Resumen del episodio anterior:
Riku y sus amigos llegan a un pueblo extraño después de tomar un desvío. Intentan salir, pero cada vez que lo hacen, terminan en la misma plaza, atrapados en un bucle. A medida que la noche cae, la niebla se espesa y empiezan a ver sombras que imitan sus movimientos. Desesperados, buscan ayuda en un oficial, pero al seguir sus instrucciones, terminan nuevamente en el mismo lugar. Justo cuando una voz familiar los llama, Riku se enfrenta a una criatura monstruosa, cuyo rostro le recuerda a su extraño sueño. Paralizado por el miedo, no puede moverse mientras la sombra se acerca cada vez más.
Mientras Riku se queda paralizado viendo a la criatura que se parece a Mei, parece que no reacciona ni escucha a los demás.
Riku: —Mei ¿Qué estás haciendo ahí? —dice sin darse cuenta de que la criatura poco a poco se está deformando y deja de tomar la forma humana de su amiga para tomar la forma de un monstruo.
Antes de que pudiera reaccionar, la criatura extendió una de sus manos y rasgó la camisa de Riku con garras afiladas como cuchillas, dejando una herida en su pecho. Riku sintió un dolor punzante, pero seguía inmóvil, como si la visión ante él lo hubiese atrapado en un trance.
Mei (la verdadera): —¡Riku! —gritó, su voz llena de pánico al ver lo que sucedía. Sin pensarlo, corrió hacia él, empujando a la criatura para apartarla.
Riku, aún cautivado por la criatura, no reaccionaba, incapaz de comprender lo que estaba pasando. Pero Mei, con determinación, tomó su mano y lo jaló con fuerza, tirando de él hacia el lugar donde el oficial Nakamura los había guiado antes.
Mei: —¡Riku, tenemos que irnos! —gritó mientras lo arrastraba con ella, sin mirar atrás. La criatura seguía detrás, pero Mei no permitió que él mirara, centrando su fuerza en alejarlos lo más rápido posible.
Finalmente, Riku comenzó a reaccionar, aunque sus pensamientos seguían nublados por el terror de lo que acababa de ver. Solo pudo seguir el tirón de Mei, su pecho aún ardiendo por el rasguño, mientras la oscuridad del pueblo los envolvía más y más.
Oficial Nakamura: —Ya estamos cerca, que nadie más voltee —dijo el oficial, su voz firme mientras guiaba a los chicos corriendo hacia un hospital cercano.
Daichi no podía sacudirse la sensación de desconfianza. Seguía mirando al oficial de reojo, una sospecha creciente llenando su pecho. Algo en su comportamiento no le encajaba, como si estuviera ocultando algo. Pero, viendo la condición de Riku, no tuvo más remedio que seguirlo, a pesar de la inquietud que lo invadía.
Finalmente, llegaron al hospital, un edificio sombrío que parecía más una fortaleza que un lugar de ayuda. El Oficial Nakamura se adelantó, cerrando rápidamente las ventanas y asegurándose de que las cortinas estuvieran bien cerradas, bloqueando cualquier vista hacia el interior.
Oficial Nakamura: —Es mejor que no nos vean —dijo el oficial con voz grave, mientras cerraba rápidamente las ventanas y ajustaba las cortinas para bloquear cualquier vista hacia el interior.
Los chicos se miraron entre sí, desconcertados, mientras el ambiente dentro del hospital se volvía aún más opresivo. La tensión se sentía en el aire, como si estuvieran preparando el lugar para un enfrentamiento inminente. ¿Qué clase de monstruos eran esos? ¿Y por qué el oficial parecía tan familiarizado con todo esto? Las preguntas se acumulaban en sus mentes Daichi rompió el silencio para hablar.
Daichi: —Bueno ¿Nadie va a decir nada? ¿QUÉ DEMONIOS ES ESTE LUGAR? ¿CÓMO PUEDE ESTAR TAN TRANQUILO USTED DESPUÉS DE QUE DAÑARON A RIKU? —dijo, histérico, señalando a Riku, quien comenzaba a sentir el dolor en su pecho después de haber estado en trance. El dolor lo despertó de su estado, y su rostro reflejaba el sufrimiento, mientras las manos de Daichi temblaban, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.
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El Reflejo de las Sombras
Mystery / ThrillerRiku, Daichi, Airi y Mei, amigos de la infancia, se reencuentran tras años para un viaje de campamento y desconexión. La emoción los lleva a tomar rutas poco conocidas, hasta que el camino queda bloqueado por un deslizamiento. Sin pensarlo, toman un...