La duración de su proceso de transformación había sido largo y la espera casi termina con mis nervios pero al fin disfrutaba de Sandra.
Todo el fin de semana no salimos de la habitación. Estuve dándole por detrás y por delante durante varias horas. Yo no duro mucho pero me recupero pronto así que debo haber eyaculado dentro o sobre ella por lo menos unas doce veces en esos dos días. Quedé completamente satisfecho y con ganas de más.
Sandra se había convertido en mi juguete sexual, pero en casa estaba el impedimento de mi esposa y en su depa, la hermana que vivía con ella, así que debía idear una forma para que ellas no estorbasen y ¿por qué no? Se uniesen también a la diversión.
Como dije antes, Sandra empezó a ir al gimnasio y convenció a sus hermanas de acompañarla. Renata había descuidado su figura luego del matrimonio pero la recuperó pronto con el ejercicio. Además las tres empezaron una rigurosa dieta. Pronto Sandra lucía un busto aparentemente mucho más desarrollado ya que había adelgazado y caminaba más erguida porque antes tenía cierta tendencia a encorvarse ligeramente. A Kelly pareció crecerle el trasero porque su caminar era más armonioso y elegante. Y mi esposa Renata recuperó ese atractivo animal que los hombres sentían por ella. Pero yo no le prestaba mucha atención pues estaba ocupado en encontrar cualquier espacio de tiempo para reunirme con Sandra y saciar mis instintos.
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Hipnotizando a Mis Cuñadas
FanfikceUn Hombre con una Esposa perfecta desea sus dos Cuñadas Para Tener aún más diversión ya que una sola hermana no divierte mucho ya