La melodía de las sombras

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"Coreano". Se repetía constantemente Isabella, ¡no tenía ni idea! Al fin había encontrado la oportunidad que esperaba, pero nunca se imaginó que hablar un idioma totalmente desconocido fuera a ser probablemente el factor decisivo para obtener su puesto. En su mente repasaba lo que había ocurrido en la entrevista inicial, la cual había sido vía remota.

— Hola, mucho gusto, soy Lilian. Nos dijeron que estás interesada en el puesto de Gerente de Eventos y Comunicación Institucional. ¿Te dijeron de qué se trata?

Isabella describió con simplicidad lo que le había dicho la persona de Recursos Humanos cuando la llamó por primera vez. La entrevistadora asintió y continuó:

— El puesto está relacionado con el área contractual, una parte de la redacción de los contratos, pero principalmente la firma de los mismos. Es por ello que requerimos de una persona que hable varios idiomas, ya que estará en contacto directo con extranjeros. ¿Qué te parece? ¿Suena a lo que sabes hacer?

Isabella sonrió con confianza y asintió.

— So, is it okay if we keep the conversation in different languages?

— Go ahead — respondió la chica animada, pero nerviosa, la entrevistadora sonrió también, su desempeño comenzó a convencerla.

— So, could you please tell me more about your experience?

Después del inglés, hubo un cambio al francés, al italiano, al portugués y al alemán, Isabella dominó aquella conversación mejor de lo que habían hecho otros candidatos a pesar de su propia sorpresa. Los reclutadores también estaban asombrados con una candidata con tanto potencial, pero se limitaron a seguir el proceso como con cualquier otro candidato.

— Isabella, nos gustaría que tuvieras una entrevista final con nuestra jefa. Prepárate.

Los ojos de Isabella se iluminaron como si fuesen un par de estrellas, y asintió repetidamente con una gran sonrisa en su rostro.

— Esta puede ser la gran oportunidad de tu vida profesional. Sabemos que es un gran reto saber tantos idiomas; pero aquí lo que definitivamente te llevará a que desempeñes perfectamente el puesto, es el coreano.

La sonrisa de Isabella se esfumaba poco a poco, pero de igual manera confirmó las palabras de la entrevistadora con un movimiento de su cabeza.

— Excelente, entonces, te vemos el martes para la prueba en este idioma. ¡Hasta entonces! 안녕히 가십시오!!!

Isabella sintió que veía borroso y necesitaba subtítulos al escuchar aquello. Salió de la reunión y cerró la aplicación un poco en shock. Es por ello que se encontraba en la situación actual.

Suspiró otra vez. Aquella oportunidad parecía única, y no se iba a rendir hasta el final. Después de tanto esfuerzo, aunque no fuera de su carrera, había llegado. Pensó y pensó cómo podría aprender un idioma tan diferente a los que conocía. Podría intentar con las listas de vocabulario, un libro en internet e incluso flashcards; reflexionó sobre el tiempo que tenía para aprender lo básico.

Puso manos a la obra y logró aprender el Hangul. El siguiente paso era lo más difícil, el vocabulario y formar oraciones. Algo la llevó a mirar los volantes de aquel grupo llamado Supernova que ella misma había repartido. Canciones... tenían todo lo que necesitaba para que sucediera un milagro.

Tomó sus audífonos y buscó en internet. Muchísimas canciones aparecieron y supuso que encontraría algo que le agradara... saltó de un video a otro, hasta que se topó con una canción sobre una... ¿cascada? La canción le pareció pegajosa, la escuchó un par de veces y luego buscó la letra. Puso de nuevo la canción mientras leía las letras, varias veces, pues le costaba relacionar el sonido y la escritura. Después de unas diez veces, decidió empezar a cantar.

Sus ojos casi se llenaban de lágrimas al darse cuenta de que no era tan fácil como previó. Ni la primera palabra había sido capaz de repetir. Se echó sobre su cama mientras golpeaba su frente con un cojín ligeramente, un poco frustrada por no haber sido más inteligente en el pasado y anticipar las tendencias con este idioma.

Sin embargo, debía continuar, por lo que se sentó recargando su espalda contra su cabecera y volvió a poner la canción desde el inicio mientras seguía las letras. A la quinta vez, decidió por fin intentarlo de nuevo. Ya se había familiarizado con el ritmo pegajoso y bailaba un poco en su cama ante el inicio de la canción.


"어둠에 둘러싸여 끝없이 펼쳐진

숲 한가운데 길을 잃어..."

Intentó cantar al unísono con mucha dificultad. Y en realidad lo que decía no se parecía en nada a lo que el artista pronunciaba. Se levantó de su cama y tomó su escoba, fingió que era un micrófono y se puso a dar vueltas por toda la habitación. Comenzó a saltar y bailar mientras intentaba cantar y trató de alcanzar un agudo en el bridge.

Esta última acción hizo que el gato, que se encontraba fuera de su habitación, maullara asustado, su espalda se erizara y saliera corriendo. Qué exagerado, ¿no? Aunque quizás no era su canto extraño lo que lo había asustado, sino el hecho de que tan pronto ella había terminado de cantar, la luz se había apagado, como si sus notas hubieran provocado un choque eléctrico que provocó ese gran estruendo que sonaba a como si la tierra se estuviera abriendo. Por el sonido de la música, la chica no había sido capaz de escuchar tremendo escándalo, pero se detuvo al percibir la oscuridad que había invadido su casa. Se quitó los audífonos y miró a su alrededor extrañada. Únicamente notó a los perros de los vecinos aullar y la tenue luz de la luna entrando por su ventana. Como por instinto, se sentó en su cama mientras esperaba a que la electricidad regresara.

Los ladridos comenzaban a ponerla de nervios porque no parecían estar cerca de tranquilizarse y, al contrario, la intensidad de sus ladridos se intensificaba; sonaban desesperados, asustados. Ese estado de ánimo era contagioso. Estaba esforzándose tanto, que creyó ver que la oscuridad de su habitación tomaba forma material y se incorporaba una figura que entorpecía la tenue luz lunar apenas visible que producía una sombra contra la ventana que caminaba lentamente hacía el centro de su habitación. Ella cerró los ojos con fuerza y agitó la cabeza intentando deshacerse de dicha impresión, "Estás enloqueciendo" se repetía.

Cuando volvió a abrir los ojos, pudo percibir el marco de la ventana con la tenue luz de la luna creciente de esa noche de otoño, tal como lo había visto en un inicio. Sonrió un poco burlándose de su creatividad encontrando seres macabros donde no los había.

En su ataque de valentía, para no dejar lugar a ninguna duda que le impidiera conciliar un sueño tranquilo esa noche, se levantó de su cama y caminó hasta la ventana, o lo hubiera hecho de no haber tropezado con un bulto que definitivamente no estaba ahí antes y la hizo caer sobre su cara.

—¡Salem! — Reclamó molesta en un impulso en el que no reflexionó ni un instante, pues era además el único ser que podría estar en esa casa junto a ella... la única explicación racional. Iba a continuar su reclamo, pero de pronto, a forma de respuesta, escuchó el maullar del gato del otro lado de la ventana y entonces lo supo, no había estado alucinando. No había manera de que el gato se hubiera deslizado bajo la rendija de la puerta y hubiera entrado a su cuarto, puesto que las ventanas se encontraban cerradas. Pero... si no era su amado felino... entonces, ¿qué era esa masa blanda y tibia que estaba bajo ella?

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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