Estaba nervioso, sus piernas y manos temblaban al ritmo que su corazón latia. Ya no sentía la seguridad que ese papel que sostenía entre sus manos le dio hace un par de noches atrás, por el contrario el peso de la responsabilidad de representar a su país comenzó a pesarle cada vez más. Respiró profundamente, no podía negar que sentía emoción, pero esta era opacada por su estomago que se revolvía en cada esquina que doblaba el vehiculo de sus padres. Su mente seguía un poco confusa por lo que había descubierto, sin poder realmente procesarlo, se dirigía al aeropuerto; viajaría a la ciudad de méxico para ir a la concentración con el resto de sus compañeros de selección.
Sus padres se ofrecieron sin dudarlo para llevarlo, ahí lo esperaba una persona del cuerpo técnico y seguridad. No se esperaba encontrase con unos ojos marrones que conocía de memoria, cuando bajó del automovil, su corazón se estrujó al verlo ahí frente a él.
- Hola, disculpen las molestias y mis fachas, Sra. y Sr. Guardado. - Su voz dulce y una sonrisa amistosa descansaron en el ambiente, Su padre se acercó a Rafa para estrecharle la mano.
- No es ninguna molestia. ¿Cómo estás? - preguntó la sra. Guardado, mientras se acercaba, Andrés mantenía su distancia, avergonzado por esos pensamientos que decidió callar.
- Cansado, pero no podía dejar que Andrés viajara solo. ¿No me lo habían dejado encargado desde Guadalajara? - sonrió mirandolo. El Tapatío sonrio con pena.
- Sabes que confiamos mucho en tí, solo por eso dejamos que vaya al Atlas y ahora a la selección. - Afirmó su madre, Andrés era hijo único, por ello era apodado el principe, eso evolucionó con el tiempo a "el principito" por los comentaristas del fútbol mexicano.
Rafael conoció a la pareja cuando llevaron a Andrés a uno de sus partidos, ahí les prometió que él cuidaría de Andrés en cada etapa en el fútbol, mientras Rafael tuviera la oportunidad, estaría protegiendolo de todas las cosas negativas del medio, gracias a eso; Andrés tuvo más libertades y Rafael era su tutor, no legalmente, pero los Guardado lo consideraban de esa forma.
- Lo cuidaré, lo prometo. - Andrés se acercó con sus padres, quienes lo abrazaron, el padre del principe le entregó la maleta al mayor. - Vamos, Andy. Estaremos un par de horas atrasados y no queremos regaños.
- Sí. - Andrés se volvió a despedir de sus padres antes de irse.
Sus pasos eran lentos, seguía con la mirada los movimientos que hacia el mayor, por un momento sintió que estaban solos, pero tras abordar recordó a sus escoltas de seguridad y al personal del cuerpo técnico. Ambos jugadores se sentaron juntos. Se sentó del lado de la ventanilla, mientras Rafa acomodaba los equipajes de mano en la parte superior, miró de reojo el abdomen que quedaba al descubierto al alzar sus brazos, moviendo los equipajes y rebuscando algo que Andrés había pedido.
Sintió como una parte de su cuerpo se tensaba al mirar con atención el cuerpo del Michoacano, quién le entregó unos audifonos, sus manos firmes y las venas se marcaron, dudó un segundo, pero agredeció bajito agarrándolos.
- ¿Estás bien? Te noto distraído. - Preguntó al sentarse por fin. - ¿Pasó algo?
- No, nada. Solo me preocupa la concentración, ya sabes, es mi primera vez yendo con los de la selección.
- Tranquilo, te prometo que te vas adaptar rápido, además estarás rodeado de tus amigos y cualquier cosa, estaré ahí. - Le revolvió los rizos. - No lo pienses, disfruta el viaje.
Escuchó el consejo, intentando aplicarlo, apesar de poner sus esfuerzos en ello, falló cuando se despertó en medio del vuelo con el corazón agitado, sudado y un problema en su pantalón; Rafa estaba mirando algunas cosas en su celular, parecía no haber notado como el cuerpo del menor había estado reaccionando la ultima media hora. Andrés no quería levantarse, pero debía atender su problema o le dolería en un par de minutos más y no iba a explicarle a Rafa nada.
