Capítulo 2: Carácter

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Los tiempos de crisis suelen ser los escenarios perfectos para demostrar el carácter de una persona.

Dicen que, en los momentos cruciales, los sabios se regocijan, mientras que los necios se acobardan.

Rebecca había sabido utilizar bien su templanza para enfrentarse al Consejo, pero era claro que no sería un lecho de rosas.

Tan sólo un mes después de oficializar su asunción como reina, un mensajero llegó al Palacio de Pino, trayendo noticias del puesto de la Guardia Real en el sur del reino.
Un grupo de rebeldes había intentado tomar por asalto la fortaleza de los soldados allí apostados, y a pesar de haber sido repelido con éxito, se rumoreaba que los rebeldes buscaban alianzas con tribus vecinas para volver a atacar.

Kachen Sodpho, para sorpresa de nadie, insistía en que esa era la prueba inequívoca de que la reina no podría imponerse por sí sola, y necesitaba de un marido.

—No Heng, no me reuniré con el Consejo. ¡Esto es absurdo! Estas son las decisiones que debe tomar el soberano, no el Consejo. ¿Para qué tenemos un reino entonces? ¡Mejor proclamarse todos reyes, así gobiernan a su gusto! Jamás se ha visto que un reino tenga once reyes— exclamó Rebecca, furibunda, mientras caminaba de un lado para el otro, observando el mapa del reino.

—Su Alteza, estoy de su lado. Por favor, no mate al mensajero— replicó Heng, tragando seco, pero completamente de acuerdo con la reina.

—Lo siento, tienes razón. Diles, por favor, que en estos momentos me reuniré con el general Taizong para tomar las riendas de la situación, y que los veré en cuanto pueda— indicó terminante, mientras se sentaba en el trono nuevamente, viendo como Heng prácticamente huía de la sala. Agitó una campanilla, destinada a solicitar servicio.

A los pocos minutos, una señora de mediana edad hizo su entrada.

—Su Majestad— reverenció la mujer de rostro amable y regordeto.

—Buenas tardes señora Looknam ¿Por qué vino usted y no la señorita Lookmhe?— inquirió Rebecca confundida.

—La señorita Lookmhe se encuentra enferma su Majestad— informó.

—Oh, lamento escuchar eso. ¿Es algo grave?—

—No lo creo su Majestad. Tan sólo es un poco de fiebre y mareos. Ya ha venido el prelado a dar su oración— indicó, haciendo una pequeña señal de reverencia al mencionar al monje.

—¿El prelado? ¿No sería mejor llamar a un médico?— replicó Rebecca, extrañada de que se llamara a una autoridad religiosa.

—Oh, si, claro su Majestad. También lo llamamos. Pero como fueron varias chicas las que enfermaron, creímos mejor llamar al prelado, para repeler alguna maldición— detalló, ligeramente nerviosa por el cuestionario.

Looknam conocía a Rebecca desde niña. Siendo la jefa de sirvientes, había podido ver crecer a los príncipes, viéndolos convertirse en adultos, con personalidades diferentes, siendo la reina la más destacada de los tres. No desconfiaba del buen corazón de la soberana, pero era consciente de que la joven no era muy creyente de las supersticiones.

Rebecca respiró hondo, reprimiendo su molestia.

—Bien. Será mejor estar atentos, sobre todo a las indicaciones médicas. Señora Looknam, ¿podría pedirle que me prepare un té de bayas de ginkgo?— pidió amablemente, sobando suavemente su sien.

—Por supuesto su Majestad. En seguida lo traeré—

—Y por favor, mantenme al tanto de la salud de las sirvientas. Eso sería todo— indicó, dándole el permiso a Looknam para retirarse.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Magia y Poder | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora