La noche caía lentamente sobre Seúl, y Taehyung, solo en su pequeño departamento, observaba la pantalla de su teléfono. El brillo de la pantalla iluminaba su rostro, donde una pequeña sonrisa torcida comenzaba a asomarse. En los últimos meses, había aprendido una lección: si el amor era un juego en el que él siempre perdía, tal vez era hora de aprender a jugar con las mismas reglas.
Taehyung había cambiado. Ahora, en lugar de esperar a ser el juguete de alguien más, había decidido convertirse en el jugador. Cada vez que alguien lo miraba con ese interés superficial y ansioso, sentía una chispa oscura de emoción. En lugar de dejar que lo usaran y descartaran, ahora él se convertía en el seductor, alguien que sabía cómo tomar el control y convertir sus citas en un laberinto de manipulación.
Al principio, el juego era sutil. Les hacía sentir que ellos eran los que dominaban la situación, dejándolos caer poco a poco .
Taehyung observaba a su próxima víctima con una sonrisa suave y calculadora. Había aprendido a reconocer esa mirada; la misma que le lanzaban aquellos que solo veían en él una aventura fácil, algo pasajero y emocionante. Pero esta vez, él no era el ingenuo que buscaba amor a ciegas. Había entendido el juego, y ahora lo jugaba mejor que nadie.
Al principio, Taehyung se mostraba dulce, amable, dejando que sus “compañeros” creyeran que ellos llevaban el control. Les daba justo lo que querían: un toque de misterio, una sonrisa seductora, y promesas implícitas de noches intensas. Pero todo estaba fríamente calculado. Con cada palabra, cada gesto, él los iba conduciendo a donde él quería. Los dejaba sentir esa falsa seguridad mientras, en realidad, eran ellos quienes caían lentamente en sus manos.
Una vez que lograba que bajaran la guardia, Taehyung comenzaba a llevar el juego a otro nivel. Sabía cómo hacer que ellos le dieran lo que él deseaba sin que se dieran cuenta. A cambio de esa aparente sumisión, conseguía regalos, favores, secretos; detalles que luego usaba para hacerlos sentir atrapados, dependientes, sin saber exactamente cómo ni cuándo ocurrió.
Y luego venía el desenlace, el verdadero límite. En el momento íntimo, cuando creían que lo tenían para sí mismos, él transformaba el ambiente. Las fantasías se volvían más intensas, las palabras más sombrías, y los juegos más oscuros. Les susurraba cosas que tocaban sus deseos más ocultos, cosas que ellos ni siquiera sabían que querían hasta que Taehyung las ponía frente a ellos. Y cuando estaban vulnerables, expuestos, él tomaba el control.
El resultado era siempre el mismo: quedaban desorientados, incapaces de entender qué había pasado. Taehyung se alejaba de ellos dejándolos confundidos, asustados, y profundamente humillados. A veces, algunos ni siquiera querían volver a verlo, atrapados en la extraña mezcla de atracción y miedo que él les provocaba. Era su manera de devolverles el dolor, de asegurarse de que sintieran en carne propia lo que él había sentido tantas veces.
Había algo casi liberador en ese proceso. Ya no era él el que sufría; eran ellos los que se enfrentaban al vacío, al mismo vacío que él había experimentado una y otra vez. Y en el fondo, cada vez que lo hacía, sentía que el peso de sus antiguas heridas se aligeraba un poco. Cada nueva víctima era una prueba de su control, una confirmación de que ya no era el mismo.
Pero mientras miraba las luces de la ciudad desde la ventana, Taehyung no podía evitar preguntarse:
¿cuánto tiempo podría seguir jugando a este juego sin perderse a sí mismo en el proceso?
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Rojo color SANGRE. // [ KOOKV ] Versión Implícita
Fanfic" El amor puede ser una máscara, un engaño donde la víctima no siempre sabe que está atrapada..." -Los buenos poemas siempre tienen significados ocultos, Taehyung. Solo quienes miran de cerca pueden descubrirlos .