- Rafa, tengo que ir al baño. - Claro que debía atenderse, sentía que con un suave toque terminaría haciendo un desastre. - Por favor.
Su voz salió como una suplica, Márquez solo asintió, se levantó para dejarle el camino libre, lo malo, es que quedó de frente a él, mirandolo, esperando a que se pusiera de pie, sus mejillas se tiñeron de rosa, suplicando misericordía al cielo.
Pasaron un par de segundos en los que miró a Rafa, al pasillo y el baño.
- ¿Vas a ir? - preguntó su compañero de asiento, se veía cansado, poco después de la pregunta bostezó. - ¿Andy?
- Si.
- Pues anda, que estoy estorbando en el pasillo mientras te veo la cara.
- Es que... - Justo en ese momento una asafata le pidó a Rafa tomar asiento, cuando se giró para responderle, Andrés aprovechó para salir corriendo al baño.
Sintió la mano de Rafa rozar con la suya; entró directo al baño cerrando con seguro mientras su respiración se tornaba agitada, miró su cuerpo, el bulto formado en sus pantalones. Soltó un quejido de frustración. No sabía que hacer, encerrarse ahí hasta que se le bajara o atenderse un poco. La segunda opción le pareció tentadora, cuando su mente nubló su razón con los recuerdos de su breve sueño.
No quería hacerlo, pero su voluntad flaqueó, acariciando la zona, su piel ardia, buscando placer, una sensación refrescante. Dejó al descubierto la zona, con una de sus manos cubrió su boca y con la otra comenzó a darse atención, bajando y subiendo con movimientos lentos. Movió sus caderas contra el puño que se formó en su mano, no podía evitar pensar en las escenas que su mente creó. Recordó las manos de Rafa alrededor de su cintura, sus labios tocando su piel.
Contuvo la respiración un par de segundos, luego su cuerpo se tensó. Movió con mayor velocidad su mano, sus caderas también aumentaron el ritmo hasta que una corriente electrica se liberó de su cuerpo en la palma de su mano.
Al salir del baño, el cansancio se instaló en su cuerpo, así que fue directo a su asiento a dormir.
La ciudad de México era enorme, aunque no tan hermosa como su natal Guadalajara. Miraba los edificios enormes desde los ventanales del aeropuerto, no tenía mucho que bajaron del avión. Rafa estaba ocupando por encontrar su maleta, mientras él disfrutaba el paisaje.
- Te veo muy distraído y te necesito aquí. - dijo Rafa al llegar con las cosas, golpeó con el dedo índice la frente de Andrés. - ¿Pasa algo?
- ¡Si! Digo, no, o sea, si, pero no es lo que piensas. - Por poco confiesa.
- ¿Qué? - suspiró. - Mira, si no me lo quieres decir porque no me tienes esa confianza está bien, pero si es algo malo, o por lo que no quieras preocuparme, por favor dímelo. No por mí, tus papás confían en que pueda cuidarte, escucharte es parte de ese trabajo.
- Nada, no es nada.
- Bueno. - No sonó muy convencido pero decidió dejarlo así, en otro momento confrontaria al principe. - Vamos que nos están esperando.
El camino fue tardado y aunque le hubiera encantado conversar con Rafa sobre lo que había descubierto hace un par de días atrás, para pedirle un consejo, o al menos sentir que era apoyado por su parte; no podia, pues Él era una de las razones por las que parecía que estaba pasando por la pubertad por segunda ocasión. Frustrado decidió poner sus audífonos e ignorar la mirada preocupada que tenía su amigo, después de todo era mejor que nadie lo supiera. No sabía cómo todos ibas a reaccionar, no era un buen momento, menos que su rostro representaba la selección de México. ¿Qué pensarían de él?
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Hola myloves! ¿Cómo están?
Denle mucho, mucho amor a este fic que la vdd le estoy poniendo todo mi corazón.
Andrés y Rafa son de mis jugadores favoritos.
Comenten, voten!
Con amors el hámster 🐹.
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CONFESIÓN
FanfictionAndrés Guardado tiene una vida común como un jugador profesional promedio de fútbol, es reconocido por su gran talento y su amabilidad, sin embargo esconde un gran secreto. Durante una noche de celebración, un par de cervezas y retos, descubre que...