Peligro en una noche estrellada

Mente indispuesta.

Con el cuerpo empañado en sudor, me levanto mirando inmediatamente hacia el horizonte. Era espectacular la vista que una simple azotea por encima de un callejón podía brindarme.
Escasos recuerdos del día anterior se extendieron en mi cabeza los anteriores 20 minutos; se me podía ver corriendo, y gritando sin levantar la vista... Todo era tan confuso que ya ni diferenciaba si la vista que me brindaban mis ojos hasta las montañas era real o no.
Dando largos suspiros visualicé un nuevo plan, era algo arriesgado pero era mejor que nada. Tal vez si llego al punto que tengo previsto todo mejore... Y encuentre las piezas del rompecabezas que me guiará hasta los responsables de la muerte de mis padres; todavia recordaba con claridad sus últimos lamentos... Como no recordar las últimas palabras de un moribundo. Era detestable... Detestable el hecho de ver a las personas que más amas irreconocibles, destruidas por el dolor de tan solo una persona.
El punto es que mi cabeza no deja de dar vueltas alrededor de esto, siempre en algún punto del día tengo que recordar a mis padres, y no digo que me sea molesto... Pero mirarlos de esa forma: Deshechos y muriendo no es algo que a una persona le guste tener presente.
Muevo mi cabeza tratando de despejarme, ya era suficiente tortura tener que pensar en eso, ahora venía la parte difícil: El poder seguir con vida hasta llegar con la misteriosa persona que me ha mandado mensajes, al parecer se encuentra del otro lado de las montañas y me ayudará... Si, confío en ella porque al fin y al cabo mis padres confiaban, y yo quería ser como ellos.
Un, dos, tres: Listo, me levanto y vuelvo la vista hacia atrás, esperando si alguien me había seguido hasta ahí, aunque sinceramente lo dudo, ya era muy noche y nadie estaría despierto.
Perfecto Aeryn, es hora de comenzar a actuar como todas esas guerreras de tus libros. Una pelea contra enemigos nunca vistos, me emocionaba tener una historia de novela, como todos mis personajes, pero... A la vez me aterraba y me aterraba mucho, después de todo seguía siendo una simple chica de 17 años.

El viaje apenas comenzaba y ya tenía un dolor punzante en las plantas de mis pies, era terrible que liar con un malestar recurrente en tan poco tiempo.

Un suspiro y vuelvo a la guerra como diría mi madre, asiento: Lo deseo, mis padres necesitan tener una venganza digna, ellos eran muy importantes para varias personas. En realidad su cargo debió de afectar a muchos, sin embargo no había noticias de alborotos o algo parecido, simplemente fue un momento de incógnito por averiguar a los cumpables