3| ROJO Y NEGRO 🐾

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Cuando Taehyung entró al recinto se hizo un profundo silencio. Toda la familia estaba reunida, las niñas lobas dejaron de jugar para ir a su encuentro. 

Trueno, ahora en su forma humana, se acercó al pequeño joven de cabellos anaranjados y extendió su mano...

—Bienvenido a mi hogar, Kim Taehyung, soy Kim Namjoon, líder de la manada ThanGban.

Detrás de él asomaba tímidamente el rostro masculino más perfecto que Taehyung hubiera visto. 

—Hola Jimin. Soy Kim Seokjin. Pareja de Namjoon. 

—Es mi amor —reafirmó Nam. 

—Sus hijos son muy lindos —comentó Taehyung. 

—Son de mi anterior pareja —prosiguió el alfa—. Ella murió hace cuatro años, al dar a luz a la más pequeña, además fue la omega que encontró y rescató a Jungkook.

La conversación fue interrumpida cuando la puerta se abrió dejando entrar un gélido viento exterior, algunos volátiles copos de nieve y la figura de un chico alto y corpulento cubierto por un enorme abrigo de pieles. Cuando retiró la capucha de su cabeza dejó ver una larguísima melena negra enmarcando su rostro anguloso y varonil. Se inclinó ante Krasnyy y susurró:

—Hola Kim Taehyung, soy Jungkook.

Taehyung lo miró a los ojos y pudo ver en ellos el hermoso hombre detrás del can.

Sialuk, el alaskan malamute, de pelaje largo, negro y blanco, con profundos ojos oscuros que conoció hace minutos, no tiene punto de comparación con la forma humana que acaba de ingresar dejando a Taehyung perplejo por sentirse atraído a primera vista por este hermoso hombre atlético, larguísima melena de intenso negro carbón, hombros infinitos y brazos vigorosos.

Taehyung sacudió su cabeza intentando hacer que el chico se cayera de sus ojos.

Al unísono Jungkook hizo un escaneo de Taehyung de pies a cabeza. 

El husky siberiano rojo de ojos de cielo que acababa de conocer lo había eclipsado por ser un omega con personalidad de alfa dominante, fuerte y dueño de sí mismo, pero jamás se imaginó que la forma humana de Taehyung le quitaría hasta el apetito.

El pequeño frente a él, es bello por donde se lo mire, cuerpo perfecto, estrellas en los ojos. Su cabellera larga y pelirroja la lleva atada con trenzas que caen a los costado de su cabeza, dejando ver trémulas, sus orejitas de perro.

Se acercó y llevó su mano a una de las trenzas rojas, llevándola a su nariz para olfatearla.

—Qué bien hueles, pequeño. —Bajó su voz para decir cerca de su oído—: eres muy bello, Taehyung.

Taehyung se sintió tímido ante los halagos. No estaba acostumbrado a recibirlos. Dentro de su manada nadie se dice cosas románticas. Solo se aparean llegada la ocasión y se separan tras el acto, sin generar vínculo alguno. Así fue que Jeon Jungkook con dos frases, había hecho sentir a Taehyung algo extraño a la altura de su estómago. 

Sin embargo fue muy claro al decirle: 

—Nunca toques mi cabello sin mi permiso. No tienes porqué saber que en mi tribu eso no se hace entre desconocidos. El día que vuelvas a hacerlo, Jungkook, es porque yo te he cedido ese privilegio.

En el lenguaje corporal del clan de Taehyung, dejar que una persona acaricie o toque sus cabellos, es una acto que equivale a sumisión y docilidad frente al otro u otra.

Pero el pelirrojo, con la última frase había dejado abierta un puerta que no pasó desapercibida para el alaskan... «el día que vuelvas a hacerlo...».

Ambos ya sabían que habría una próxima vez. 

—Lo siento, Taehyung, no quise incomodarte.

—No hay problema, Jungkook, no lo sabías. 

Jin llamó a la mesa y todos se sentaron a disfrutar de suculentos manjares.

—¿Tú cocinaste todo esto? —Krasnyy estaba impresionado por la variedad de delicias servidas.

—Ambos lo hicimos, Trueno es un cocinero formidable. Yo le ayudo y además aprendo de él. —Seokjin miraba a su alfa con amor y orgullo. 

La velada transcurrió de forma agradable, charlaban y ambas partes hablaban sobre costumbres, ritos y anécdotas de sus manadas. Krasnyy había hecho muy buenas migas con las niñas lobas, él tenía un don especial con las criaturas, lo adoraban y él las adoraba en el acto. Las hizo jugar y reír, a punto de terminar con las dos niñas sobre su regazo mientras comían. 

Jungkook no le había quitado la vista durante toda la noche a Taehyung. Después de cenar se sentaron junto al fuego para seguir conociéndose inmersos en una burbuja única. Namjoon y Jin se percataron de esto y después de cenar, ellos y las lobitas, se alejaron dejando solos a los dos chicos que ni se dieron cuenta de la retirada familiar. 

El rojo óxido del cabello de Taehyung parecía formar parte de las llamas de la fogata. Jungkook cada dos por tres tomaba sus propios cabellos negros y jugaba con ellos, se sentía tímido pero atraído por el chico perro.

Hablaron hasta bien avanzada la noche, hasta que los ojitos de Taehyung comenzaron a cerrarse. El día había sido largo y él mostraba los efectos del cansancio. 

—Necesito descansar, Jungkook, o me quedaré dormido aquí mismo. 

—Ven, Taehyung, dormirás en mi casa. Preparé un espacio especial para ti. 

Se colocaron los abrigos para hacer frente al frío nocturno y partir hacia la cabaña de Kook que se encuentra a pocos pasos de allí. 

Esta fue la primera noche que Taehyung durmió en otro sitio fuera de todo lo que conoce.

Y por extraño que pareciera... se sintió en casa.

 se sintió en casa

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NIÑO ROJO #Adaptación TaeKookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora