parte 1: El Cambio de Mikan

3 0 0
                                    


Parte 1: El Cambio de Mikan

Mikan siempre había sido un chico acostumbrado a tener todo lo que deseaba. Criado en un hogar donde los lujos y las comodidades abundaban, nunca le había faltado nada. Su madre, una mujer elegante y preocupada por su imagen, siempre le compraba las mejores ropas, los juguetes más caros y lo llevaba a los restaurantes más exclusivos. Su padre, un hombre adinerado y autoritario, apenas le prestaba atención, pero le daba todo lo que pedía con tal de que no le molestara. Mikan había crecido creyendo que el mundo giraba a su alrededor y que su voluntad era la ley.

No obstante, su actitud consentida y su comportamiento maleducado pronto empezaron a desgastar la paciencia de sus padres. Cada día, Mikan se volvía más exigente, más caprichoso, más egoísta. Ya no le importaba lo que decían los demás, ni siquiera la opinión de sus propios padres, a quienes trataba con indiferencia. No tenía amigos verdaderos, pues su forma de ser y su egocentrismo lo alejaban de cualquiera que intentara acercarse a él.

Fue una tarde de otoño cuando todo cambió. Mikan estaba sentado en la mesa del comedor, jugando con su teléfono, cuando sus padres entraron en la sala con semblantes serios. Su madre tenía una expresión cansada, mientras que su padre parecía decidido.

"Mikan", comenzó su madre, mirando con severidad a su hijo. "Nos hemos dado cuenta de que últimamente has estado muy maleducado. No solo con nosotros, sino también con los sirvientes, tus compañeros de clase... todos te han advertido. Ya no podemos seguir tolerando tu comportamiento."

Mikan levantó la mirada por encima de su teléfono, sin darle mayor importancia. "¿Qué pasa? ¿No me pueden dar lo que quiero? Ustedes siempre pueden darme lo que quiero."

"Eso ya no importa", dijo su padre con firmeza. "Hoy hemos decidido que necesitas un cambio. Ya no vamos a seguir consentíendote como hasta ahora. Por eso, vamos a enviarte al campo, a vivir con tu abuela. Allí aprenderás a valorar las cosas."

"¡¿Qué?! ¿¡Me van a mandar al campo!? ¡No quiero ir allá!" Mikan estalló, poniéndose de pie, su cara roja de frustración. "¡Yo no soy un campesino! ¿Por qué no me mandan a la escuela de verano en el extranjero, o a alguna isla privada? Eso sí sería algo adecuado para mí."

"Ya basta, Mikan", dijo su madre, con la voz fría y cansada. "Has dejado de comportarte como un ser humano decente. Vamos a ver si el campo puede enseñarte algo de humildad."

Esa misma noche, Mikan fue empacado rápidamente por su madre. No importaban sus protestas ni sus exigencias. En su lugar, fue metido en un coche y llevado a una pequeña casa en medio del campo, donde vivía su abuela. La casa, situada en un rincón apartado de la ciudad, era una construcción antigua rodeada de vastos campos verdes y un jardín lleno de flores. Aunque la vista era hermosa, Mikan no podía evitar sentirse atrapado y molesto. ¿Qué sentido tenía vivir allí, entre plantas y animales, lejos de su vida lujosa y moderna?

La abuela de Mikan era una mujer dulce, aunque algo estricta. Con su cabello blanco y su mirada llena de sabiduría, recibía a su nieto con un abrazo cálido, pero sus ojos también reflejaban cierta preocupación. "Mikan, mi niño, es un placer tenerte aquí. Necesitarás aprender a trabajar un poco en el jardín, a cuidar de los animales y a disfrutar de las cosas simples de la vida. Aquí no hay lujo, pero hay mucho que aprender."

Mikan miró a su alrededor con desdén. "¿Cuidar flores y animales? ¿Qué clase de castigo es este?" pensó mientras se cruzaba de brazos, claramente molesto.

