008.

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📍Manchester, Inglaterra.

La noche parecía estar más fría de lo normal, Cielo descansaba sobre el cerámico de la fuente de agua del parque, abrazándose a si misma, temblando por el frío, con la mirada perdida en la calle oscura pensando en cómo iba encarar la situación. No quería decirle a Julián lo que pasó con Matías, no sabía por qué, simplemente no quería generar más problemas de los que ya había sin embargo sentía una gran culpa encima, porque generó que Julián saliera de su casa en plena noche porque ella tuvo un problema y además no iba a ser sincera con la situación. Si se sentía pésima ahora se sentía incluso peor ¿Se podía estar peor después de haber padecido un ataque de violencia? Escuchó una camioneta estacionarse frente a ella, levantó la mirada y se calmó cuando vio a Julian bajarse del auto, el cordobés trotó hasta donde estaba ella como si aún corriera peligro, sin tener idea de lo que había pasado esa llamada lo sorprendió pero más lo había preocupado.

— Cielo ¿Estás bien? —preguntó apenas llegó a su lado, se quedó parado enfrente de ella viéndola tiritar del frío. No dudó ni un segundo en sacarse la campera que traía puesta, se la extendió con cuidado y Cielo la tomó suavemente, como si en cualquier momento se fuera a romper.— ¿Que paso? Me asusté cuando llamaste... ¿Cielo?

— Yo... —pero Cielo no podía hablar, el nudo en su garganta era más fuerte que cualquier otra cosa. No podía hacerlo, solo se dedicó a llorar y abrazar la campera que Julián le había dado.

— Está bien, tranquila —susurró y se sentó a su lado. Le sacó la campera de las manos y la ayudó a ponersela.— Te vas a enfermar si seguís así de desabrigada.

— Perdón Juli —se disculpó secándose las lágrimas con la manga de la campera, levantó la mirada encontrándose con los ojos de cachorro asustado de Julián.— Perdón no quería hacer que vengas hasta acá, m-me quisieron robar y me asusté, corrí lo más que pude y cuando me di cuenta estaba perdida. No sabía a quién más llamar, automáticamente pensé en vos —aclaró su garganta antes de seguir hablando y cayendo en lo que había dicho, no le pareció un buen juego de palabra.— ¡No es que piense en vos todo el tiempo para nada! Solo que justo me acordé porque prendí el celular y estaba tu chat primero y actúe desde el impulso o quizás el miedo no lo sé en ese momento no pude pensar las cosas con claridad estaba muy asustada ¡¿Cómo vas a estar así de desabrigado?! toma tu campera por favor —amagó con sacarse la campera pero las manos de Julián la detuvieron mientras que trataba de ocultar una sonrisa.

— Lo necesitas más que yo, quedatela por favor —insistió y Cielo accedió al instante, porque realmente se estaba muriendo de frío.— ¿No te hizo nada? ¿No te lastimó?

— ¿Quién?

— El ladrón ¿De que estamos hablando?

— Ulala el ladrón, el chorro. ¡La larva esa que me quiso robar! —Cielo frunció las cejas, en realidad ese insulto (si le podemos decir así) fue para Matías que para el ladrón imaginario.

— ¿Pero te lastimó o no?

— Ah... n-no, no, estoy bien. No me hizo nada —mintió mirando para el suelo.— Gracias por venir y perdón.

— Deja de pedirme perdón, no fue una molestia. Me preocupaste Cielo.

— ¿Enserio? —dijo sorprendida—. Ah, digo... Estoy bien, gracias Juli, no sabía para donde iba, me nublé y fuiste como mi cable a tierra.

Julián sonrió con ternura, le pareció muy lindo lo que dijo Cielo. Nunca antes alguien había dicho algo así de él, le generaba algo en el pecho, pero algo lindo.

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⏰ Última actualización: Nov 09 ⏰

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