Nueve.

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— Disculpa, ¿Sabes dónde está el salón 3-B?

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— Disculpa, ¿Sabes dónde está el salón 3-B?

Una dulce voz llamó la atención de Chan, que asintió, apuntando a una dirección —. Muchas gracias.

Él pelinegro asintió, siguiendo leyendo su libro, esperando a Felix. No lo veía desde el viernes donde pasó 'eso' y estaba nervioso sobre cómo el chico iba a comportarse con el. Ante todo, no quería que se comportara seco, no queria que lo ignorara y no quería que se comportara diferente.

Si el no lo iba a hacer, tampoco Felix.

— ¿Estás leyendo Demian? Es mi libro favorito.

— Es de una tarea de literatura.

— Oh — el chico frunció sus labios al mismo tiempo que se quedaba junto a Chan, y él volteó a verlo, llamando su atención.

— Disculpa, ¿Necesitas algo más?

— La verdad es que soy nuevo y no sé dónde apuntaste — mirada baja, manos juntas y postura regida. El pelinegro recordó cuando volvió a repetir año y todos se sentían atemorizados con su presencia. Cerró su libro, miró la puerta, verificando que Felix todavía no venía, y tocó el hombro de él chico, que sus ojos rápidamente se guiaron a esa mano.

— Si quieres te llevo, salón 3-B, ¿Verdad? — la sonrisa del chico, más que comenzaron a caminar fue lo que formó un silencio incómodo, y más para el pelinegro.

— ¿Y? — la voz preguntó y Chan sólo hacía pequeñas muecas con sus labios, presentando la incomodidad.

— ¿Cómo te llamas?

— Yang Jeongin, pero me dicen I.N.

— Yo soy Christopher Bang o Chan — una risita por parte de el chico, y ahora él pelinegro bajó la mirada.

Era buena socializando, sólo que no sabía que hacer junto a un chico lindo, no quería parecer un completa idiota, o no quería hacer saber eso. Relamió sus labios al mismo tiempo que seguía caminando inundado en un silencio incómodo.

Y realmente se cuestionó si así había sido una sola ocasión con Felix.

Los silencios con Felix jamás existían porque se la pasaban hablando ambos. Cuando uno no quería hablar, él otro hablaba y hablaba para hacer sentir mejor a él otro, sea contando chistes o contando anécdotas graciosas, y siempre lograban sacarse una sonrisa. Ese día no era así con Jeongin.

Llegaron hasta el nombrado salón, haciendo a Chan parar, pero el coreano sólo lo miró.

— ¿Crees que podamos comer juntos hoy en el receso? Soy nuevo y no conozco a nadie, ¿Puedo? — la boca abierta de el pelinegro señalando sorpresa, sus ojos que tenían forma de media luna bien abiertos y sus cejas alzadas hicieron a Jeongin reír, sacando otra risita nerviosa de Chan.

— Claro, no hay problema, ¿En qué salón estarás antes de receso?

— No puedo creer que hoy llegué tarde, tuve que entrar por la ventana — se quejó el castaño, y Chan solo veía los salones por los que estaban pasando, llamando la atención de su mejor amigo —

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— No puedo creer que hoy llegué tarde, tuve que entrar por la ventana — se quejó el castaño, y Chan solo veía los salones por los que estaban pasando, llamando la atención de su mejor amigo —. ¿Buscas algo?

— El salón 6-H...

— Está por allá, ¿Para qué?

— Hay un chico nuevo y lo invité a almorzar con nosotros —. Felix sonrió, asintiendo.

— Nuevos amigos, me agrada, te acompaño por el — él mayor asintió, y guardó sus manos en los bolsos de su sudadera, caminando con un Felix hablador, que solo hablaba y hablaba sobre su día, haciendo a Chan sonreír nuevamente.

— Así que entraste por la ventana.

— No me podía levantar porque me duelen las piernas, no pude caminar por todo el fin de semana — había veces en las que el menor no tenía filtro y muchas veces apenaba a él mayor, porque sin darse cuenta, muchas veces contaba cosas privadas de ellos dos.

Muchas veces Felix terminaba contando varias cosas en voz alta, llamando la atención de otras mesas, y siempre terminaba diciendo algo que incomodaba al comensal del lado, haciéndolo marchar. Cosa que ambos encontraban divertidas, y apenadas.

Apenas llegaron, una cabellera rubia saltó de alegría al divisar con sus ojos gatunos a él pelinegro, quitándose los audífonos para pararse frente a los dos chicos, que los veían con una sonrisa.

— Hola, soy Jeongin, mucho gusto — el castaño había aceptado el saludo con gusto, sonriendo, y Felix sonrió más fuerte al ver esa sonrisa, sintiendo de nuevo esas mariposas en su estómago.

— Soy Felix, el gusto es mío — volteó a ver a él pelinegro, que tenía una sonrisa estúpida, y luego lo codeó, sacándolo de su trance —. Vamos a nuestro lugar, hoy hace buen clima.

Ambos asintieron, viendo a él menor caminar lento, mientras la cabellera rubia se acercaba a Chan, sonriendo pícaro.

— Oye... A ti te gusta Felix, ¿Verdad?

— ¡No, es mi mejor amigo! ¿Por qué dices?

Abultó sus labios, entrecerrando sus ojos y alzando sus cejas, y luego rió, volviendo a susurrar —. La forma en que lo miras es como todo hombre desea ser mirado — comenzó a contar —. Sólo lo ves a él, sonríes en cuánto sonríe, y suspiras cada que él se mueve, si eso no es amor no sé qué es.

— ¿Por qué todos se dan cuenta menos ella?

Ver a Jeongin suspirar, fruncir sus labios y luego arrugar su ceño hizo a Chan repetir su acción.

— Debes decirle.

— A él le gusta alguien más.

— Dile que tienes un crush con él.

— Es más difícil de lo que crees —Jeongin rió, y luego volteó a verlo.

— Me gustas.

El sonrojo golpeó a Chan, sus mejillas sonrosadas, sus ojos bien abiertos y sus labios fruncidos, aparte de que comenzó a verificar varias veces si él menor no había escuchado las palabras de él rubio.

— Me acabas de conocer.

— Eso no me impide estar enamorado de ti, Bang Chan — el otro torció sus ojos, y luego resopló. — ¿Nunca intentaste darle celos?

— No le gusto, sería estúpido.

— No sé, juntarte más con alguien, pasar más tiempo con alguien, ya sabes... Celos en todo su resplandor.

— Esplendor — corrigió — Y no, jamás.

— Inténtalo...

Ver a Chan pensar, verlo fruncir sus labios junto con su ceño, significa que estaba pensando algo.

— Los celos son algo feo... No me gustaría-

— Vaya, llegamos — dice Jeongin sentándose a su lado, dejando a un Felix con el ceño fruncido, que se sentó frente a Chan — ¿Qué dices del poder de los celos?

— Oigan, dejen de secretearse... — un castaño haciendo un puchero fue más que suficiente para que él mayor empujara a Jeongin centímetros de el, y luego Felix sonrió, y él coreano lo miró con una sonrisa.

 — un castaño haciendo un puchero fue más que suficiente para que él mayor empujara a Jeongin centímetros de el, y luego Felix sonrió, y él coreano lo miró con una sonrisa

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 Diet Of Sex » chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora