Capítulo Uno

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El día en que la mentira apareció con un rostro bonito y se convirtió en el mejor depredador de corazones...

El no entender lo que estaba leyendo la estaba frustrando. ¿Qué diablos pasaba por su cabeza? Llevaba horas dentro de aquella biblioteca estudiando un libro de informática y no podía concentrarse en lo absoluto. Miro su celular y pudo ver que eran las cuatro de la tarde y el clima afuera estaba frío; realmente no era su día.

El sonido de la campana de la puerta principal de la biblioteca sonó; sin embargo, no le prestó tanta atención. La gente llegaba y se iba.

Después de alrededor de una hora, sintió a alguien sentarse al otro extremo de la mesa; no subió la mirada para no distraerse; pero, la voz de quien se ha sentado la hizo mirarle.

—Hola, hermosa —saludó el joven hombre—. Disculpa, ¿tienes un bolígrafo? —Emma lo observó por un segundo, y asintió.

—Sí, sí claro.

—¿Me lo puedes prestar, por favor?

—Claro.

Abrió su pequeña bolsa y rebuscó para enseguida extenderle el bolígrafo al hombre.

Por otra parte, Emma lo observó cuando este se puso en pie y lo escaneó rápidamente. Tenía el cabello negro azabache, unos ojos color miel, su piel estaba un poco bronceada, tenía unos labios finos y color rosa pastel, un rostro bien alineado y perfeccionado. Su estatura podía andar alrededor de metro ochenta y pico. Vestía con un pantalón de mezclilla y una camisa negra. También pudo observar un tatuaje diferente en cada brazo cuando extendió una de sus manos.

—Gracias —No obstante, Emma sintió el aroma de su perfume; era varonil y bastante agradable.

—Con gusto.

—Te lo devolveré a penas termine —agregó y volvió a tomar asiento.

Emma volvió a retomar su lectura; aunque, su mirada por algunos segundos se desviaba hacia el hombre sentado frente a ella al otro extremo de la mesa. Él estaba muy concentrado en el libro, mientras transcribía con su mano derecha la información que ocupaba.

Él mostró una sonrisa sobre sus labios al darse cuenta; pero, debido a una llamada tuvo que levantarse con ligereza para luego darle la espalda y alejarse a pasos rápidos, mientras tanto Emma clavo la mirada sobre la espalda del atractivo sujeto ... ¿Quién era él? Nunca lo había visto en la biblioteca de la ciudad.

Soltó un suspiro; ella debía seguir ahí tratando de entender aquel libro que no comprendía del todo; En cuanto se dio por vencida tomó su bolso y salió de la biblioteca, estaba lloviendo aún, sacó su paraguas y pronto empezó a caminar rápido dirigiéndose a su departamento.

Dejó el celular sobre el sillón y se dirigió a tomar una ducha. Mientras lo hacía se acordó de aquel hombre; era realmente atractivo, aunque no podía dejarse llevar por un rostro bonito.

Las experiencias amorosas de Emma habían sido un poco desastrosas y las sexuales peores. Por ello siempre se ha mantenido al margen y hace a un lado a los hombres que solo quieren acercarse a ella de manera sexual y no romántica, por el cual termina ignorándolos. Puesto que tiende a ser perspicaz con la forma de actuar de su género contrario.

No buscaba diversión temporal, no quería perder su tiempo, ya que pensaba que algún día llegaría su hombre ideal, aunque sus amigas le decían que estaba equivocada, que no había un hombre como el que ella quería e idealizaba. Quizás era cierto, pero en algún momento lo encontraría; al menos eso creía.

Dos semanas después estaba sentada tomando una tasa de café en una de las cafeterías del centro de la ciudad. Mientras leía mensajes en su celular, una camarera llegó enseguida y le dejó una nota doblada. Giró su rostro, buscando al dueño de la nota. Se sorprendió al ver al hombre a unas dos mesas más de la suya. Su boca se curvo en una sonrisa; Emma se puso de pie, mordió el labio inferior nerviosa y se dirigió a la mesa donde él estaba.

El rostro de la mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora