Estrellas Rotas

Prólogo:

       
       
       
        
           
       
-En el bosque, se podía ver a un anciano, este se veía mayor de edad limpiando lo que parecía un dojo, acomodando varias espadas de maerda de manera correcta y en orden.-
 
   
  
    
   
Anciano: uf... Admito que el eltrenamiento de aquellos jóvenes estuvo intenso, ver aquel brillo en sus ojos, parecía decididos a entrenar de manera persistente... Jajaja *se ríe recordando momento de gloria* me recuerdan mucho cuando era joven, un inexperto y apenas podía sostener un simple palo... *suelta un suspiro pesado acercándose a un dibujo en la pared de una mujer* si tan solo hubiese estado a su lado tu lado aquella vez y no acobardarme. Posiblemente estarías a mi lado...
    
   
   
   
-Deja con cuidado el dibujo de nuevo en su sitio y después de limpiar el dojo, el abrigo la puerta que mostraba el cielo nocturno en su máximo aguje, mostrando miles de estrellas en el firmamento. El anciano medotaba tranquilo mirando el cielo, pesando en las razones de por que esta aquí y todo su razón de ser hasta que ocurre algo extraño, el vio varias cometas fugazes pasando a máxima velocidad, aunque no crea en los deseos de estrellas fugaz nada cuesta en intentarlo aunque sea una vez, así que alzó la voz un poco pensando en su deseo.-
    
    
    
   
Anciano: jejeje... Deseo poder resolver mi error más grande... *volvió a mirar el cielo viendo como terminaba de pasar las estrellas, así suspirando nuevamente* bueno, al menos lo intente...
   
   
   
      
-Este comenzó a caminar lentamente hasta que derrepente hubo un enorme destello blanco pasando arriba de su casa iluminando todo el lugar, el inmediatamente se puso en alerta y más al ver que el destello causó una enorme estruendo, así que decidió investigar no sin antes agarrar su espada y correr directo hacia el choque a máxima velocidad, oh bueno, lo que su cuerpo le podía.-
   
    
   
   
-El señor mayor había llegado al núcleo de la catastofre para ver que fue lo que ocurrió, cuando llegó, se quedó paralizado al ver... Era un bebé pequeño, piel blanca crema suave con cabello negro corto y sus mente fino. El hombre mayor se alejo un poco sujetando con fuerza su espada por si acaso es una emboscada pero el bebé se acerca a él sonriendole aunque torpemente, hasta que su pano había pisado un piedra pequeña, cosa que el bebé mira extraño la piedra y este por duda se lo trata de meter a la boca, pero el anciano rápidamente corre a sujetar la mano del bebé con suavidad evitando lastimarlo, el niño mira al anciano y alza sus manos para tratar de agarrarlo mientra aun tenía una gran sonris.-
    
   
   
   
El anciano: ¿pero que...? *miraba extrañado al niño* ¿de donde saliste tu pequeño... Bebé? *el bebé logra agarrar su barba y come bien a jalarlo* ¡Oye oye oye! *rápidamente aparta al bebé mirándolo de manera seria* bueno... Si no hya nadie alrededor y se ve que saliste de aquel meteorito... Pues no me queda más opción que te quedes conmigo... Tampoco soy tan despiadado para dejarte afuera en el bosque esperando a que algún monstruo te mate... Oh algo peor. *carga al bebé entre sus brazos mirándolo aún con duda* al menos debes tener un nombre, ¿no? *el bebé se ríe al seguir mirándolo* ¿Orion?... Nah... ¿Draco?... Menos... *alza al bebé a sujetandolo* helios... A partir de ahora te llamaras helios, la estrella caída del cielo...
    
  
    
    
-Este acto hizo que el bebé sonríe nuevamente feliz y aunque sea por un momento, el anciano sonreí feliz por el acto del niño y así comenzó a caminar de regreso a la casa del anciano...-
     
      
       
      
/-Time Skip, diez años después-/
   
    
     
   
-Pasaron los años, y aquel bebé ya era un joven aventurero, hablando de él, justo ahora estaba junto a la persona que considera su familia, el anciano, que ahora se identificamos como Xilla el antiguo maestro verde. Helios, desde hace tiempo fue desarrollando su carácter y mentalidad, ahora el es un niño de no menos de diez años que siempre sonríe mucho, mostrando el lado positivo aunque la situación parezca horrible y deprimente. Así ambos, maestro y alumno estaban sosteniendo con fuerza sus rosadas de madera, frente a toda la clase de Xilla cosa que helios sonríe de manera algo arrogante y juguetona.-
   
     
     
     
Helios: ¡vamos abuelo!... ¿Oh acaso tienes miedo de que te derrote~? *sostenía su espada de manera orgullosa bajando la espada apuntando hacia el suelo, mientra que su manl aun la sostenía y con la otra extendía su palma dando vueltas lentamente alrededor de su abuelo, el vestía un traje de dojo corto de color negro con líneas verdes oscuro *