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—Entonces, la princesa besó al sapo y él se convirtió en un guapo y hermoso príncipe.—la madre de Sunghoon terminó de leer y cerró el libro.
—¡Qué asco!—dijo Sunghoon e hizo una mueca.
—Besar a un sapo debe ser asqueroso.—dijo el pequeño Heeseung.
—Además de eso, me dan asco los besos... y que alguien me bese o yo los visualice mientras ellos se besan.—opinó.—Asco con su saliva toda pegajosa y mojada.
Su madre comienza a reír.
—¡Vamos, niños, a dormir!—los arropó y luego apagó la lámpara para salir de la habitación.
Sunghoon cerró sus ojos mientras el pequeño Heeseung los mantiene abiertos.
—¿Por qué odias que te besen?—le preguntó Heeseung a Sunghoon.
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