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Wuxian se dirigía de regreso a su departamento, después de lo que pasó con su vecino, Wangji lo había dejado por su manera de actuar diciéndole que esperaba que reflexionará sobre sus acciones. Es que simplemente no podía creer que de la nada durante dos días seguidos lo estuviera viendo en todos lados. Seguramente los astros se acomodaron mal o quién sabe cuál era la razón y le estaba disgustando de sobremanera.

Cuando llegó a su casa sacó las llaves de su auto topándose con algo arrugado en uno de sus bolsillos. Era una bola de papel y la miró detenidamente.

Claro, el volante que Wanyin le había entregado.

Por alguna razón, cada vez que se acordaba de su maldito vecino sentía una gran culpa extenderse, pues sinceramente no entendía por qué me había sacar la peor parte de él y ahora por su maldita culpa su amorcito se había enojado con él.

Nuevamente tomó las llaves de su auto y salió de su departamento, se conocía y sabía perfectamente que no iba a estar bien hasta que se disculpara con ese cabeza hueca. Puso en el GPS la dirección de la cafetería y emprendió camino hacia el lugar.

En el camino pensó en muchas cosas, cuando era pequeño su mamá le dijo que solo las personas buenas y amables se iban al cielo, entonces al estar tratando así al otro podría recibir un castigo del cielo. Era inaceptable.

Con todo el caos que esos cabellos oscuros había traído a su vida ahora se le aumentaba que posiblemente Wuxian no iba poder entrar al reino de los cielos y no, él no quería arder con Satanás.

Entre tanto pensamiento sin sentido llegó al lugar, era muy bonito a primera vista, con la fachada rústica y un gran cartel con el nombre del establecimiento. Sin tanto que esperar se encaminó hasta la caja donde pedían las órdenes.

—Buenas tardes, bienvenido a Planet Tea, ¿qué gusta ordenar? —una chica de bonita sonrisa preguntó, MianMian, alcanzó a leer en su gafete.

—Quisiera preguntar por Jiang Wanyin, creo que es repostero.

—Oh, sí, Wanyin-Ge, él ahora está trabajando, lo siento.

¿Wanyin-Ge?

—¿Va a tardar mucho?

—No lo sé con certeza, pero si quiere puede ordenar algo y le digo que lo busca —le dió una linda sonrisa.

—Sí, está bien.

Ordenó lo primero que vió, pagó y se fue a una mesa a sentar. Sabía que estar ahí era un muy mal plan, pero entiendalo, él quería disculparse y no tener problemas con Wangji ni con Dios.

Al cabo de unos cinco minutos llegó su bebida y en veinte alguien se sentó frente a él.

—¿Qué mierda quieres? —Wanyin vestía su uniforme de trabajo.

—Que humor.

—Habla o me largo.

—Solo quería disculparme, gran estúpido, no sabía lo que dijiste hace rato y ahora Wangji está molesto conmigo —dijo esto más para el mismo.

—Como sea, me largo.

—¿Te falta mucho para salir? —le preguntó sorbiendo su bebida

—No te importa —se paró del asiento.

—Voy a esperarte hasta que salgas.

—Estás alucinando, le preguntaré a MianMian que le pusieron a tu bebida.

—Ojalá veneno no sea, pero no me malinterpretes, solo quiero ganar puntos para ir al cielo.

—¿Y quieres hacer caridad conmigo?

Ni amigos ni enemigos [Chengxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora