De guardia de la sombra a emperatriz

113.

Víspera de boda

Después de aquella noche, Xiao Weixin, efectivamente, se mostró abatido durante un tiempo. You Shu decidió no molestarlo, dándole espacio para tranquilizarse. En realidad, la reacción de Xiao Weixin fue mejor de lo que You Shu esperaba; al menos no se había derrumbado completamente.

Él confiaba en que Xiao Weixin pronto recuperaría su ánimo.

En otro momento, You Shu se reunió de nuevo con Yang Nanruo para preguntar por Xia Yiniu:—¿Cómo está la señorita Xia?

—Está bien—respondió Yang Nanruo con respeto, levantándose del suelo. Su rostro mostraba un aspecto más saludable que la última vez que acudió a verlo en la noche—. Gracias por su advertencia, cuando fui a buscarla, Yin Xiu acababa de poner una soga alrededor de su cuello. Si hubiera llegado un poco más tarde, no habría tenido salvación.

—Por suerte no sufrió ninguna herida grave.

Al escuchar sus palabras, You Shu suspiró aliviado:—La señorita Xia es una persona bondadosa. Tras el desastre que vivió su familia, debe pensar que todo fue culpa suya. General Yang, debería intentar ayudarla a superar sus emociones.

—Lo sé—respondió ella con un toque de tristeza en la mirada—. Pero Yinxiu no es una mujer que se abra fácilmente. Lo que tiene en su mente es difícil de cambiar para los demás. Por mucho que le diga, sigue pensando que solo intento consolarla.

You Shu comprendía cómo se sentía Xia Yinxiu. Desde el día en que ella lo buscó, seguramente ya cargaba con el estigma de ser una "traidora de su familia", una culpa que le recordaba constantemente su situación. Nadie más que ella podía liberarse de ese peso, aunque eso requeriría mucho tiempo.

—Quizás un día de repente lo entienda—dijo You Shu. Siempre creyó que la protagonista original de la historia, fuerte e inteligente, no se quedaría atrapada en el pasado para siempre; estaba convencido de que recuperaría su fortaleza.

Después de todo, ella y Xiao Weixin eran originalmente los protagonistas de esta novela, personas sobresalientes en extremo.

Inspirada por su determinación, Yang Nanruo también se llenó de confianza. —Tiene razón, gongzi. Yo también confío en ella. Yinxiu es tan perspicaz; seguramente logrará entender.

Tras la partida de Yang Nanruo, You Shu fue solo a la plataforma de observación de estrellas, donde se quedó mirando el cielo desde el balcón.

Apenas pasado el primer mes del año, el clima aún no se había templado realmente. Los fríos repentinos de la primavera eran tan intensos como los del invierno, y a menudo dejaban a las personas temblando. You Shu llevaba solo unas finas prendas primaverales, y aunque su energía interna lo protegía, todavía sentía un poco de frío. Pero se había acostumbrado a tratarse con severidad, pues eso le permitía mantenerse lúcido en todo momento.

Por fortuna, el sol brillaba con fuerza aquel día. You Shu se paró bajo sus rayos, observando las nubes que se desplazaban lentamente en el cielo, pensando que en las próximas décadas tal vez pasaría innumerables horas en ese lugar, mirando hacia el firmamento.

En sus planes de vida, sobrevivir siempre había sido la prioridad. Si podía vivir con un poco de libertad, sería lo ideal. Sin embargo, en su andar había encontrado una mezcla de libertad y restricción. Aunque todo había sido elección suya, You Shu no se arrepentía de nada.

De repente, oyó pasos leves detrás de él, y aunque no volteó, supo de inmediato quién era.

Sintió una capa abrigada sobre sus hombros, y al girarse, efectivamente vio el rostro de Xiao Weixin. Él lo miraba con una leve molestia en sus ojos, reprochándole:—¿Por qué estás solo en esta esquina ventosa? Ni siquiera te abrigaste adecuadamente. Sabía que nunca te cuidas bien.