Capítulo 3 : Los colores del pecado

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Cada encuentro era una nueva obra, una actuación en la que Taehyung interpretaba diferentes versiones de sí mismo. Nadie se daba cuenta de su transformación; quienes lo conocieron antes habrían quedado sorprendidos. Pero en su interior, Taehyung sabía que cada crimen, cada "ajuste de cuentas", era un paso más hacia su propio renacimiento, y cada paso requería un cambio.

La primera vez que tomó una vida, apenas podía reconocerse en el espejo. Había regresado a su departamento, aún temblando, con las manos frías y la mente en blanco. Pero, entre todo ese caos, sintió una extraña calma. Era como si el peso de las humillaciones y desilusiones finalmente hubiera comenzado a disiparse. Al día siguiente, miró su reflejo y decidió que ya no quería ser la misma persona. Cambió su cabello negro por un tono castaño suave, un color que hacía que su rostro pareciera el de alguien más.

Pronto, ese primer cambio se convirtió en un ritual, en un símbolo de poder sobre cada una de sus víctimas. Cada vez que tomaba otra vida, se aseguraba de transformar su apariencia, alterando el color de su cabello, como si cada tinte borrara las marcas de su antigua identidad y le diera una nueva. Era su manera de renacer, de asegurar que no solo dejaba atrás a sus víctimas, sino también a quien él había sido antes de cada asesinato.

En cada encuentro, Taehyung se volvía más creativo, llevando sus juegos a niveles cada vez más oscuros. Comenzó a inventar formas únicas para terminar con aquellos que caían en sus redes, métodos que parecían extraídos de una mente inquietantemente brillante. Les susurraba al oído palabras llenas de veneno y promesas retorcidas, los hacía sentir vivos y, en el momento más intenso, sellaba su destino. Cada acto era meticulosamente planeado, y cuando el último aliento de vida se escapaba de sus labios, Taehyung ya había decidido cómo renovaría su apariencia.

Rubio platinado, cobrizo, y hasta algunos tonos grises, cada color reflejaba el cambio que él mismo sentía después de cada crimen. Esa colorimetría se convertía en su firma oculta, en una especie de camuflaje. Con cada nuevo tono, se alejaba un poco más de su yo pasado, de aquel chico que una vez solo buscaba amor. Ahora, frente al espejo, veía a alguien más, alguien quien había tomado el control absoluto de su destino.

En el fondo, Taehyung comprendía que estos cambios externos también eran un reflejo de su transformación interna, de una oscuridad que cada vez lo consumía más. Y aunque cada nuevo color lo hacía sentir invencible, algo en sus ojos parecía cada vez más ajeno, más distante de la persona que una vez fue. Pero eso ya no importaba. Él había elegido este camino, y no había vuelta atrás.

Era un martes cualquiera en la universidad, y Taehyung caminaba por los pasillos como si flotara. Sus compañeros parecían no poder apartar los ojos de él. Vestía una chaqueta de cuero oscura que acentuaba su piel y un suéter ajustado de cuello alto. Cada paso suyo, cada sonrisa ligera que ofrecía, parecía atrapar a todos en una red invisible de curiosidad y deseo.

Uno de sus compañeros, Minho, se le acercó en la cafetería, observándolo con el ceño fruncido mientras se acomodaba en la mesa.

—Últimamente te veo… diferente, Taehyung —comentó, con una mezcla de curiosidad y desconcierto.

Taehyung lo miró con esos ojos oscuros y tiernos que parecían poder ver dentro del alma de quien los miraba.

—¿Diferente? —respondió en un tono suave y aterciopelado—. ¿En qué sentido?

Minho titubeó, notando que el castaño de su cabello parecía hacerle lucir aún más encantador y misterioso.

—No sé cómo explicarlo. Es como si... —bajó la mirada, sin querer admitir que sentía una especie de atracción inexplicable— te hubieras vuelto más... atrayente. No sé, tienes algo diferente, algo que hace que la gente te mire dos veces.

Rojo color SANGRE.  //   [ KOOKV ] Versión Implícita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora