Mio... Era lo único en lo que podía pensar ahora mismo, escuchando cada choque entre sus cuerpos, cada estremecimiento del contrario cuando acercaba su aliento a aquel pálido pecho. Un poco sensual si era sincero, ¿Cómo no tentarse con aquellos ojos llorosos? Si lo único que reflejaban era lujuria y deseo.
Y esa boquita...
Mierda... Estaba loco, y esos dulces gemidos solo lo acunaban a perder el poco control que tenía de su instinto, estaba seguro que pronto mandaría todo al carajo y lo llenaría de cachorros hasta ver su pancita hinchada, agarrando con mas fuerza aquella cintura, dibujando esas curvas, dejando que ese cervatillo que le hacía perder la cordura lo siguiera montando.
Al igual que el contraria que solo gemía a mas no poder al sentirse por fin lleno, mientras arañaba la espalda del mayor ¿Cuan grande podía ser su longitud? ¿O acaso el era muy delgado? Cabe aclarar que el se lo busco, el fue su tentación y esos anillos que adornaban el anular de ambos era su prueba irrefutable. Una muestra de que aún siendo pecadores todavía tenían la oportunidad de llegar a amar.
Solo estaban ellos dos, en esa habitación, con la luz de la luna roja encima de ellos, creando una danza entre sus cuerpos, llevando consigo una lucha por el control, siendo ambos overlords que se conocían bastante bien por tener el poder sobre otros era bastante obvio que seguiría siendo así, incluso en la cama.
Mio... Volvió a repetir el felino, solo que esta vez en un susurro, uno que el ciervo pudo escuchar. Moviendo sus brazos hacía el rostro de su amante, obligando a que lo mire, obligando al contrario a no callarlo como otro beso poco inocente o otra de sus embestidas que lo dejaban sin aliento. Aunque ahora no era lo mejor que digamos, sintiendo como su velocidad era suave pero tan profunda, estaba seguro que sus pupilas reflejaban corazones.
Ahg, mnh...! Imbécil El felino sonrió complacido. Yo soy tuyo y tu eres mío, ¿entendiste? Amore mío... Contesto el mayor ante la tierna grosería que dijo su acompañante, junto a otra embestida que claramente dejaba al locutor viendo estrellas.
El menor asintió, sintiendo un estremecimiento recorriendo toda su espalda, ocasionado por la sobreestimulación es su zona erógena. Le encantaba ser la tentación de su marido, pero muchas veces se le olvida a que conllevaba eso, pero lo amaba. Si estuvieran en el círculo de la lujuria culparía a Asmodeus por darle alguna bebida alcohólica a su compañera pero obvio que luego se lo agradecería. Aun si tuviera que ser en silla de ruedas, porque le costaba decirlo, pero en muchas ocasiones cuando a veces los estímulo de su pareja se excedían en su cuerpo, eran muy grato decir que Husk lo llamaba su bambi por sus piernas débiles y temblorosas. Cosa que no le desagradaba.
Y seguirían así por toda la noche, solo por esa ocasión, de todas formas por mera casualidad no tienen ningún deber en algún lugar. Tampoco hay reunión de overlords pues se cancelo y se dio aviso justamente esa mañana.
Se relamio el labio, pasando su mano por todo el abdomen del mayor, tan musculoso y tonificado, sonrió al recordar que estaban casados y el era de su propiedad. Empujándolo hasta que quedara echado por completo en la cama, quedando encima suyo de cierta forma en que ambos pudiera disfrutar con la mirada el cuerpo del otro.
El felino hizo lo mismo, pasando sus mano nuevamente por aquella cintura, esas hermosas caderas y esos muslos delgados pero regordetes, que no le importaría morir asfixiado por ellos. Ronroneo un poco, sintiendo nuevamente como el interior de Alastor lo recibía de forma grata.
Era de mañana, el despertador comenzó a sonar, despertando de primera al bar tender que solo volteo a mirar a su ciervo que dormía placido en su ala que cubría su cuerpo desnudo. Le dio un beso en la mejilla, notando como su ceño cambiaba a uno molesto por el sonido, no solo ello, si no también sus orejas que también transmitían su molestia moviéndose de lado a lado. Rio un poco para luego apagar aquel molesto ruido, acurrucándose en el pecho del menor que envolvía sus brazos en su cuello. Todavía era muy temprano, no tenían nada mas que hacer que descansar luego de la fantástica velada que hace solo unas horas dio su fin.
Se sentía debil, pero estaba protegido, acomodándose hasta ocultarse en su delgado cuello, ronroneando para volverse a dormir. Agradecía por tener a su lado a la misma persona que amo en vida ahora en muerte.
Y tal como en vida floreció aquel romance...
Solo deseaba que su amor no se volviera withered.
Hola a todos, es un gusto, tal vez me conozcan, tal vez no, tal vez identifiquen mi otra cuenta y posiblemente me maten por la inactividad los que me reconozcan pero les agradezco por leer esta historia. Tengan un lindo día.