Era una mañana tranquila, los pájaros cantaban anunciando, el inicio de un nuevo día, los vecinos salían de sus casas a sus trabajos, claro otros se quedaban en casa, simplemente viendo que hacer.
La luz de la mañana se filtraba suavemente a través de las cortinas, proyectando rayos dorados sobre la cama de Riku. Todo era calma, una paz envolvente que hacía que el día pareciera perfecto, sin nada de qué preocuparse. Riku abrió los ojos lentamente, disfrutando de la calidez que lo envolvía, pero pronto notó algo fuera de lugar. La habitación estaba inusualmente brillante, como si el sol hubiera subido demasiado en el cielo. Frunció el ceño, entrecerrando los ojos para mirar el reloj en la mesita de noche. Las manecillas marcaban las 11:45.
Riku estaba claramente desconcertado por haber dormido tanto, la verdad es que lo más raro que se le hacía no era la hora a la que se había despertado, si no el sueño que había tenido. En ese sueño Riku estaba con diferentes personas, todas se le hacían conocidas, pero lo extraño del sueño, es que esas personas no parecían ellas mismas, no tenían su personalidad de siempre, si no que parecían otras cosas, no humanos, sino monstruos camuflados entre piel humana, que se acercaban lentamente de una manera siniestra.
Riku: Que sueño más extraño, que yo recuerde no es que sueñe muy seguido— dijo sin poder quitarse de su mente el sueño extraño.
El silencio no duró mucho ya que sin que tuviera tiempo a reaccionar, una voz juguetona se acercaba a su habitación. En ese momento Airi apareció en el umbral de la puerta, con una taza de café en la mano y una sonrisa burlona.
Airi: Buenos días, bella durmiente —dijo ella, arqueando una ceja—. ¿Planeabas dormir todo el día?
Riku se incorporó, pasándose una mano por el cabello despeinado, intentando ocultar su vergüenza.
Riku: N-no era la idea... pero dormí como una roca. Ni siquiera te escuché esta mañana —respondió él, tratando de recordar en qué momento se había quedado dormido tan profundamente.
Airi: Créeme, lo intenté —dijo, sentándose en el borde de la cama y dándole un pequeño golpe en el hombro. Pero parecías un cadáver, así que pensé en dejarte descansar. Además, mamá quería que ayudaras con algo, pero se rindió después de ver cómo dormías.
Ambos se rieron, Riku sintió un poco de tranquilidad al ver que todo estaba normal en casa, no era que haya pasado nada fuera de lo común ese día para preocuparse a parte del sueño. Pero a fin de cuentas ¿Un sueño es solo un sueño no?
Riku: Emm, ¿Airi, recuerdas a los chicos? —preguntó Riku, finalmente poniéndose de pie junto a la cama.
Airi lo miró, algo extrañada.
Airi: ¿Daichi y Mei? Sí, claro. ¿A qué viene la pregunta? —respondió ella, imitándolo y levantándose también para poder hablar de frente.
Riku: Es que... quedé con ellos para reunirnos —contestó Riku, sin mucha seguridad—. Siento que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos, ¿sabes? Cada uno está concentrado en sus cosas... Daichi, por ejemplo, anda ocupado con sus estudios de medicina, y Mei está en su mundo con la fotografía. Parece que apenas podemos coincidir, jeje.
Airi asintió lentamente, comprendiendo la inquietud de su hermano mientras se ajustaba el cabello detrás de la oreja.
Airi: Sí, todos crecimos. Pero me alegra que aún quieran verse —dijo con una sonrisa suave.
Riku sonrió, aún pensando en su próximo encuentro.
Riku: —Bien, pues sería mejor que nos pusiéramos en marcha. Todavía tengo tiempo, por suerte. Quedé con ellos a las cuatro en el parque, al costado del bosque —comentó, ajustando la hora mentalmente—. Decidimos ir de acampada para... bueno, ¿quién sabe? Quizás es el momento de disfrutar un poco la naturaleza, ¿no? —rió, con un dejo de entusiasmo.
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El Reflejo de las Sombras
Mystery / ThrillerRiku, Daichi, Airi y Mei, amigos de la infancia, se reencuentran tras años para un viaje de campamento y desconexión. La emoción los lleva a tomar rutas poco conocidas, hasta que el camino queda bloqueado por un deslizamiento. Sin pensarlo, toman un...