A1 Cap4

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Sombras del Pasado

El sol apenas se asomaba entre las copas de los árboles cuando Koga apareció nuevamente en la aldea, su sonrisa era tranquila pero había algo distinto en su mirada, una suavidad que no solía mostrar, caminaba con la energía de siempre pero sus ojos buscaron de inmediato a Inuyasha.

Este, sentado a unos metros, fingía estar ocupado afilando su espada, aunque no había tocado la hoja en varios minutos.

Desde lo ocurrido la noche anterior no podia dejar de pensar en esa cercanía, esa forma en que Koga lo miró, en que sus respiraciones se entrelazaron en silencio, no había podido sacarlo de su cabeza, fingía indiferencia pero su pecho estaba inquieto.

-¡Vamos Inuyasha! -gritó Koga, alzando una mano con confianza- No tienes nada mejor que hacer, así que ven conmigo.

Inuyasha alzó la vista, frunciendo el ceño, aún sentía la presión del silencio entre ellos. No sabían qué eran ahora, ni si lo de anoche había significado algo para los dos, el orgullo por supuesto, no le permitía preguntar.

-No tengo tiempo para esto, Koga -gruñó, aunque ni él mismo se creyó el tono con que lo dijo.

-¿En serio? -replicó Koga, caminando hacia él con esa sonrisa burlona que le era tan familiar- ¿Pensando en lo que pasó anoche?

Inuyasha se tensó, su mano apretó el mango de la espada, no por rabia, sino por nerviosismo.

-Cállate, pulgoso -murmuró, apartando la mirada.

-Vamos Inuyasha, relájate, solo quiero dar una vuelta -Koga lo tomó del brazo sin esperar respuesta- Te va a hacer bien, créeme.

Sin ánimos de discutir o tal vez sin fuerzas para seguir evitándolo, Inuyasha se dejó arrastrar hacia el bosque. El silencio entre ellos duró solo unos segundos porque Koga, como era costumbre, empezó a hablar, pero esta vez no eran solo historias de batallas ni alardeos, también le contaba cómo a veces no sabía qué hacer con todo lo que sentía, cómo a veces correr no servía para escapar, y por alguna razón Inuyasha lo escuchaba.

Para su sorpresa el tiempo pasó rápido, estar con Koga no era tan molesto como pensaba, había algo en su alegría que lograba arrancarle pequeñas sonrisas aunque se cuidara bien de mostrarlas.

Pero justo cuando el ambiente parecía volverse más ligero, un grito agudo rompió la calma del bosque y ambos se voltearon al instante, era proveniente de la aldea, sin decir palabra corrieron hacia el lugar de donde venía el alboroto.

Y entonces la vieron, era Mu-onna, una criatura envuelta en sombras que absorbían la luz y la vida de todo lo que tocaban, esta avanzaba hacia los aldeanos, su cuerpo vibraba con una energía oscura y su mirada vacía parecía devorar todo a su paso.

-Mu-onna... -murmuró Inuyasha, apretando los dientes.

Koga lo miró, dispuesto a lanzarse al ataque pero Inuyasha alzó una mano, algo en su mirada había cambiado, ya no era solo orgullo, era necesidad, necesitaba enfrentarla, solo.

-Quédate atrás Koga, esto es mío -gruñó, desenfundando a Colmillo de Acero, pero apenas lo sostuvo notó la debilidad en sus músculos, ¿Desde cuándo se sentía así de lento?

Koga lo notó también, sus cejas se fruncieron pero se quedó donde estaba, lo respetó.

Inuyasha avanzó con decisión, lanzó un corte directo a Mu-onna pero la criatura lo esquivó con una agilidad que no esperaba, un tentáculo de sombra lo golpeó con fuerza en el pecho, lanzándolo varios metros hacia atrás, Inuyasha cayó, aturdido, con un ardor recorriéndole todo el cuerpo.

-¡Inuyasha! -gritó Koga, tensando todo su cuerpo listo para intervenir.

-¡Te dije que te mantuvieras atras! -le gritó Inuyasha, jadeando.

Mu-onna se abalanzó sobre él, Inuyasha trató de bloquear el ataque pero fue envuelto por los tentáculos oscuros, sintió cómo la criatura le drenaba la energía como si quisiera vaciar su alma.

Koga con el corazón en un puño, no soportó más y se lanzó con una velocidad feroz hacia la criatura.

-¡Inuyasha suéltate! -rugió, golpeando a la bestia con todas sus fuerzas.

Mu-onna vaciló, aflojando su agarre e Inuyasha aprovechó para liberarse, se arrastró hasta quedar de pie, ellos se miraron por un instante, ambos jadeando, el caos del combate entre ellos.

-No me digas qué hacer, maldito lobo -soltó Inuyasha, aunque sus ojos brillaban con una chispa diferente, no de enojo sino de algo parecido al alivio.

Y pelearon juntos, ambos atacaron con todo lo que tenían, sus movimientos entrelazándose como si fueran uno solo, pero Mu-onna era rápida y en un descuido lanzó un golpe brutal al estómago de Inuyasha, estrellándolo contra el suelo con violencia.

El medio demonio intentó levantarse, pero no podia, la sombra de Mu-onna lo cubrió por completo, lista para el golpe final...

Lazos inesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora