Vuelvo a ti

Capitulo 3

El abrazo es inesperado, tanto para ti como para ella. Un torrente de emociones contenidas se libera en ese contacto físico, un silencio que habla volúmenes. El aroma de su perfume, familiar y reconfortante, inunda tus sentidos. Sientes su cuerpo rígido al principio, sorprendido por la intensidad del gesto, pero luego se relaja, respondiendo al calor de tu abrazo.

Un susurro contenido escapa de sus labios, apenas audible, pero lleno de una emoción que ha estado reprimiendo por demasiado tiempo. Es un momento íntimo, cargado de una vulnerabilidad que rara vez dejas que aflore. En ese abrazo, se condensan meses de distancia, de preocupación, de un amor silencioso pero profundo. Cuando te separas, ligeramente, hay un brillo nuevo en sus ojos, una mezcla de asombro y alivio.

El aire entre vosotros, antes denso y cargado de tensión, ahora vibra con una energía diferente, más ligera, llena de una promesa tácita. El silencio, sin embargo, persiste, un silencio cómodo y pleno de significado. Chloe, con la fuerza que la caracteriza, se aparta ligeramente del abrazo, pero deja que su mano descanse sobre la tuya durante unos segundos. La oficina, con su impersonalidad habitual, palidece frente a la intensidad del momento.

La atmósfera ha cambiado, la tensión se ha disipado. Sin embargo, la conversación aún no ha comenzado.
El silencio se prolonga, cómodo y cargado de significado. La tensión inicial se ha disipado, reemplazada por una calidez inesperada. Chloe te mira, sus ojos buscando los tuyos, una mezcla de incertidumbre y anhelo reflejada en su mirada. La oficina, con sus papeles y carpetas, parece desvanecerse en segundo plano, irrelevante frente a la intensidad del momento. Finalmente, ella rompe el silencio, su voz suave pero firme: "¿Lucifer?

¿Qué… qué haces aquí?". La pregunta, sencilla, contiene toda la complejidad de los meses que han pasado. No hay reproches, solo una pregunta honesta, una necesidad de entender. En tu interior, la respuesta resuena con la misma fuerza que el abrazo de hace instantes: la necesidad de estar con ella, de llenar el vacío que tu partida dejó a su paso. Sin embargo, las palabras no se precipitan a tus labios.

El recuerdo del vacío entre dimensiones, la orden de Dios, el misterio del caso que aun te ronda y las implicaciones sobrenaturales que lleva consigo,  se entremezclan con el anhelo de simplemente estar con ella. El tiempo parece detenerse. El destino de ambos, los asuntos pendientes, el futuro impredecible, se combinan en este momento. La posibilidad de una vida normal con Chloe, o la vida que te espera, marcada por decisiones trascendentales que involucran a Dios, el Infierno y... ella.

El simple hecho de estar ahí con ella, en este preciso instante, parece suficiente, pero la necesidad de explicar lo que ha sucedido se impone inevitablemente.
Las palabras fluyen, llenando el vacío del silencio con una honestidad que sorprende incluso a ti mismo. Observas la reacción de Chloe; sus ojos, antes llenos de incertidumbre, ahora brillan con una mezcla de alegría y alivio. La mención de tu partida, de los meses en la Tierra y los milenios en el Infierno, la conmueve profundamente. Recuerda el dolor de tu despedida, las lágrimas que no pudo contener, las palabras que confesaron un amor mutuo.

El recuerdo de tu declaración, la afirmación de que ella era tu primer amor, eclipsando la figura de Eva, la confirma en la realidad de este momento. El peso de tu sacrificio, tu decisión de volver infierno para protegerla, cobra una nueva dimensión. Ya no es solo un recuerdo, sino una prueba tangible de un amor profundo y genuino que traspasa dimensiones. La promesa de amor y felicidad que le haces resuena en el aire, disipando la última sombra de duda en sus ojos.

La atmósfera se transforma; ya no es la fría impersonalidad de una oficina de policía, sino un espacio íntimo, lleno de un cariño que ha resistido el paso del tiempo y las distancias interdimensionales. Sin embargo, el silencio entre ustedes no es el silencio de antes. Es un silencio compartido, un silencio pleno, un preludio a una conversación que promete ser larga y llena de revelaciones. Pero antes de que la conversación continúe, un golpe en la puerta interrumpe la atmósfera de intimidad.