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Joyas de lujo, ropa de temporada, zapatos de marca, nuevo look, maquillaje recién comprado, definitivamente la vida lo estaba tratando como rey y él no iba a desaprovechar nada de eso.

Llegaron con una cantidad exorbitante de bolsas hacia el auto donde el chófer los esperaba haciendo muecas demasiado disimuladas, YeoSang casi podía escucharlo quejarse por la cantidad de bolsas que le pondrían a cargar. Cuando llegaron al vehículo, le entregaron las compras al chófer para que las pusiera dentro de la cajuela, acomodó todo con muchísimo cuidado para evitar perder el empleo y corrió hacia su asiento correspondiente cuando los hermanos Park ya estaban dentro del auto revisando sus celulares.

El joven chófer prendió la radio, suspiró y comenzó el trayecto cuando escuchó unos golpes desde los asientos de atrás.

—Quita eso, no me gusta.

La voz del Park menor sonó estruendosa en el auto, poniéndolo nervioso y buscando con la mirada que el otro hermano le pusiera un alto para evitar problemas, o su despido, que sonaba aún peor. Sus manos temblaron y no supo qué hacer, ¡Apenas llevaba tres malditos días con el trabajo! Sería humillante haber durado tan poco y por culpa de un chiquillo mimado que parecía de quince años y no de veintiuno.

—¿No me escuchaste? ¡Quita esa maldita música!

—YeoSang cálmate — por suerte, su salvación en la tierra habló con un tono calmo, observando a su hermano con un fastidio notable en la mirada. El hermano mayor comenzó a mover rápidamente los dedos por la pantalla y volvió a hablar sin mirarlo —Yo pongo la música.

Entendió la indirecta y tuvo que moverle a como sabía a ese complicado auto cuando un teléfono se conectó a la radio y enseguida las canciones que escuchaba su hija de quince años aparecieron en los altavoces.

Solo así el viaje pudo ser más ameno.

Y es que había que ser un total loco por haber aceptado trabajar directamente con los hermanos Park, un par de hermanos mimados que pertenecían a una familia de prestigio bien colocada en el comercio y la política. El padre, Park SeoJoon, era un hombre de renombre que pertenecía directamente a la política de su país, metiéndose en partidos políticos demasiado seguido y ganando dinero por montones, además de ser dueño de una empresa de licores a la que le iba muy bien por ser una marca de calidad, siendo una de las preferidas y más vendidas en la mayoría de países de Europa y Asia. SeoJoon era un hombre solitario al cual nunca se le había visto con ningún tipo de pareja en sus largos años de trayectoria en el mercado, en las campañas políticas y las fiestas de gente importante era imposible verlo con una mujer en brazos, hasta que, en enero de 2014 cuando estaba en su máximo punto de ventas, y que la imagen de su empresa se veía comprometedora para triunfar a futuro, por fin se le vió con una señorita en brazos y, para rareza de los medios, también estaba acompañado de dos chiquillos.

En abril de 2015 fue la fecha en la que se celebró la boda y se reveló la identidad de la mujer. Park JiHyo era una modelo famosa que había estado viviendo con sus hijos en Japón, ambos niños provenientes de su matrimonio anterior. JiHyo había sido famosa desde los catorce años, siendo modelo y actriz en pequeños dramas para la televisión china, se casó con un hombre cuyo nombre nadie conoce ya que ella quiso guardar su relación como privada al igual que el nacimiento de sus dos hijos. Más tarde, cuando los niños tenían 13 y 11 años, se divorció por razones desconocidas y al año se le vió en brazos de otro hombre.

Nadie indagó más allá.

Más tarde, SeoJoon adoptó ante el público a los hijos de su actual esposa como los propios, argumentando que el padre de estos era un irresponsable, mal hombre, agresivo y alcohólico al que nunca le importaron sus hijos. Y afirma que es por ello que todo su dinero, o más bien parte de este, se irá a manos de sus hijos y su esposa para que ellos tengan una vida como la de la realeza.

FLORES DE MANZANILLA/JONGSANG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora