Al abrir los ojos, todo lo que Li Jie podía observar a su alrededor era desastre. No sabía dónde habían caído, pero debía ser lo suficientemente profundo para que el agua empezara a brotar del suelo antes sólido.
Intentó buscar alguna señal de los demás, pero encontró a unos pocos; el resto ya no los acompañaría más.
— ¿Dónde estamos? —preguntó uno de los excavadores que había sobrevivido.
— No lo sé —admitió Li Jie.
— ¡Todo esto es tu culpa! Si te hubieras tomado el tiempo de investigar por tu cuenta la ubicación de ese artefacto estúpido, ¡nos habrías ahorrado toda esta muerte! —sollozó uno de los miembros del equipo, que, aunque no había sido aplastado, había sufrido daños por el glacial.
Li Jie suspiró, sintiéndose culpable por la muerte de algunos excavadores, pero no podía arrepentirse para siempre. Necesitaba encontrar aquel artefacto, o el jefe los mataría antes de que el glacial lo haga.
Aunque sabía lo que estaban buscando gracias a la descripción de su jefe, no tenía idea de cómo era aquella arma que, según él, poseía un poder inmenso.
— Miren, lamento mucho la situación en la que los he puesto, pero saben que las órdenes del jefe fueron claras. No debemos regresar hasta que no encontremos el arma. —explicó.
— ¿Cómo se supone que sabremos qué es? Probablemente ya lo hemos visto y simplemente lo ignoramos —analizó uno de ellos.
Era cierto, no sabían cómo se veía aquel artefacto que buscaban, y había una probabilidad de que lo hubieran pasado por alto.
Todos soltaron un suspiro, el cansancio pesando más que antes.
— Oigan —llamó el excavador que se encontraba detrás del grupo—, ¿qué es eso?
Se apartó para ir en dirección al resplandor. Un fragmento del glacial brillaba en un tono esmeralda.
Sin poder contener la curiosidad, Li Jie se acercó y lo tocó. Inmediatamente, el glacial comenzó a sacudirse nuevamente, pero está vez era diferente; algo dentro se movía y no sabían qué era.
Después de unos minutos, reinó el silencio, pero no duró mucho, ya que lo que sea que estaba dentro del glacial salió, derrumbando todo a su paso y lanzando a Li Jie y a los demás por los aires.
Nuevamente, los bloques alrededor del glacial comenzaron a desmoronarse, pero esta vez no había escapatoria. Bajo sus pies sólo había un fondo sin fin de agua.
— ¡¿Qué haremos?! —gritaron todos hacía Li Jie, temblando de frío y adrenalina.
— Y-yo n-no lo sé.
Horrorizados, sabiendo que probablemente esos serían sus últimos alientos, aceptaron su destino.
Tan pronto como comenzaron a caer al agua helada, aun sabiendo que no resistirían mucho, intentaron nadar en alguna dirección que los llevara a la superficie, pero todo lo que estaba encima de ellos estaba congelado.
Ese era el fin.
— ¿Qué ha sido eso? —Los Atlantes murmuraban entre sí, preguntándose qué había causado esa sacudida subacuática.
A pesar de que el glacial se encontraba a kilómetros del reino de Atlantis, su colapso había provocado una alteración en las corrientes marinas, zarandeándolas como si fuera un terremoto bajo el agua.
— Su Majestad —dijo un sombraolimpo—, hemos detectado una onda de poder a veinte kilómetros a las afueras del reino.
Aragorn, que descansaba en su trono, ordenó que trajeran a su primer primogénito, Esko.
Un rato después, los sombraolimpos regresaron, seguido por la presencia del príncipe.
Aragorn miró a su hijo con gravedad.
— ¿Solicitó mi presencia, padre?
El ambiente en la sala real, normalmente solemne, ahora se sentía cargado de tensión. El rey se enderezó en su trono, su rostro reflejando el peso de la decisión que estaba a punto de tomar.
— Esko —dijo, y su voz resonó con autoridad. — Hay algo en las profundidades que necesita ser comprendido. Un poder antiguo se ha despertado, y debemos saber qué lo ha causado.
Esko, que había estado en silencio, observando a su padre, sintió una creciente inquietud en su pecho. El tono de su padre no dejaba lugar a dudas: aquello era importante, y posiblemente peligroso.
Aragorn continuó, su mirada fija en el horizonte, como si viera algo más allá de las murallas del palacio.
— Quiero que vayas al Núcleo Glacial. Allí, en sus capas más profundas, se encuentra la respuesta que buscamos. Nadie más puede hacerlo, Esko. Este es un asunto que solo tú puedes investigar.—¡Padre! —se oyó un gritó a lo lejos. Todos se voltearon, sorprendidos, al reconocer la voz de Einar, el hijo menor de Aragorn
— ¡Padre! ¡Quiero ir yo también!.
— No —sentenció el rey—. Con Esko basta.
Einar, insatisfecho con la respuesta, decidió insistir.
— ¡Pero padre! ¡Déjeme ir, por favor! Siempre estoy encerrado en el palacio. ¡Debo ir a explorar y conocer más sobre el océano! ¿Cómo seré un buen heredero si no conozco mi propio reino? —sollozó, con esa mezcla de súplica y manipulación que ya bien conocía su padre.
El rey suspiró, su paciencia agotándose.
— Está bien.
Einar nadó rápidamente hacia su padre y lo abrazó.
— ¡Gracias, padre! Prometo no ser un estorbo, Esko.
— Sí, como sea —murmuró Esko entre dientes.
Esko y Einar no tenían una relación cercana. La diferencia de nueve años entre ellos, junto con las distintas preferencias que su padre tenía por cada uno, hacían evidente quién era el consentido del rey.
— Partiremos en unas horas —dijo Esko a Einar.
Y con la armadura puesta, ambos se dirigieron al Núcleo Glacial.
*SOMBRAOLIMPO: Guardianes con vinculaciones ancestrales a la protección divina del reino.
Este termino no existe, me lo he inventado para la historia JAJA
Gracias por leer!<3
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UNDERWATER [BL]
FantasyEn las profundidades de la Atlántida, el Ojo de Tritón mantiene el equilibrio de la vida marina. Pero cuando Zod, el Lord de la Oscuridad, regresa con sus subordinados, la paz del reino se ve amenazada. Esko, el hijo del rey de Atlantis, debe desat...