La mujer está apresurada, pero solo queda una persona delante de ella. Mueve su pie con inquietud, delatando sus ansias.
Finalmante, el hombre delande de ella se va con sus compras y la fila avanza. Lleva las cosas que traía en sus brazos al mostrador de la caja, desparramandolos. La cajera empieza a escanear uno por uno. Son más de treinta.
El cansancio y la desempatía se sienten densos en el aire, junto con el frío compitiendo con el calor corporal de la fila tan amargada. La gente detrás de ella no se aburre más de lo que ya está, pero alguien grita para que se apresure. Ella sigue zapateando a un compás apresurado, mientras mira y corrobora el reloj de enfrente varias veces.
Finalmente la cajera le dice cuanto es, por lo que la mujer con pelo corto despeinado empieza a buscar entre sus bolsillos para encontrar dinero, pero no lo logra.
-Si no trajo dinero es mejor que se vaya y compre después. Hay personas esperando. - Dice la cajera con un tono para nada amable.
-No se preocupe, lo encontraré en un segundo. - Se apresura a decir nerviosa.
Ya rendida al pánico, deja de entre buscar en sus bolsillos, mira a la cajera y luego a las cosas. En sus ojos, la empleada pudo notar una mirada desesperada, pero también de determinación.
-Ni lo piense. - Amenaza la mujer detrás del mostrador, pero ya era tarde.
La rubia despeinada ya estaba agarrando las cosas apresurada para hecharse a correr. La gente no hace más que gritarle.
Dejando cosas a su paso, la mujer sale de la tienda mientras que un guardia intenta perseguirla. Una escena cómica. El guardia apenas podía dar dos pasos sin caerse por su propio peso y la mujer se apresuraba en recoger las cosas que caían de sus brazos, tropesandose y tambaleando. Luego de dos cuadras, el policía se dió por vencido y la rubia doblo en una esquina, desapareciendo.
Semanas pasan y el cartel de "vetada" en la puerta de cristal de la farmacía ya se nota desteñido.
-Hija de puta. - Murmura la mujer de pelo corto mientras observa desde la otra esquina, fijando sus ojos con más blanco que razón, en la cajera.
- ¡¿Ahora qué le daré de comer?! - Dice con una voz quebradiza entre frustración y desesperanza.
- ...los restos fueron encontrados repartidos en cajas y... de distintos medicamentos... el culpable del asesinato... muestras de ADN... sin registro alguno... - Se escucha chisporrotear la radio en la tienda, ya meses después del robo.
La rubia nunca más fué vista.
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- Esta es mi primera historia, por lo menos que publico, así que agradeceria cualquier comentario crítico, ya sea de ortografía, redacción o cualquier otra sugerencia.
Espero con ansias que te haya gustado como a mi, y que obvio, también la hayas disfrutado.
También espero que te atrevas a comentarme que piensas del final, cuáles son tus conluciones ¿Qué crees que pasó?
