Ese último viernes de Junio, por la noche, en las calles de algún pueblo de España.
Un día más como cada viernes, nos reunimos todos en el local de Víctor para beber, siempre había algo que festejar y cuando no lo había nos lo inventábamos. Pero esta vez sí que había algo que celebrar, era el cumpleaños de Laura, la pequeña del grupo, nadie podía faltar.
El local de Víctor estaba a las afueras del pueblo, pegado al río, allí se estaba genial, nunca había problemas por tener la música alta y el local siempre estaba solo para nosotros ya que los padres de Víctor trabajaban todos los sábados. Lo malo es que había una buena tirada hasta allí, y muchas veces ni siquiera sabíamos cómo habíamos sido capaces de llegar a casa de pie. Iríamos todos, bueno, todos no. Paula, desde que sale con Mark, a penas pisa la calle, y cuando la pisa es con él. Creo que con solo esa última frase notasteis lo mucho que me jode todo esto. Creo que jamás llegaré a entender cómo es capaz de aguantar a ese hijo de puta. Quizás sea porque la quiero, pero no de querer y ya está, quererla hasta tal punto que no puedo evitar que se me corte el aire cada vez que la veo venir de lejos. Jamás me guardé esto, porque siendo sinceros, aunque quisiera llevarlo en secreto creo que toda España tiembla conmigo con solo una de sus sonrisas y cada uno de sus: "Hola Daniel". Quizás él la quiera también y yo no sepa verlo, no lo sé, quizás yo no sepa entenderlo, pero de lo que sí estoy seguro es que jamás nadie la querrá como lo hago yo. Ella lo justifica siempre diciendo que son sus creencias, que en el fondo es buen chico y que ser gitano lo hace ser así. Y yo... Yo mientras podría estar con cualquier otra, liándome con ella en cada esquina de esta fiesta, pero ya decidí, decidí seguir luchando en esta guerra, quizás sea gilipollas, quizás me esté equivocando, aún no lo sé, pero me he dado cuenta de que no quiero volver a besar de nuevo salvo que sean sus labios. Supongo que debo afrontarlo, que quizás jamás ganaré el premio por el cual estoy luchando, después de todo las cosas son así y en esta vida no se puede elegir por quién debes sentir.
Los demás, María, Laura, Víctor, Jorge, Silvia y Luis iban conmigo de camino al chino a comprar el alcohol. Salimos de allí con catorce botellas, una debajo de cada hombro, y un par de bolsas de hielo. El chino ni siquiera se sorprendió, supongo que, después de cada viernes, el hombre ya estaría acostumbrado a vernos por allí. Desde luego con nosotros hacía negocio. Aún no sé cómo acabará la noche, bueno sí, algo borrachos de más, eso seguro, pero un día es un día. La noche prometía, incluso sabiendo que una vez más ella faltaría.
Ninguno de mis mensajes bastó para convencerla, Mark no se llevaba con ninguno de nosotros, él ya tenía sus propios planes y si ella quería salir tendría que ser con él, asique una vez más, como cada viernes, el salió de fiesta con sus amigos mientras Paula se quedaba en casa esperando a que llegara. Ni siquiera siendo el cumpleaños de su mejor amiga, Laura, la dejó salir. Se tuvo que conformar con un mensaje y un par de besos al encontrarse hoy de casualidad por la calle. Ella tampoco lo entiende, no entiende cómo es capaz de aguantar que alguien la controle de esa manera, pero hace por entenderla, porque si no la perdona a ella todo esto, siendo su mejor amiga, ¿a quién si no iba hacerlo?
La noche no sería lo mismo sin ella, todos lo sabíamos, Paula se hacía notar por donde fuera que pasara, los primeros meses era como si no tuviera sentido seguir haciendo estas fiestas sabiendo que no las pisaría ella, pero con el tiempo nos fuimos haciendo a la idea de que no volvería a estar allí con nosotros como cada viernes. Bueno, todos menos yo, que no hago más que pensar en el día en el que abra los ojos y esté ella al otro lado de mi cama. Lo sé, parezco imbécil pensando todo esto, es más que imposible pero... Los imposibles también existen, ¿no?
Salimos del chino bien cargados, caminábamos por la acera mientras decidíamos a quién le tocaría elegir la música que se pondría aquella noche, eran las 21:30 y aún nos quedaba por lo menos media hora hasta llegar al local, cuando de pronto, muy por detrás de nosotros, escuchamos un: "¡Ey, chicos, esperadme!". No me hizo falta girarme para saber que era ella la que gritaba, creo que incluso reconocería su voz si me gritara desde otro país. Nos giramos todos y allí estaba ella, con un vestido corto negro que hacía que se te quitasen las ganas de parpadear para seguir mirándola, y sonriente, como siempre, no falla.
Se quitó los tacones para correr hasta nosotros, abrazó a Laura con todas sus fuerzas y con dos besos nos saludó a los demás, por último uno de sus: "Hola Daniel", pero esta vez cambiaron las cosas, esta vez me adelanté, porque por primera vez, antes de girarme, ya me faltaba el aire.
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LA RESPUESTA NO ES LA HUIDA.
Teen FictionPaula, 18 años recién cumplidos, un pueblo de España, una vida planificada antes de tiempo, un amor no correspondido, peleas, celos, prohibiciones, sexo, drogas y otros vicios. ¿Abandonará esa vida planificada? ¿El amor pasará a ser correspondido...