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—Siendo las cinco cincuenta de la tarde del día veinte de diciembre, se pasa a dar lectura del testamento dejado por el señor Jeon.
La familia del ahora difunto, prestaba atención a las palabras de ese abogado sentado en el mismo escritorio que usaba aquel viejo. Apenas una semana atrás había decidido cerrar los ojos de este universo para ir a conocer nuevos mundos. El hombre había dejado tres hijos; Jungkook, YoonGi, BoGum y un albacea. Este último, desconocido aún.
—Cabe recalcar que todo lo estipulado en este testamento es el ultimo deseo de su padre, el señor Jeon DoYum y nada, absolutamente nada se podrá cambiar.
Un largo silencio se prolongó dentro de ese despacho. Cada uno de los hijos con apellido Jeon intentaron mantener la calma, aunque estuvieran hartos de estar perdiendo el tiempo. Tanto Jungkook cómo BoGum creían que estaban desperdiciando tiempo valioso, el cual podrían estar aprovechando invirtiendo en otras empresas, cerrando tratos o follando con alguna hermosa súcuba, pero no. Su padre había decidido desvivirse con el propósito de unirlos como familia.
El licenciado los había citado tal y como el finado lo había pedido, aunque creía que todo lo que estaba haciendo era un caso perdido. NamJoon sabía qué, de los tres hijos, ninguno había velado por su padre. Entonces, qué sentido tenía tratar de unirlos después de su muerte, si él mismo hombre los intimó por partes separadas y de maneras tan distintas. Él, siendo su mano derecha y amigo de toda la vida, fue testigo de la crianza de todos esos niños. Pero, ¿Quién era él para decirle como hacer las cosas?
—Hijos... sé que quizá sea demasiado tarde para intentar que ustedes se traten como hermanos. Quizá mi papel como su padre no fue uno ejemplar. Sin embargo, deben saber que intenté ser el mejor para cada uno de ustedes.
Jungkook creía que su padre ni estando muerto dejaba de fastidiar. Esas charlas sentimentalistas y absurdas lo tenían cansado.
—Llegó el día que menos deseaba. La eutanasia fue algo que decidí porque no quería sufrir en carne propia lo que su abuelo padeció cuando... ya saben. Para no prologar por demasiado tiempo esta conversación porque casi puedo ver sus caras largas poniendo atención a esto, doy paso a NamJoon, mi amigo del alma y quién se encargará de que todo se cumpla al pie de la letra. Pueden estar seguro de ello.
Mientras ese licenciado daba lectura a ese testamento, Taehyung sufría escondido en una de las esquinas. Intentaba con todas sus fuerzas, mimetizarse con las paredes mientras escuchaba con anhelo aquellas ultimas palabras de ese hombre que fungió como su padre desde que lo conoció y qué, gracias a su ayuda pudo terminar sus estudios.
Si bien, era ajeno a todo lo que correspondía con esa familia, ese hombre había insistido tanto para que estuviera presente durante la lectura de su testamento que, en su momento, Taehyung no supo cómo negarse. Y ahora, le tocaba ver como el hijo mayor, a quien reconocía como Jungkook, apenas y prestaba atención a lo que estaba sucediendo dentro de ese despacho porque al parecer lo que había en su teléfono era más importante.
Recordaba que el señor Jeon había mencionado que su hijo mayor siempre estaba pegado al teléfono porque cerraba nuevos negocios; Jungkook dijo que se llamaba y que era un excelente hombre de negocios, a cargo del conglomerado farmacéutico más grande del mundo, y a sus palabras; «una ironía que estando dentro del mercado, él no pudiera contra su enfermedad». Pero cuando de hacer dinero hablaban, él era el mejor. Y entre más lo observaba, más sabía que era él. La pequeña cicatriz que ese hombre le había contado, ahí estaba sobre su mejilla.
—¿Esto tardará mucho? —interrumpió Jungkook mientras el licenciado leía—. Tengo cosas que hacer. Digo, no es que no me interese esto, por supuesto. Pero tengo unas inversiones pendientes y estando aquí, no creo que pueda hacer lo que el viejo tanto quería, o sea dinero.
NamJoon renegó un segundo mientras bajaba un poco sus anteojos y le daba una mirada cansina.
—Jungkook... —respondió dando un largo respiro—. Es el ultimo deseo de tu padre. ¿Podrías...? —dijo fastidiado sobándose el entrecejo—. ¿Todos ustedes podrían tratar de no ser tan desconsiderados?
—Tío... digo, Licenciado NamJoon.
—Jungkook —habló otro de los hombres en un tono inquisitivo—, tranquilízate, ¿Quieres? No es el momento.
Taehyung solo podía ver como esos dos quería asesinarse con la mirada y se aterró cuando en un parpadeo pudo ver que los ojos de Jungkook se pusieron rojos y al siguiente sus ojos volvieron a su color café cuando Namjoon carraspeo. Su alma se congeló en un santiamén, eso, ¿Era real? ¿Qué demonios había sido eso? ¿Ojos rojos?
—Te recuerdo que aquí no eres nadie, así que no me des órdenes.
—A nadie le importa lo que quieras —murmuró irónico—. Solo cállate y termina de escuchar.
La tensión incrementó en cuestión de segundos y el miedo seguía latente. No era una novedad que entre los hermanos no existía una buena relación. Y ahora, Taehyung podía darse cuenta de ello, ante sus ojos todos ellos eran demasiado intimidantes. Ni siquiera sabía porque había aceptado aquel pedido si ahora tenía que estar en medio de tres hombres que parecían querer asesinarlo. Muy dentro suyo se regañaba diciéndose que ya era momento de aprender a decir que no. Oh, que tonto había sido, ¿A dónde había ido a parar?
—Prosigo para terminar cuanto antes —una mirada a cada uno de los Jeon y volvió la atención hacía esa hoja.
Después de una enorme carta con todos los perdones y deseos para sus descendientes, que solo recibieron sus palabras con hartazgo, lo esperado por cada uno de sus hijos por fin llegó.
—Mis bienes son muchos y por ello quiero que aprendan a convivir entre ustedes porque por más esfuerzos que hice para unirlos, no lo logré. Lo único que tendrán en esta vida es la relación que logren como familia. No quiero que cuando tengan su familia propia y lleguen a viejos, sus hijos no estén con ustedes como pasó con nosotros. Por ello, mis pequeños demonios, sepan que mi última voluntad es que, a partir de ahora, el conglomerado farmacéutico pasa a manos de Kim Taehyung —entonces la ceja de Jeon se levantó, confundido—. La cadena hotelera Jeon's Luxury queda a nombre de Kim Taehyung —esta vez fue BoGum quien quedó en shock y congelado en su lugar—. Y, por último, pero no menos importante... el bufete de abogados también pasa a posesión de Kim Taehyung. Todo a partir de ahora, le pertenece.
Entonces la mirada de esos tres demonios recayó sobre aquel enfermero.
Kim Taehyung apenas asimilaba lo que acaba de escuchar cuando esos hombres estaban acorralándolo como hienas hambrientas.
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Herencia Infernal [Kookv]
RomanceNo hay pecado prohibido ni humano que se resista. Humanos y demonios siempre han coexistido. Una especie prefiere ignorar esta realidad, mientras que la otra disfruta de su ignorancia. Taehyung nunca creyó en lo sobrenatural, pero su vida cambia drá...