Pero lo que Mikan no sabía era que ese campo, esa pequeña y tranquila vida, lo cambiaría de maneras que nunca habría imaginado.


El siguiente día, Mikan fue a explorar el jardín de su abuela

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El siguiente día, Mikan fue a explorar el jardín de su abuela. La casa estaba rodeada por un campo vasto de césped y flores, todo de un verde vibrante que Mikan nunca había visto en la ciudad. En el centro del jardín, había una pequeña área con un montón de rosas, cada una de un color diferente, que llenaban el aire con su fragancia dulce. Al principio, Mikan pasó de largo sin mucho interés, pero algo lo hizo detenerse. Un chico, un chico que no había visto antes, estaba en el jardín, rodeado de las rosas. Su piel era blanca como el mármol, y su cabello negro contrastaba con la luz del sol. Tenía los ojos de un amarillo profundo, casi dorado, que parecían brillar al sol.

"Hola", dijo el chico con una sonrisa amable, mirándolo. "¿Eres el nieto de la abuela? Soy Johwa, me encargo del jardín y de las flores. Espero que te guste todo esto."

Mikan lo observó con una mirada de desdén. No le impresionaba en absoluto. "¿Jardín? Qué aburrido... ¿No hay algo más divertido por aquí? Este lugar es... un desastre."

Johwa sonrió, sin dejar que las palabras de Mikan lo afectaran. "Las rosas son preciosas, ¿verdad? Cada una tiene su propio carácter. Algunas son más delicadas, otras más robustas, pero todas tienen su belleza única. Si te tomas el tiempo, podrías llegar a disfrutar de ellas."

Mikan lo miró, curioso por un momento, pero rápidamente volvió a su actitud arrogante. "Yo no tengo tiempo para flores. Soy Mikan, y prefiero estar en la ciudad."

Johwa rió suavemente. "La ciudad es interesante, pero aquí en el campo uno puede encontrar algo mucho más valioso: la paz. El tiempo pasa más lento aquí. Es un lugar donde realmente puedes pensar, descansar y, a veces, redescubrir quién eres."

Mikan frunció el ceño. No entendía qué quería decir, pero algo en su tono lo hizo detenerse por un segundo. "No entiendo cómo puedes vivir aquí. ¿No te aburres de todo esto? Las flores, los animales... es todo tan... monótono."

Johwa lo miró fijamente con sus ojos dorados, como si estuviera viendo algo más allá de las palabras de Mikan. "Tal vez, si alguna vez te detienes a escuchar, podrías ver que el campo tiene mucho que ofrecer. Las cosas simples son las más valiosas. Si aprendes a cuidar de algo, como las rosas, podrías empezar a cuidar de ti mismo también."

Mikan se quedó en silencio, mirando a Johwa. Algo en su manera tranquila de hablar lo desconcertaba. ¿Cómo podía alguien tan sencillo y amable como él hablar con tanta sabiduría sobre cosas tan simples? Aunque Mikan no lo admitiría en voz alta, había algo en Johwa que comenzaba a llamar su atención. Algo que nunca había experimentado antes: empatía.


Y así comenzó la relación entre Mikan y Johwa, dos chicos muy diferentes, pero que, con el tiempo, aprenderían mucho el uno del otro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y así comenzó la relación entre Mikan y Johwa, dos chicos muy diferentes, pero que, con el tiempo, aprenderían mucho el uno del otro. Aunque Mikan seguía siendo un chico malcriado y mimado al principio, Johwa, con su amabilidad y paciencia, se convertiría en alguien crucial para su transformación.

Mikan tenía mucho que aprender, y Johwa estaba dispuesto a ayudarlo, aunque al principio, no sin algunos desafíos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 06, 2024 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

❁EL ÚLTIMO MOMENTO EN QUE NOSOTROS LO CONOCIMOS❁Where stories live. Discover now